Bebés con brazos de trapo: parálisis braquial obstétrica

Bebés con brazos de trapo: parálisis braquial obstétrica
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Hay ocasiones en que lo que se suponía que iba a ser un parto feliz acaba siendo una frustración derivada de una mala praxis médica. Aproximadamente 2 de cada 1.000 bebés sufren una Parálisis Braquial Obstétrica (PBO), un daño del plexo braquial que se produce durante el parto y que hace que el bebé tenga un “brazo de trapo”.

La distocia de hombros es la causa

La PBO suele ser el resultado de una distocia de hombros mal resuelta. Durante el expulsivo la cabeza consigue salir pero los hombros se quedan encajados en la cavidad pélvica.

El riesgo de presentar distocia de hombros aumenta cuanto más grande es el bebé, siendo de un 10% la incidencia cuando los recién nacidos pesan entre 4.000 y 4.500 g y de un 22% cuando pesan más de 4.500 g.

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Es mayor también este riesgo cuando el bebé viene de nalgas (un riesgo 5 veces mayor) y cuando la madre tiene diabetes gestacional y su bebé pesa más de 4.000 g (un 37% de estos bebés sufrirán una distocia de hombros frente al 10% comentado si la madre no padece esta enfermedad).

Si en el momento en que hay distocia de hombros se yerra en la actuación y el personal sanitario decide, simplemente, tirar de la cabeza del bebé, es muy probable que se produzca la citada lesión del plexo braquial (que son los nervios que van desde la médula al brazo).

Qué síntomas puede provocar una PBO

Al haber lesión nerviosa se produce una parálisis del brazo, se pierden los reflejos de tono y los músculos tienden a atrofiarse.

Desaparecen también la capacidad sensitiva de la extremidad y la propioceptiva (el niño no siente que el brazo sea suyo propio).

Si hay lesión de los nervios simpáticos se produce pérdida de sudoración, la piel se torna fina y lustrosa y el brazo adopta la temperatura ambiente (imaginad lo frío que puede estar un brazo a 24ºC).

En muchos casos la extremidad puede recuperarse

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Por suerte muchas PBO pueden recuperarse, aunque no es algo que se solucione de manera espontánea. Los padres de estos hijos entran en un mundo totalmente diferente al imaginado en el que deben ejercer de fisioterapeutas en casa a tiempo completo, acudir a cientos de visitas médicas, ver como tu bebé de pocos meses pasa por una intervención quirúrgica y un largo etcétera con la finalidad de rehabilitar las funciones del brazo tanto como se pueda.

Muchas veces se llega tarde

A menudo el diagnóstico llega tarde y la recuperación se dificulta e incluso se imposibilita. ¿La razón? Porque desde el Hospital no le dan la importancia que merece, porque la burocracia hace que el bebé sea visitado cuando ya es tarde, porque muchos padres se van a casa sin saber que su hijo tiene una PBO, porque muchos son erróneamente diagnosticados de fractura de clavícula,…

La fisioterapia debería empezar lo antes posible y es importante saber que algunos no mejorarán si no son intervenidos quirúrgicamente.

Por eso es vital un correcto diagnóstico y una derivación rápida a un equipo especializado que se ponga manos a la obra con la rehabilitación, la fisioterapia, el entrenamiento de los padres y las pruebas pertinentes para valorar la idoneidad de una intervención quirúrgica.

Cómo se podría evitar

En el momento en que se produce una distocia de hombros el parto queda en un momento de standby en que los profesionales deberían tratar de actuar sin prisa, pero con manos diestras.

En el momento en que se pierden los nervios porque el niño, cuya cabeza ya ha salido, no progresa, se tiende a hacer maniobras como la de Kristeller, que consiste en presionar el fondo del útero desde el exterior (muchas matronas se suben a la parte alta de la barriga para “estrujar” hacia fuera), que está prohibida en varios países y desaconsejada por la OMS o a tirar de la cabeza con fuerza produciendo este tipo de lesión (u otras de peor pronóstico).

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Lo recomendable en caso de distocia de hombros es realizar la maniobra de McRoberts, que consiste en una hiperflexión de las piernas de la mujer sobre el abdomen y libera el sacro para que el diámetro de la zona pélvica aumente. Con esta maniobra se resuelven la mayoría de casos.

Puede ayudarse con la maniobra de presión suprapúbica, en que se ejerce presión sobre el abdomen de la madre para hacer que el hombro del bebé baje un poco y se dirija de nuevo hacia el canal del parto.

Estas maniobras no están exentas de riesgos y existen otras incluso más agresivas que pueden provocar fracturas de clavícula y/o de húmero.

Uno puede pensar que es peor el remedio que la enfermedad, sin embargo, las fracturas curan sin secuelas, al contrario que la PBO, cuya evolución es más incierta.

Observando la maniobra de McRoberts se reafirma que la posición idónea para parir es estando de pie, ya que permite al cóccix desplazarse hacia atrás hasta 2 cm y a la mujer ponerse de cuclillas en el expulsivo (lo que sería la maniobra de McRoberts, pero estando de pie).

Apoyo a los padres

Para los padres recientes con bebés que padecen una PBO hay recursos en Internet que pueden ayudarles a acelerar los procesos y a entender en qué consiste la patología y qué pueden esperar. La web más representativa al respecto es Adayo – PBO (Asociación de Ayuda y Orientación – Parálisis Braquial Obstétrica).

Más información | Efisioterapia, Penthouse, Mednet
Fotos | Flickr (gregoryjameswalsh), Flickr (Jenniferschwalm)
En Bebés y más | Complicaciones en el parto (Parte I), Complicaciones en el parto (Parte II)

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