Cómo ayudar a los niños pequeños a gestionar sus emociones y su comportamiento durante la pandemia

Cómo ayudar a los niños pequeños a gestionar sus emociones y su comportamiento durante la pandemia
Sin comentarios

Gobiernos de todo el mundo están pidiendo a sus ciudadanos que eviten realizar actividades fuera de casa y encontrarse con otras personas para salvar vidas, algo que podría tratarse del mayor esfuerzo internacional hasta la fecha para que hagamos uso del autocontrol a la hora de controlar nuestros deseos e impulsos.

Para lograrlo, debemos hacer caso omiso a nuestras ganas de salir y disfrutar del sol, de ir de compras o de bares, e incluso de ver a nuestros seres queridos.

Por supuesto, se trata de algo difícil para los más pequeños, quienes ya no pueden disfrutar de muchas de sus actividades favoritas y pueden verse confundidos por algunas contradicciones, como el hecho de que puedan pasar tiempo con su familia, pero no con sus amigos.

Sin embargo, existen formas para que los padres ayuden a sus hijos a controlar sus emociones y sus comportamientos, así como a poner en práctica el autocontrol.

¿Por qué los niños tienen que aprender a autocontrolarse?

La fuerza de voluntad siempre ha tenido un papel importante en nuestras vidas, puesto que nos ayuda a controlar nuestro comportamiento, nuestras emociones y nuestras interacciones, así como a la hora de evitar distracciones y otras tentaciones.

La falta de autocontrol hace que nuestras decisiones y nuestros comportamientos estén peor planificados o incluso puedan ser arriesgados o inapropiados en determinadas situaciones, a menudo con resultados indeseables.

Incluso en los primeros años de vida, la capacidad de autocontrol es algo importante. Los niños en edad de preescolar que tienen una mayor fuerza de voluntad suelen estar mejor preparados para la educación y la vida en general. Tienden a:

  • tener mejores resultados académicos
  • tomar menos decisiones arriesgadas durante la adolescencia
  • y contar con mejor salud, mejor situación económica y ser más productivos de adultos.

¿Qué podemos hacer para ayudar a los niños a autocontrolarse, especialmente durante esta pandemia, si su capacidad de autocontrol parece estar bajo presión?

El autocontrol necesita por lo menos tres cosas: seleccionar un objetivo, resolver problemas y mejorar la motivación, y superar las distracciones y los impulsos.

1. Seleccionar un objetivo

El autocontrol se basa en objetivos, lo que significa que los niños tienen que decidir ante todo comportarse de una manera en concreto.

Si un niño no se da cuenta (o se olvida) de que en su familia existe la costumbre de esperar a que todo el mundo se siente en la mesa antes de empezar a comer, comer antes de que se siente todo el mundo podría parecer una falta de autocontrol. Sin embargo, se trata de algo que nunca ha sido un objetivo para el niño.

Tenemos que hacer que los niños piensen y tomen decisiones en cuanto a objetivos, reconociendo a su vez que los planes pueden cambiar y que muchas veces hay que adaptarse.

Los adultos pueden ayudar a los niños a pensar en objetivos, ya sea dándoles la oportunidad de estar al mando y tomar decisiones, así como animándoles a establecer planes, estrategias y procedimientos sencillos para lograr objetivos.

Puede ser algo tan sencillo como pedirle a los niños que decidan a qué quieren jugar (como construir una casa de juguete) y planificar dónde les gustaría jugar (en la habitación), con quién (mamá, papá, un hermano) y qué materiales necesitan (una caja de cartón, cojines...).

2. Resolución de problemas y motivación

Incluso cuando se haya establecido un objetivo, muchas veces el camino a seguir para lograrlo no está del todo claro. Los niños se encontrarán con muchas distracciones y otras oportunidades por el camino, así que necesitan contar con estrategias efectivas de resolución de problemas y motivación.

