Cómo saber si mi hijo tiene altas capacidades intelectuales

Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), los niños y adolescentes con altas capacidades son aquellos que muestran una elevada capacidad de rendimiento en las áreas intelectual, creativa y/o artística; poseen capacidad de liderazgo o sobresalen en áreas académicas específicas.

Según el Centro de Investigación y Documentación Educativa del Ministerio de Educación y Ciencia, el número de superdotados en España es de 300.000, de los cuales sólo están identificados alrededor del 1% de los alumnos.

¿Cuáles son las señales que podrían indicarnos que estamos ante un niño con altas capacidades?

Algunos datos a tener en cuenta

En primer lugar, es importante indicar que según la AEP, la alta capacidad intelectual se puede expresar de tres formas distintas:

  • Sobresaliendo en todos los ámbitos de la inteligencia (percentil 75), lo que indicaría una superdotación.

  • Alta puntuación en una o varias aptitudes intelectuales, pero no en todas (percentil 90), lo que se denominaría talento

  • Alta capacidad intelectual (superdotado o talento) que además muestra una alta creatividad y productividad, lo que se considera un genio.

Hasta hace unos años, la superdotación intelectual se asociaba a un alto rendimiento académico y un elevado cociente intelectual (de 130 o superior). Sin embargo, según recoge la Asociación Española de Superdotados y con Talento (AEST) la medición en base al coeficiente intelectual es arcaica porque las altas capacidades intelectuales no son homogéneas, hay talentos de muchos tipos y cada caso es único.

Steven I.Pfeiffer, profesor en la universidad en Florida y psicólogo especializado en altas capacidades, explica en la web de la AEST:

“La capacidad de un niño sólo puede llevarlo lejos por las horas de práctica, de entrenamiento, de feedback, el apoyo de los padres… Todo esto es lo que determina si un niño con altas capacidades terminará siendo un adulto con altas capacidades o no, y todos esos factores personales, familiares y psicosociales son tan importantes como las capacidades que Dios nos ha dado”

Es decir, que la estimulación que el niño con altas capacidades tenga así como el entorno en el que se críe, favorecerá que desarrolle todo su potencial y sobresalga en su etapa adulta o que, por el contrario, se estabilice o incluso tienda al fracaso escolar si sus necesidades no son correctamente atendidas.

Signos que pueden indicar altas capacidades

Hay unos rasgos que vienen a ser comunes a los niños con altas capacidades intelectuales y que tanto la familia como la escuela suelen percibir de forma temprana. Si bien no tienen porqué darse todos en su conjunto, si suelen confluir la mayoría de ellos.

Divididos por franjas de edad, estos rasgos serían:

Desde el nacimiento hasta los dos años

  • Levantan la cabeza antes del primer mes de vida.

  • Dicen su primera palabra en torno a los cinco meses de vida y reconocen su nombre hacia los 6 meses.

  • Son capaces de mantener una conversación a los dos años y su vocabulario es extenso y fluido para su edad.

  • Memorizan cuentos, refranes o canciones hacia los dos años y medio.

  • Controlan esfínteres a los dos años.

  • Son capaces de dibujar la figura humana en torno a los dos años y medio.

  • Realizan puzzles de 20 piezas cuando tienen dos años o dos años y medio.

Etapa preescolar: entre los tres y los seis años

  • Aprenden a leer y a escribir de forma espontánea entre los tres y los cuatro años y disfrutan leyendo.

  • Tienen una gran imaginación y creatividad. Disfrutan creando cuentos, historias, dibujos...

  • Muestran desde muy pequeños una memoria privilegiada y suelen ser muy perfeccionistas.

  • Hipersensibilidad sensorial, es decir, reaccionan de forma exagerada a cualquier cosa que altere alguno de los cinco sentidos como una luz excesiva, el ruido, una etiqueta que pique o un olor fuerte, por ejemplo.

  • Suelen ser muy intensos emocionalmente hablando y también tienden a preocuparse y a identificar las emociones de los demás.

  • Suelen manifestar un interés muy precoz por ciertos temas existenciales como la religión, la moralidad, el universo o la muerte. El interés por estos temas les puede generar un estado de ansiedad difícil de manejar, ya que emocionalmente no están preparados para pensar en este tipo de cosas y eso les puede provocar miedo e inseguridad.

  • Tienen una curiosidad insaciable y comprenden las explicaciones de forma muy rápida.

  • Se despistan con frecuencia cuando algo no capta su interés. Su cerebro va tan deprisa, que todo lo que no es prioritario para ellos para a un segundo plano.

A partir de los seis años

  • Al ser niños con una gran creatividad e imaginación, suelen disfrutar con actividades de ocio muy específicas y poco comunes a otros niños de su edad. Es frecuente que les guste el ajedrez, que fomenta su pensamiento lógico y les estimula al enfrentarse continuamente a otros niños, el cálculo, que supone un reto y velocidad mental, o la pintura y la música porque fomenta su lado creativo.

  • No suelen mostrar interés por los deportes y esto les lleva a tener unas relaciones sociales más pobres. No encuentran aficiones ni puntos en común con otros niños de su edad (deportes, dibujos animados...), por lo que se sienten más cómodos relacionándose con los adultos con los que suelen compartir más intereses.

  • Son muy independientes y competitivos y no les gusta perder, por lo que a veces tienen rabietas o comportamientos que podrían considerarse por debajo de la madurez emocional que se les presupone por edad.

  • Muestran un gran sentido de la justicia y un avanzado sentido del humor, gran sensibilidad, perfeccionismo, sentimientos y emociones fuertes.

  • Cuestionan cualquier autoridad que no tenga sentido para ellos, por lo que no se le spuede poner normas si no están muy bien argumentadas porque no las aceptarán.

  • Tienen un pensamiento crítico y divergente, es decir, les gusta buscar posibles soluciones a un único problema y son muy creativos a la hora de abordar distintos asuntos.

  • Presencia de habilidades de liderazgo.

Superdotación intelectual, TDAH y fracaso escolar

A menudo, los niños con altas capacidades son diagnosticados erróneamente de TDAH (aunque en algunos casos pueden confluir ambas condiciones) porque muestran una gran energía y entusiasmo hacia todo aquello que les interesa, y un aburrimiento hacia aquello que no despierta su interés. Sin embargo, las diferencias entre ambos son notables:

Foto vía Asociación Española de Pediatría

Esto les puede llevar a aburrirse en clase, a desmotivarse si lo que se está enseñando ya lo dominan o incluso a sacar malas notas. Y es que según el Ministerio de Educación y Ciencia el 70% de los alumnos con altas capacidades presentan bajo rendimiento escolar y entre el 30-50% fracaso escolar.

Por ello, y tal y como indica la AEP, es fundamental identificar de forma temprana las altas capacidades para anticipar medidas psicoeducativas y evitar posibles problemas en el ámbito personal, social y académico.

Si sospechas que tu hijo pueda ser un niño con altas capacidades lo mejor es acudir a un profesional cualificado para valorarlo, y tener en cuenta, además, que la legislación reconoce las necesidades educativas especiales de estos niños.

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