Coronavirus: cinco consejos para controlar el tiempo que los niños pasan ante las pantallas durante el distanciamiento social

Coronavirus: cinco consejos para controlar el tiempo que los niños pasan ante las pantallas durante el distanciamiento social
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Podemos afirmar que durante esta pandemia las rutinas familiares previas a la llegada de la COVID-19 se han visto alteradas o incluso cambiadas por completo: guarderías y escuelas cerradas, padres trabajando desde casa y familias obligadas a guardar las distancias sin dejar que los niños jueguen con sus amigos.

Es lógico que tanto niños como adultos estén utilizando dispositivos electrónicos (televisión, móviles, tabletas y videojuegos) más de lo normal, incluso excediendo los límites recomendados de una hora diaria en niños de 2 a 5 años o nada de pantallas en niños menores de 18 meses (con la excepción de las videollamadas).

Como psicólogas e investigadoras en el uso de las pantallas de los dispositivos, recibimos preguntas de padres sobre cómo controlar el tiempo que pasan frente a las pantallas durante esta situación sin precedentes. Entre las preguntas se incluyen algunas como cuánto tiempo con los dispositivos es demasiado o si dicho tiempo puede ser beneficioso en algunos casos. A continuación proporcionamos datos de investigaciones y recomendaciones sobre cómo pueden usar mejor los dispositivos los niños durante la pandemia de la COVID-19.

1. Opta por contenidos educativos de calidad

El uso de los dispositivos puede beneficiar a los niños mayores de dos años, siempre y cuando el contenido sea el adecuado. En nuestra investigación descubrimos que los programas desarrollados con fines educativos, como Barrio Sésamo pueden tener efectos positivos, aunque sean mínimos, en las habilidades lingüísticas de los niños.

Los programas de mayor calidad son más propensos a ajustar sus contenidos a las necesidades de los más pequeños con argumentos coherentes y adaptando el programa a su nivel de desarrollo. Los programas educativos suelen enumerar los objetos y les hablan directamente a los niños, lo que puede ser de ayuda a la hora de aprender nuevas palabras y sonidos.

Según la ciencia, los niños menores de dos años apenas aprenden nada de las pantallas, incluso cuando los contenidos son educativos. Por eso lo más recomendable podría ser limitar su uso en los más pequeños a las videollamadas con familiares y amigos o a pequeños intervalos (de 10 a 15 minutos).

2. Usad los dispositivos juntos

Existen pruebas que demuestran que cuando los niños y sus cuidadores ven algo en un dispositivo juntos los niños tienen más posibilidades de aprender nuevas palabras. Varias investigaciones han demostrado que los padres pueden ayudar a sus hijos si usan los dispositivos con ellos, dirigiendo la atención de los niños a contenidos particulares, hablando sobre lo que aparece en la pantalla y reforzando lo que han aprendido contextualizándolo en torno a las actividades diarias del niño (p. ej. "¡Es un camión azul!").

Esto significa que en la medida de lo posible deberías acompañar a tus hijos a la hora de usar los dispositivos: cuéntales lo que estás viendo en la pantalla y haz que los niños reflexionen sobre lo que están viendo a través de preguntas abiertas (p. ej. "¿Qué le ha pasado hoy al personaje X?", "El personaje X está triste, ¿Por qué crees que está triste?") o describiendo lo que aparece en la pantalla ("¡Dora lleva una mochila y Botas es azul!").

Las videollamadas con los seres queridos son una forma sana para los niños de usar los dispositivos electrónicos.

3. El uso de los dispositivos para el contacto humano

Según las recomendaciones de los pediatras, las videollamadas a familiares y amigos también están recomendadas para los más pequeños, puesto que la conexión social es importante y las videollamadas son una forma saludable de usar los dispositivos electrónicos.

Durante la pandemia de la COVID-19 es importante mantener el contacto con familiares, vecinos, compañeros de colegio y amigos y en las videollamadas puedes pedirle a la otra persona que interactúe con tu hijo cantando, bailando o contando una historia.

