"Ha venido a enseñarnos que existen otras formas de ver y percibir el mundo": Raquel del Rosario comparte que su hijo de cinco años tiene autismo

"Ha venido a enseñarnos que existen otras formas de ver y percibir el mundo": Raquel del Rosario comparte que su hijo de cinco años tiene autismo
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En un relato a corazón abierto, la cantante Raquel del Rosario cuenta en su blog 'Planeta Particular' que su hijo Leo de cinco años tiene autismo. Habla del Trastorno del Espectro Autista (TEA) que se le diagnosticó al pequeño, cómo lo descubrieron y el alivio que sintió al saber que su hijo recibiría ayuda especializada.

La cantante tiene dos hijos con el fotógrafo gallego Pedro Castro con quien vive en Los Ángeles desde hace años. Leo, es el mayor, y el pequeño se llama Mael y tiene tres años.

"El niño Hada"

La cantante comienza diciendo que "siempre he dejado entrever que es un niño diferente", un "niño Hada", como ella lo llama. Y continúa hablando del camino que recorrieron los primeros años del pequeño, cuando comenzaba a descubrir el mundo y veían que no hacía lo mismo que otros niños.

"Leo no dijo ni una palabra hasta casi los cuatro años. Si, ese primer “mami” se hizo mucho de rogar. Desde los dos años supe que Leo era diferente, le encantaba tumbarse bocarriba largos ratos ensimismado, parecía estar viendo una película en el techo, a veces sonreía y parecía interactuar con algo. Me encantaba observarle, me imaginaba un montón de colores y seres mágicos a su alrededor jugando con él. A día de hoy, daría lo que fuera por estar unos minutos en su cabeza e intentar comprender su visión del mundo".

"El pediatra no nos alarmó, los niños bilingües suelen tardar más en hablar y no había nada preocupante en su comportamiento más allá de que “estaba un poco en su mundo”, los diagnósticos a edades tan tempranas son muy complejos, ya que muchos niños se desarrollan a ritmos diferentes. Le hicimos toda clase de pruebas auditivas para descartar algún nivel de sordera que pudiera estar condicionado el desarrollo del lenguaje, pero todo estaba bien".

Una sensación de alivio

Cuando llegó el momento de escolarizarlo, les sugirieron "un colegio específico y una valoración más exhaustiva", y detalla el momento en que les dieron el diagnóstico:

"Aún recuerdo el día que nos sentaron a Pedro y a mi para darnos los resultados, en medio de un ambiente dramático, con tono muy suave y unas palabras elegidas meticulosamente, nos dijeron que creían que lo mejor para Leo era entrar en el programa de niños con TEA (trastorno del espectro autista)".

"Al contrario de la reacción que ellos esperaban (lágrimas, negación, enfado… ), yo sentí una sensación de alivio enorme. No porque alguien le hubiese puesto un nombre a lo que le pasaba a Leo, una “etiqueta médica”, sino porque supe que iba a empezar a trabajar con gente especializada y, sobre todo, que iba a relacionarse con niños que veían el mundo de una forma similar a como él lo hacía".

Gracias a ello, se pueden ver pequeños progresos:

"El programa del colegio ha sido clave para Leo. Recuerdo cuando la logopeda, en la primera semana de clase me dijo que estaba segura de que Leo iba a hablar y yo la miré incrédula. Ahora tiene un vocabulario amplio, aunque le cueste ordenar frases y no mezclar el inglés con el español, y cada día me sorprende con algún progresito que, por pequeño que sea, para mi es un mundo".

Raquel describe cómo es su hijo y el comportamiento que tiene con las demás personas:

"Leo es un niño risueño, cariñoso, le encanta la naturaleza, cantar y montarse películas con sus juguetes.Puede trepar un árbol con la agilidad y precisión de un mono o hacerse un sandwich sin manchar nada en la cocina. Tiene una memoria fotográfica increíble y es estrictamente selectivo con las personas, a veces viene alguien a casa y lo ignora por completo, y otras, se acerca a una persona desconocida por la calle para saludarla, darle un abrazo o colocar la manita en su cara unos segundos".

Los momentos más difíciles

Raquel confiesa que una de las cosas más difíciles para ella como madre es "no poder dialogar, razonar o comunicarme con él de la manera que me gustaría", así como "entender que Leo ha venido a hacer las cosas de otra manera, lo cual me produce una pérdida de control absoluta".

"A veces me siento desbordada, pidiendo perdón a dos de cada tres madres en el parque porque Leo no entiende de turnos, de que los juguetes tienen dueño y las cestas de picnic también. Soportando miradas y comentarios porque simplemente parece un niño maleducado que se frustra y patalea si le dices que no puede hacer algo. Sintiendo penita de esos niños que se le acercan y le dicen “Hola, ¿cómo te llamas? ¿jugamos juntos?”, y Leo a lo suyo, como quien oye llover", explica.

Sobre el autismo

En su texto, Raquel del Rosario ha querido echar por tierra los mitos más frecuentes sobre el autismo, un trastorno cuya incidencia ha aumentado de 1 caso de cada 2500 a principio de los años 90, a 1 de cada 88 en la actualidad, según la OMS.

"Cuando escuchamos la palabra 'autismo' (al igual que me pasaba a mi antes de hacer mi 'doctorado particular'), todos pensamos en niños que no se sienten cómodos con más gente, que gritan en lugares públicos porque se agobian, que se valen de la agresividad para mitigar su frustración, que hacen gestos repetitivos para calmarse, que son hipersensibles a los ruidos… Y claro, nada de esto le sucede a Leo", añade su madre.

Y acaba con una preciosa reflexión:

"Y ésta es la historia del niño hada, el niño que ha venido a enseñarnos que el lenguaje del amor no entiende de palabras ni de idiomas, que existen otras formas de ver y percibir el mundo, que a menudo hay que soltar el control de las cosas para dejarlas ser, a su manera, y abrazarlas así, del modo que nos han sido dadas, agradecidos, y solo entonces descubrir el regalo que envuelven. Porque él no me eligió por casualidad.

Tras abrir su corazón, la cantante publicó unas palabras en sus redes sociales, agradeciendo el cariño recibido de sus seguidores y la satisfacción de sentirse arropada.

Foto | GTres

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