Los bebés asocian compartir saliva con tener un vínculo afectivo estrecho

Los bebés asocian compartir saliva con tener un vínculo afectivo estrecho
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Esos bocados babosos, sus besos húmedos, compartir comida o meternos los dedos en la boca son simples gestos de nuestros bebés que esconde detrás mucho más de lo que parece a simple vista. Tiene que ver con cómo establecen sus vínculos afectivos estrechos con otras personas.

Neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han identificado una señal específica que los bebés y los niños pequeños usan para determinar si dos personas tienen una relación sólida y una obligación de ayudarse mutuamente: si esas dos personas se besan, comparten comida o tienen otras interacciones que implican compartir saliva.

Compartir comida, dar besos, chupar o cualquier acercamiento con el adulto en el que comparta saliva implica establecer un vínculo estrecho.

Saliva y vínculos afectivos estrechos

Los niños captan las señales sociales y puede asociar que entre dos personas que se besan hay un vínculo afectivo, y no es extraño que ellos hagan los mismo.

Las personas comparten utensilios de comida, se besan o interaccionan de otras formas que implican compartir la saliva, recuerdan los autores del estudio, de la Universidad de Harvard y del MIT de Estados Unidos.

"Hemos encontrado que bebés, niños pequeños y niños más mayores infieren que los que comparten saliva (y no los que tienen otras interacciones positivas como jugar con el mismo juguete) tienen una relación especial", aseguran.

Los investigadores demostraron en el estudio publicado en Science que los bebés esperan que las personas que comparten saliva se ayuden entre sí cuando una persona está angustiada, mucho más que cuando las personas comparten juguetes o interactúan de otras maneras que no involucran el intercambio de saliva.

Los hallazgos sugieren que los bebés pueden usar estas señales para tratar de descubrir quién a su alrededor es más probable que les ofrezca ayuda, dicen los investigadores.

“Los bebés no saben de antemano qué relaciones son las más cercanas y moralmente vinculantes, por lo que deben tener alguna forma de aprender esto observando lo que sucede a su alrededor”, dice Rebecca Saxe, autora principal del nuevo estudio.

Otros señalan que la saliva no sería la única pista, ya que compartir la cama y el contacto físico íntimo probablemente también jueguen un papel importante.

Babas y confianza

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Para realizar el estudio, los investigadores recurrieron a experimentos de personas interactuando con muñecos y observaron cómo reaccionaban los bebés (8,5 a 10 meses) y los niños pequeños (16,5 a 18,5 meses). 

Se les enseñaron escenas en las que las personas interactuaban con los muñecos compartiendo comida, juguetes y realizando acciones como meterse un dedo en la boca y luego en la boca de un muñeco.

El equipo del MIT descubrió que era más probable que los bebés miraran a quien había compartido comida con el títere, en lugar de a quien había compartido un juguete, cuando el títere estaba angustiado.

Los hallazgos sugieren que compartir saliva es probablemente una señal importante que ayuda a los bebés a aprender sobre sus propias relaciones sociales y las de las personas que los rodean, dicen los investigadores.

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