También puedes unirte al movimiento del caremongering, o los actos solidarios en tiempos del coronavirus, y hacer que tu hijo participe en actividades sociales en tu vecindario manteniendo la distancia de seguridad (como puede ser una búsqueda del tesoro en el barrio desde la ventana).

4. Compensa el tiempo de los dispositivos con otras actividades

Sabemos que los niños aprenden mejor cuando interactúan o conversan con sus padres, hermanos y abuelos. Estos "intercambios" entre padres e hijos son la base para su desarrollo cerebral y durante la pandemia puedes intentar establecer actividades que no impliquen dispositivos electrónicos y que fomenten esas interacciones que les ayudan a desarrollar su capacidad intelectual y física.

Si bien algunos padres pueden ser más laxos en tiempos del coronavirus, no queremos que dejen atrás las normas preestablecidas. Existen pruebas, especialmente en las primeras fases del desarrollo del niño, que demuestran que un uso excesivo de los dispositivos electrónicos está relacionado con un mal desarrollo del cerebro e incluso retrasos a la hora de mostrar signos de desarrollo personal (como puede ser aprender a andar, a hablar o a escribir). Sin embargo, estos resultados se basan en niños con hábitos en el uso de dispositivos que van más allá de unas pocas semanas de distanciamiento social.

Crea un horario que compense el tiempo ante las pantallas con el tiempo en familia sin dispositivos.

Una buena idea podría ser establecer un horario para las actividades online y las actividades en familia, como pueden ser actividades físicas, dormir, comer sano, aprendizaje y tiempo sin dispositivos. En su conjunto, estas actividades pueden ayudar a los niños a mantener su salud mental y física. El uso de los dispositivos antes de dormir también puede afectar a la calidad y la duración del sueño, así que cuando planifiques el horario intenta reservar la última hora del día para actividades que no impliquen los dispositivos (un juego de mesa o tiempo de lectura, por ejemplo).

5. Buenos hábitos en el uso de dispositivos

Todos estamos siendo bombardeados con noticias y mensajes en las redes sociales relacionados con la COVID-19 y es fácil vernos inmersos en una espiral de contenido digital sin darnos cuenta de todo el tiempo que pasamos delante de los dispositivos. A pesar del deseo estar al día sobre lo que está pasando, es importante controlar nuestro consumo de los medios de comunicación, puesto que pueden influir en los niveles que los niños hacen de los dispositivos e interrumpir esas interacciones humanas de intercambio de información tan importantes.

Podemos servir de modelo a los niños si mostramos unos hábitos saludables en el uso de los dispositivos, ya sea haciendo pausas o dando preferencia a las actividades que no involucren los dispositivos (como leer, cocinar, comer o hacer ejercicio).

Por último, aunque los padres deberían hablar con los niños sobre el coronavirus, es importante evitar que los niños estén expuestos a las noticias relacionadas con el virus, puesto que se ha demostrado que las noticias alarmantes aumentan los niveles de estrés en los niños.

La pandemia del coronavirus acabará llegando a su fin, pero es importante que ayudemos a los más pequeños a usar los dispositivos de la mejor forma posible durante estos tiempos de incertidumbre.

Recursos en línea (en inglés)

Los padres pueden visitar recursos en línea como Common Sense Media, Media Smarts o PBS for Parents. Se trata de fuentes de confianza con contenido apropiado según la edad y recursos para los niños.

Common sense media cuenta con una lista de actividades en línea educativas y gratuitas para que los niños hagan en casa durante el coronavirus.

Autoras:

Brae Anne McArthur: Investigadora Postdoctoral, Laboratorio de Desarrollo Infantil, Universidad de Calgary

Sheri Madigan: Profesora Asociado, Cátedra de Investigación de Canadá en Desarrollo Infantil, Centro Owerko en el Instituto de Investigación del Hospital de Niños de Alberta, Universidad de Calgary

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

Traducido por Silvestre Urbón

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