Personalidad del niño: cómo se va configurando y qué peso tienen ambiente y genética

La personalidad incluye todas aquellas características que nos identifican como individuos, y que son de carácter psíquico, por lo que tienen una marcada influencia en la manera en la que procesamos nuestras emociones, pensamientos y conductas.

Los bebés, cuando son muy pequeños, no se reconocen a sí mismos como personas independientes y ajenas a mamá. No es hasta alrededor de los ocho meses de edad, cuando se comienzan a percibir como personas independientes de sus madres.

Este proceso se comienza a consolidar cerca de los dos años, momento en el cual se puede hablar de que empieza la configuración de la personalidad del niño, cuando se comprende como individuo y comienza a crearse un concepto de sí mismo, influenciado por sus experiencias e interacciones con otros.

Sin embargo, hay matices en la nomenclatura; una cosa es la personalidad (ya formada, cuando los niños son mayores), y otra es el temperamento (durante los primeros años de vida; el temperamento es mucho más biológico que la personalidad). Hablamos de cómo se construye la personalidad del niño y del peso que tiene la genética y el ambiente.

“La autoimagen es la clave de la personalidad y del comportamiento humano. Cambiar la imagen de uno mismo es cambiar la personalidad y el comportamiento”.
-Maxwell Maltz-

Personalidad del niño: cómo se va configurando y qué peso tienen ambiente y genética

A día de hoy, los estudios aún no se han puesto de acuerdo al 100% en cuanto al % de la genética y el % del ambiente en la configuración de la personalidad, aunque sí hablan de cifras aproximadas; así, aproximadamente, el 50% depende de lo que vivimos (experiencias y ambiente), y el otro 50%, de nuestra base biológica.

Y es que la configuración de la personalidad no es un proceso inmediato y sistemático, pues se trata de un desarrollo que se va dando a lo largo del tiempo en el que influyen muchos factores, por lo que resulta equivocado aseverar que la personalidad es una entidad cuyo origen se debe a un solo ámbito.

Entonces lo más acertado sería establecer que la personalidad y su desarrollo responden a la cualidad de la persona como un ser biopsicosocial en el que interactúan diversas instancias, influenciándose entre sí.

La personalidad depende, aproximadamente, del 50% del ambiente y del 50% de la genética, aunque las cifras no son exactas y no hay unanimidad en este sentido.

La carga genética y la biología

Partiendo desde este enfoque podemos encontrar que existen factores inherentes a la biología del niño, es decir, sus cromosomas y toda su carga genética que influye en cómo será su personalidad.

Cómo el niño interpreta la realidad

Aunado a esto se encuentran los aspectos psicológicos, que se refieren a los pensamientos y emociones propias del niño, además de la percepción que pueda tener este acerca de los acontecimientos que vive.

Aquí podemos incluir además el tipo de apego que el niño haya desarrollado con sus cuidadores y que, en gran medida, determinará su personalidad.

“La variedad de personalidades individuales es la mayor fortuna del mundo”.
-Julian Huxley-

Los factores sociales y las interacciones

También se encuentran los factores sociales, que engloban todos los tipos de interacciones con otras personas, el ambiente en el que crecen los niños (a nivel físico, emocional, mental, etc.), la educación recibida y el estilo de crianza, etc.

Autoconcepto y autoestima: imprescindibles en la personalidad

Por otro lado, el autoconcepto y la autoestima son también elementos importantes para el desarrollo de la personalidad, llegando a determinar en gran medida cómo será, se sentirá, pensará y se comportará a futuro el niño, por lo que hay que prestarles especial atención y como padres, promover un autoconcepto sano y una buena autoestima.

La autoestima y el autoconcepto también se relacionan con la personalidad, e influyen en ella.

El ambiente y la personalidad

El lugar donde crece un niño, es decir, una parte de su ambiente, influye en su personalidad. Con esto nos referimos no solo a su entorno cercano como la familia, sino también a los amigos e incluso su colegio y cualquier otro espacio en el que pase tiempo, como clubes, prácticas deportivas, entre otros.

El ambiente tiene una gran influencia en el desarrollo de la personalidad e individualidad de cada niño, teniendo una gran cuota de responsabilidad en ello. Estamos hablando entonces de diferentes instancias a las que llamaremos ambientes.

Diferentes tipos de ambiente

Entre estas se encuentran, como hemos mencionado, el ambiente en su cualidad física, es decir, quienes rodean al niño (principalmente mamá y papá) y se encargan de él; el ambiente emocional, refiriéndonos a la contención y seguridad que se le da al niño; el ambiente mental, que son los pensamientos, y el ambiente social que se refiere a la interacción con terceros.

En este sentido, es importante resaltar también la valía que tiene la moral en el desarrollo de la personalidad de los niños, así como también las creencias que son transmitidas por los demás familiares y que pueden ser altamente influyentes.

“El conocimiento de nuestro pasado es esencial para el establecimiento de nuestra personalidad y nuestra identidad”.
-Haile Selassie-
Hay cuatro tipos de ambientes que influyen en el desarrollo de la personalidad: el físico, el emocional, el mental y el social.

El peso de la genética en la personalidad

Existe un componente muy importante que determina hasta cierto punto la personalidad del niño: la genética. Se trata de todas aquellas cualidades hereditarias que obtienen de su padre y su madre, y que pueden ser altamente influyentes en su desarrollo.

Este tipo de características son innatas, es decir, los niños nacen con ellas y no se pueden cambiar. Predisponen en cierta medida la personalidad del niño, y entre estas podemos mencionar el temperamento, que juega un papel primordial en la motivación que se tiene e incluso puede predisponer a los diferentes estados emocionales.

Algunos niños pueden presentar tendencias a desarrollar una personalidad similar a mamá o papá, e incluso pueden verse similitudes con otros miembros de la familia, pero estos rasgos pueden notarse en mayor o menor medida dependiendo de la interacción que existan las demás dimensiones como los ámbitos psicológicos y sociales.

La maravillosa complejidad de la personalidad

Como puedes ver hay muchos factores que juegan un papel fundamental en el desarrollo de la personalidad de los niños, y es que no se trata de solo cualidades al azar.

Incluye pues, componentes biológicos, psicológicos, físicos y sociales que están en constante interacción entre sí.

Resulta imposible poder determinar la personalidad de un niño, pues su configuración está influenciada grandemente por muchos aspectos, algunos inherentes a los niños y otros adquiridos. Sin embargo, prestando atención a estos componentes podemos establecer algunas proyecciones de cómo será.

Ambiente estable, personalidad sana

Además, podemos ayudar a que nuestros hijos desarrollen una sana personalidad ofreciéndoles un ambiente estable en el que puedan generarse vínculos afectivos seguros (tipo de apego seguro), y ayudándoles también a fortalecer su autoestima y a crear un concepto de sí mismos positivo (el autoconcepto o autoconocimiento).

Fotos | Portada (Freepik)

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