Para poder resolver problemas de manera efectiva, los niños necesitan comprender que existen varias formas de conseguir las cosas, lo que requiere pensamiento creativo y crítico, flexibilidad y perseverancia.

Los adultos podemos potenciar estas habilidades de varias formas:

  • involucrando a los niños en lluvias de ideas, como puede ser imaginar un final alternativo para una historia que ya conocemos: Peter Pan pierde su sombra
  • utilizando preguntas abiertas y planteando problemas simples: "¿Cómo podemos capturar nuestra propia sombra? ¿Qué nos haría falta?"
  • potenciando la reflexión: "Me pregunto por qué no vemos sombras en el suelo por la noche".

Animar a los más pequeños a no rendirse cuando se enfrentan a un problema significa interpretar las pistas que nos dan, validar sus esfuerzos, apoyar sus ideas y animarles a que piensen en alternativas creativas.

3. Superar las distracciones y los impulsos

Los niños necesitan ser capaces de superar aquellas distracciones e impulsos que vayan en contra de sus objetivos.

Como en muchas otras cosas, pueden mejorar su capacidad de autocontrol de forma simple y jugando.

Un juego que se practica en todo el mundo es el de las estatuas: los niños bailan al son de la música y cuando se para todos tienen que quedarse quietos como estatuas.

El juego de las estatuas les permite a los niños aprender a controlar los impulsos de seguir bailando. Shutterstock

Sin embargo, lo que muchas veces pasa en este juego es que los niños que no pueden o no se detienen siguen bailando o se quedan "fuera", haciendo que aquellos que probablemente más se pudieran beneficiar del juego sean los que menos oportunidades tengan de practicarlo.

Si un niño no se queda quieto cuando se detiene la música, prueba a hacer que la siguiente ronda la hagan sentados, haciendo que no puedan usar las piernas. Si lo consiguen, la siguiente ronda se vuelven a poner de pie.

Si a los niños se les da bien el juego, puedes probar a cambiar las tornas: bailar cuando no haya música y quedarse quieto cuando la música suene.

Es una oportunidad para que los niños aprendan a controlar sus impulsos (en este caso, el impulso de seguir bailando cuando las reglas establecen que hay que quedarse quietos) y es un reto con un nivel asequible.

Para los padres supone una forma peculiar de analizar la habilidad de los más pequeños a la hora de controlar su comportamiento y dónde podrían necesitar ayuda complementaria.

¿Qué otras cosas deberías tener en cuenta?

gestionar-emociones

Cosas como el estrés, la fatiga, el hambre, el miedo, la tristeza y la soledad pueden hacer que los niños vean reducidas sus opciones para aprender las técnicas de autocontrol. Los padres deberían intentar minimizar estos factores en vez de hacer que los niños dependan de su autocontrol.

En los tiempos que corren, podemos asegurarnos de que los niños llevan su autocontrol de la mejor forma posible si reducimos exigencias innecesarias, nos aseguramos de que sus rutinas no están sobrecargadas y somos pacientes y realistas a la hora de marcarles responsabilidades.

Por último, ya seamos conscientes de ello o no, los niños suelen imitar la forma en la que actuamos y respondemos. Como adultos, también es importante reflexionar sobre nuestro propio comportamiento: si tiramos la toalla cuando nos llega un nuevo reto, si gritamos cuando nos frustramos, si nos ponemos a la defensiva ante la falta de recursos o si dejamos a un lado nuestras necesidades para ayudar a los que más lo necesitan.

La forma en la que actuamos ante esta nueva vida durante la pandemia marcará un ejemplo para las generaciones más jóvenes y sin duda aprenderán de nuestras acciones.

Autores:

Cathrine Neilsen-Hewett: Profesora asociada en Educación Infantil, Early Start y School of Education, Universidad de Wollongong.

Steven Howard: Profesor Asociado, Desarrollo Infantil, Universidad de Wollongong

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

Traducido por Silvestre Urbón

Fotos | iStockphoto y Shutterstock

Temas
Comentarios cerrados
Inicio