Nueve juegos para que los niños aprendan a conocerse mejor

El autoconocimiento es importante para el desarrollo psicológico de los niños. Se trata de un proceso que les ayudará a conocerse a sí mismos y a ir construyendo una autoestima sana.

Este proceso puede hacerse desde el juego, una herramienta muy motivante para ellos. Para ello, hemos recopilado nueve juegos para que los niños aprendan a conocerse mejor a sí mismos, pero también a conectar con los demás. Es decir, juegos de autoconocimiento pero también de emociones.

Nueve juegos para que los niños aprendan a conocerse mejor

El rosco de pasapalabra

En este juego se trata de que el niño diga, con cada una de las letras del abecedario, alguna cualidad suya, algo que se le dé bien, un hobbie o afición, algún talento especial, algo que le gustaría aprender...

Se trata de que hable de sí mismo; puede tratarse de cualquier cosa, también de cosas que no le gustan o con las que tiene dificultades. Por ejemplo:

  • A: alegre (soy alegre)
  • B: básquet (me gusta el básquet)
  • C: cantar (me gustaría aprender cantar)

Para hacerlo más dinámico, podemos incluir a otros niños en el juego, y que el adulto que dirija el juego diga una letra aleatoria cada vez. Cada niño, por turnos, deberá responder e ir "rellenando" el rosco. Las palabras pueden escribirse o decirse en voz alta.

Autorretrato literario

Esta actividad se trata de pedirle a los niños que se describan a sí mismos, destacando las cosas que se les dan bien, aquellas que les cuestan más...

Pueden hacer la actividad en diferentes formatos; escribiendo (a modo de diario), a través de un vídeo, de un collage de fotos, con un pequeño mural o cartulina (con una foto suya y el texto debajo)... la idea es que puedan expresar sus fortalezas y sus gustos de forma abierta. Luego podrán escoger si mostrarlo o no.

Inmortalizar su lugar favorito

Puedes planteárselo como un concurso de fotografía con sus amigos, sus hermanos u otros miembros de la familia. En este juego, o reto, se trata de fotografiar un lugar que les guste mucho. Puede ser una playa, un lugar de la casa, el campo, la escuela, la casa de los abuelos...

Lo que ellos prefieran. Otra opción es que en lugar de hacer la fotografía, dibujen el lugar. A continuación, podéis hablar de por qué le gusta tanto ese sitio, qué emociones le hace sentir, qué recuerdos le evoca...

Destacando lo positivo

Este juego es ideal para hacer en grupo. Se trata de dividir a los niños en grupos de cuatro o seis. Cada niño se centrará en un participante cada vez.

La idea es que todos los del grupo digan cosas positivas de la persona en cuestión. Se reforzarán los cumplidos (estos deben ser comentarios siempre positivos).

Alguno de los niños será el encargado de ir apuntando los comentarios positivos o de memorizarlos, para luego dárselos a cada uno.

Buscar coincidencias

En este juego el material necesario será un papel y un bolígrafo o lápiz por participante. Es un juego en grupo, y consiste en lo siguiente; se trata de buscar a otros niños que tengan cosas en común con nosotros.

Pero lo descubrirán a través del juego. Se escribirá en una pizarra características sobre las personas que deben buscar (también puede hacerse con fotocopias).

En la pizarra o en la hoja podemos escribir, por ejemplo: "busca a dos personas que nacieron el mismo día que tu", o que se consideren también simpáticas, o que tengan un hermano mayor... Pueden ser cosas de la personalidad, sobre hobbies, intereses, de la familia...

Se les dejará a los niños un tiempo para que se pregunten entre ellos y vayan apuntando las coincidencias en una hoja. Algo que se puede hacer es animarles a que completen la hoja rápido porque el ganador será el que la haya completado antes, aunque este punto es opcional.

La pelota preguntona

Este juego, que se hace en grupo y por equipos, también ayuda a conocerse mejor (ideal para niños que acaban de conocerse). En él habrá un dinamizador o animador de la actividad. Este entregará una pelota a cada equipo e invitará a los participantes a sentarse en un círculo.

Explicará el juego; mientras se entona una canción (o se pone la canción a través de un dispositivo), la pelota se hará correr de mano a mano. El animador detendrá el dispositivo o hará la señal de "stop".

Justo en ese momento, el niño que tenga la pelota en las manos se presentará al grupo, diciendo: su nombre, lo que le gusta hacer, algo bueno de sí mismo...

El juego seguirá igual, con la música, hasta que se hayan presentado todos. En el caso de que un mismo niño tenga la pelota más de una vez, en este caso, el grupo le podrá hacer una pregunta.

El cofre de los deseos

En este juego, que también se realiza en grupo, se trata de que cada niño apunte en una pequeña hoja de papel un deseo. Cada niño doblará la hoja y la pondrá en una cajita, que será "el cofre de los deseos".

Cuando todos los niños pongan su deseo en la cajita, el dinamizador del grupo irá abriendo un papelito cada vez. Los niños deberán adivinar de quién es cada deseo y por qué lo piensan.

El detective de emociones

Este juego es específico para trabajar las emociones de los niños. Se trata de observar las expresiones emocionales de los demás. Podemos hacerlo en grupo, en un círculo.

Cada niño tendrá la "misión" de decir una frase y hacer una expresión con la cara, o un gesto. Cada niño escogerá si su frase es coherente con su expresión facial o no.

El resto de niños deberá analizar, por turnos, la cara y frase del niño de su derecha. Se trata de hablar de emociones y de interpretar los gestos que las acompañan, para finalmente reflexionar sobre todo ello.

Me imagino cómo te sientes

Se trata de relatarle al niño una historia, idealmente basada en hechos reales. Describiremos la situación con detalles pero de forma objetiva. Por ejemplo: "Hace unos días fui a una cena con mis amigas pero una de ellas no venía, la llamábamos y no contestaba".

Otro ejemplo: "la semana pasada fui al parque de atracciones y vi a amigas que hacía tiempo que no veía". Y así con el ejemplo que se te ocurra; las situaciones pueden ser miles.

Aquí se trata de que el niño intente imaginar el estado afectivo o las emociones que se pueden generar en cada situación. Puede empezar con frases como "me imagino que sentiste... X... cuando... X...".

El siguiente paso es que le confirmes si ha acertado o no con esos sentimientos; si no acierta, le puedes explicar los motivos. Después, podéis intercambiar los roles. Es un buen ejercicio para trabajar la empatía, la identificación de emociones, el autoconocimiento...



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