Arreglos florales: una actividad Montessori con grandes beneficios para los niños

Hacer arreglos florales es una de las actividades del área de 'vida práctica' del Método Montessori que más gusta a los niños. Con ella no solo se divierten y aprenden, sino que además ponen en práctica una serie de habilidades imprescindibles para su desarrollo.

Te explicamos en qué consiste esta actividad y cómo puedes ponerla en práctica con tu peque.

Arreglos florales: ¿en qué consiste y cómo preparar esta actividad?

Los arreglos florales son composiciones decorativas hechas con flores, ramas o plantas que podemos colocar en un jarrón o atar con una lazada. También es posible embellecer nuestro centro floral con otros elementos de la naturaleza como piedras, hojas secas, piñas o frutos.

Si tenemos en casa un jardín o terraza con plantas, bastará con que el niño seleccione las flores que más le gustan para hacer su arreglo. Pero si no es el caso, podemos preparar maravillosos arreglos florales con elementos recogidos en la naturaleza, tras una excursión al campo o a la montaña.

Para que el niño pueda realizar con éxito esta actividad Montessori debemos poner a su alcance las siguientes herramientas:

  • Un delantal preferiblemente impermeable, para evitar que se moje la ropa cuando trabaje con agua.
  • Tijeras normales, de poda o pequeñas tenazas para cortar las ramas (siempre y cuando el niño sepa utilizarlas).
  • Un jarrón o centro donde colocar las flores.
  • Una jarra con agua.
  • Un embudo (para traspasar el agua de la jarra al jarrón donde colocaremos las flores)
  • Un trapo suave para limpiar la superficie de las hojas.
  • Utensilios de limpieza como una esponja, una bayeta, un cepillo de barrer y un recogedor.

Colocaremos todos los materiales en una bandeja que situaremos a la vista del niño, para que pueda ir eligiendo en cada momento la herramienta que necesita.

¿A partir de qué edad está recomendada y qué tener en cuenta antes de empezar?

Esta actividad Montessori es una de las primeras que pueden realizar los niños, pues está recomendada a partir de los 18 meses. Resuelta especialmente recomendable para la edad preescolar, aunque más allá de los seis años continua siendo una actividad divertida, entretenida y con grandes beneficios.

No obstante, hemos de tener en cuenta la edad y desarrollo del niño a la hora de utilizar tijeras o pequeñas tenazas de poda, pues su uso requiere de fuerza, motricidad y precisión. Si el peque no estuviera aún preparado para utilizar estas herramientas podemos realizar otro tipo de arreglos florales que no requiera cortar tallos o ramas.

También existen kit de jardinería seguros para los niños, así como tijeras adaptadas para los más pequeños, que si bien no suelen cortar materiales duros, sí podrían utilizarse para flores y ramas de tallo fino.

¿Cómo enseñar a los niños a hacer arreglos florales?

Para enseñar al niño esta actividad debemos hacerla nosotros primero, animándole a prestar atención y fijarse bien en todos los pasos. Nuestros movimientos deben ser lentos y precisos, seguir una secuencia lógica y subsanar los errores ayudándonos de las herramientas de las que disponemos.

Una vez hayamos completado la actividad es el turno del niño. En el método Montessori el adulto es un guía que acompaña de forma respetuosa sin interferir en el aprendizaje. En este sentido, debemos permitir que el peque tome sus propias decisiones y se equivoque, sin corregirle o manipular lo que hace.

Beneficios para el niño de hacer arreglos florales

Fomenta su autonomía. Los niños desean participar de forma activa en la vida familiar, estar al lado de sus padres, sentirse válidos y aportar con su contribución. Todo ello impacta de forma positiva en su autoestima, autoconfianza e independencia.

Contribuye al desarrollo de la psicomotricidad fina. Cortar con tijeras, hacer trasvases de agua, arrancar hojas secas, limpiar las hojas con un paño, meter las ramas en el jarrón... Todas estas actividades requieren de la máxima precisión, coordinación y fuerza de todos los músculos de las manos y dedos, además de favorecer la coordinación óculo-manual, la estimulación visual o entrenar la pinza, entre otros muchos aspectos.

Aprendizaje vivencial y experimental. Realizar arreglos florales de forma autónoma potencia el aprendizaje de los niños desde un punto de vista vivencial y experimental. Los peques aprenden a desarrollar la lógica, la iniciativa, la toma de decisiones y la resolución de conflictos mediante la práctica de ensayo-error.

Se trabaja el orden mental. Esta actividad implica poner en marcha una secuencia de actividades que fomentan el orden mental y la lógica. Primero, observar, después seleccionar, cortar, arreglar la rama (cortar espinas, quitar hojas secas, limpiar las hojas...) y por último disponerla en el recipiente.

Atención plena y control de la fuerza. El niño enseguida se da cuenta de que esta actividad requiere actuar con atención y suma delicadeza (las flores son frágiles), por lo que tiene que aprender a controlar la fuerza de sus manos así como a poner todos sus sentidos en lo que está haciendo.

Conecta al niño con la naturaleza. La conexión con la naturaleza está especialmente latente durante la infancia. Los niños son muy felices en contacto con la naturaleza, disfrutan del juego al aire libre, de la experimentación natural y del aprendizaje que conlleva, y sobre todo disfrutan admirando la belleza que les rodea. Por ello, métodos educativos como Montessori abogan por el contacto con la naturaleza y el uso de materiales naturales para estimular el aprendizaje en la infancia.

Estimula sus sentidos. Trabajar con flores y elementos de la naturaleza es toda una experiencia multisensorial. Los diferentes olores que desprenden, sus texturas, formas y colores contribuyen a estimular especialmente la vista, el olfato y el tacto. 

El niño aprende a apreciar la belleza natural, la estética, el orden y la armonía visual.

Fomenta el desarrollo social del niño y el lenguaje. Hacer arreglos florales con nuestros hijos fortalece nuestro vínculo y sus habilidades comunicativas, además de potenciar el trabajo cooperativo, que es el que hacemos juntos para obtener un bien común.

Mejora el estado de ánimo. Son varios los estudios que relacionan el vivir o estar rodeado de espacios naturales y plantas con una mejora en el estado anímico y una reducción del estrés y la ansiedad. Por otro lado, hacer arreglos florales es una actividad muy divertida para los niños y al ponerla en práctica estarán liberando endorfinas que les proporcionan felicidad y bienestar, contribuyendo con todo ello a su correcto desarrollo cerebral.

Foto de portada | cottonbro studio Pexels 

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