¿Niños de la llave? No se trata de alarmar sino de ofrecer soluciones a los padres

¿Niños de la llave? No se trata de alarmar sino de ofrecer soluciones a los padres
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¿Son una leyenda urbana los niños de la llave?, todos hemos oído hablar de ellos, y cuantificar la dimensión de este problema social (niños en edad escolar que regresan a una casa en la que no hay nadie) no es tarea fácil y agradable. Sin embargo estos días algunos medios de información se han ocupado de ‘rescatar’ un estudio del año 2009, según el cual 350.000 niños de seis a 14 años pasaban las tardes de los días laborables solos en casa.

Parece ser una investigación de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, que además señala que 70.000 de esos chicos suelen cenar sin ninguno de los padres, y casi un millón creen que sus progenitores están poco con ellos porque trabajan demasiado. ‘¡Qué exagerados!’ pensarán algunos; ‘pues vaya ¿para eso tienen niños?’, sentenciarán otros. Pero lo cierto es que esa realidad existe, aunque desconozco si en los términos del estudio mencionado, y que no se trata de culpabilizar a los padres, quienes seguro querrían pasar más tiempo con sus hijos.

Si me pongo a contar los niños de mi entorno de esas edades que tienen llave de casa y cuando vuelven a medio día o por la tarde están solos, saco al pronto diez niños (y solo he pensado un par de minutos); son muchos más, claro está, pero esos diez y otros más no tienen en el pueblo donde vivo otros familiares que se ocupen de ellos.

Conozco niños de ocho años que vuelven solos a comer, otros que regresan a casa por la tarde y se conectan a Internet mientras hacen los deberes hasta que el primero de sus padres regresa a las siete y media u ocho, y hasta hay quien a las cinco se acerca al lugar de trabajo de su padre o madre para saludarle y disfrutar de un fugaz contacto tan deseado como escaso. Conozco también casos de escolares que desde que tenían 12 años han debido cuidar de sus hermanos menores

Así que no es invención de nadie que existan los ‘niños de la llave’, que no queramos llamarles así, o que pensemos que no es necesario el alarmismo vale; pero negarlo no mejorará la situación de esos pequeños. No me digáis tampoco ‘cuando yo era pequeño también cuidé de mis hermanos y no nos pasó nada’, porque cuándo nosotros éramos niños si no estábamos con los padres, había una abuela, una tía o una vecina con la que compartir la tarde; ahora no tanto.

Tampoco vamos a caer en el error de llamar 'trastorno' a este fenómeno, que bastante etiquetados están ya los menores.

Cambios en el entorno social y familiar

Nos gusten o no, las estructuras sociales han cambiado y mucho, y lo han hecho tan rápidamente que han provocado que haya niños que por falta de valores de referencia, o por tener demasiadas influencias por parte de los medios audiovisuales, parecen estar creciendo demasiado rápido (nos lo contaba Angel Peralbo en esta entrevista). A los niños de la llave a veces les pasa, y cuando se acostumbran a hacer su vida, y no pedir consejo ni permiso a nadie para nada, después es difícil que acepten los comentarios de los adultos.

Los padres hacen lo que pueden, y tener un trabajo hoy en día, no es poca cosa, así que en los casos en los que no se estará presente cuando lleguen los niños a casa, hay algunos consejos de la Universidad de Padres, que ayudan a seguir ejerciendo la función educativa:

  • (Al escoger colegio) Valora detenidamente el centro al que va a acudir. Recuerda que no todos tienen los mismos horarios de clases ni servicios de apoyo.
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Haz el cambio progresivo. Déjale unas llaves previamente mientras tú estés aun con él en casa. Podrás poner a prueba si las olvida en casa, las pierde…
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Dales mayores cotas de responsabilidad progresiva en otros aspectos. Es primordial si quieres que se haga responsable, comprobar que puede serlo en sus autonomías básicas.

  • Asegúrate de que sabe resolver problemas y enfrentarse a dificultades. Aunque estés tú permítele que solvente él pequeñas dificultades del día a día.

  • Se realista respecto a sus capacidades tanto físicas como psicológicas: ¿hace falta fuerza para abrir la puerta? ¿Puede ocuparse realmente de sus hermanos? ¿Comprende y prevé los riesgos de sus acciones?

  • Busca una persona cercana que pueda acudir rápido si sucediera algo.
* Ayúdales a organizar el tiempo: deberes, ocio, tecnologías…
  • Marca junto con él unas normas y pautas básicas de conducta y ponlas por escrito en un lugar visible y accesible durante todo el día.

  • Planifica como van a ser las comidas, el uso del dinero de emergencia etc.
  • Aprovecha el tiempo que pases con él al llegar a casa para hablar y fomentar una comunicación fluida. ¿Cómo le ha ido?, ¿qué problemas le han surgido?, ¿ha tenido miedo? ¿se siente solo? Es importante conocer sus sentimientos y sensaciones y darle la oportunidad de expresarlos.

  • No olvides que tu responsabilidad educativa sigue estando ahí. Aunque no le veas mucho define los límites y exígele en la medida de sus posibilidades.

En busca de soluciones

¿Soluciones?, ¡buf!, una conciliación familiar y laboral real, servicios de apoyo como escuelas vespertinas o ludotecas, los bancos de tiempo (buscadlos, los hay en muchas ciudades), y que nos atrevamos todos a crear comunidades naturales en las que el compromiso de unos sirva de alivio a las familias con dificultades para atender a los hijos por falta de tiempo, y sin condiciones ni expectativas de reciprocidad.

Lo que tenemos ahora (y de nuevo no es la intención de esta entrada culpar a nadie), son niños que ven mucha televisión y se empapan de un hedonismo inherente a algunos de sus contenidos; algunos que acceden a contenidos pornográficos por Internet con menos de 10 años; y muchos que en lugar de un bocadillo para la merienda se comen una bolsa de golosinas, o que aún habiendo bocadillo de por medio, este no ha sido preparado por las manos de papá o mamá, ni está relleno de queso y envuelto de amor.

Por cierto, hablando de bocadillos, no es infrecuente en los niños que pasan todo ese tiempo solos, que sobrevenga algún tipo de desorden alimenticio, por falta de supervisión

Tenemos también padres que se las ven y se las desean para conversar con sus hijos de ocho y media a nueve (hora de la cena), y sienten que no llegan a todo.

¿En qué clase de sociedad vivimos que no se permite a los padres estar presentes en el día a día de sus hijos? que sea hasta cierto punto ‘normal’ no significa que resulte saludable o adecuado para el crecimiento de los peques. ¿Habrá otros mamíferos que dejen a sus crías crecer solas antes de que estas estén preparadas para desenvolverse en su entorno? (tratándose de humanos este límite de tiempo no es antes de los 16 años aproximadamente).

Como veis hay mucho para reflexionar, por lo que observo a mi alrededor, cada año hay más niños que al volver están solos, e incluso hay peques que como saben que se manejan bien en casa, piden a sus padres que les saquen del comedor; es decir es un problema incipiente y creciente, por eso lo de la reflexión.

Imagen | Mo Riza Vía | Revista Digital de la Universidad de Padres online En Peques y Más | Los padres tienen poco tiempo para jugar con sus hijos, aunque les gustaría incrementarlo, ¿Pueden quedarse los niños solos en casa?, Por qué los hijos demandan más cariño y atención de los padres

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