Muchos niños con altas capacidades tienen desequilibrios en su desarrollo: qué es la asincronía

Si tienes un hijo con altas capacidades, probablemente hayas escuchado el término 'asincronía' o 'disincronía' ligado a su desarrollo. Este concepto hace referencia a una evolución desigual en las diferentes áreas de la persona, y aunque no tiene por qué darse siempre, es bueno saber identificarlo para poder actuar.

Te explicamos qué significa un desarrollo asíncrono en el niño con altas capacidades y cómo esta condición puede afectarle en el ámbito familiar y escolar.

Asincronía y disincronía en altas capacidades: ¿qué significan estos conceptos?

'Sincronicidad' significa hacer algo al mismo tiempo, por lo que si hablamos del desarrollo, tener un desarrollo síncrono se referiría a que todas las áreas de la persona (física, mental, emocional, social...) se desarrollan por igual.

En los niños con altas capacidades se sucede con frecuencia un fenómeno llamado 'asincronía', que se refiere al desequilibrio o discrepancia en el desarrollo de las diferentes áreas.

En otras palabras, estos niños pueden mostrar un progreso avanzado y habilidades excepcionales en su desarrollo cognitivo o emocional, pero tener un menor desarrollo en otras áreas como la motriz o la social.

Conviene puntualizar que aunque los conceptos 'asincronía' y 'disincronía' en altas capacidades se suelen utilizar por igual, ambos términos fueron acuñados por personas diferentes y en momentos distintos.

El término 'disincronía' en altas capacidades fue descrito por primera vez por el psicólogo francés Jean Charles Terrassier en 1985, y hace referencia a una irregularidad o desajuste en el desarrollo intelectual, social, afectivo, físico y motor del niño dotado.

En 1991, el Columbus Group, un grupo formado por psicólogas y expertas en altas capacidades, decidieron comenzar a usar el concepto de 'asincronía' en lugar de 'disincronía' como algo inherente a las altas capacidades.

De este modo, este grupo de expertas pasó a definir las altas capacidades como "un desarrollo asincrónico en el que la capacidad cognitiva avanzada y una exacerbada intensidad emocional se combinan para crear experiencias interiores y una conciencia del mundo que les rodea que son cualitativamente diferentes de la norma".

Tipos de disincronía en niños con altas capacidades

Si atendemos al concepto de disincronía acuñado por el psicólogo Terrassier, nos encontraríamos ante dos grandes tipos de disincronía en niños: externa o social, e interna.

Disincronía externa

La disincronía externa se produce cuando hay un desequilibrio entre el niño y las relaciones con su entorno:

Niño-escuela. El desarrollo cognitivo y la rapidez mental del niño con altas capacidades está desfasado con respecto al resto de alumnos. Esto puede acarrear fracaso escolar y problemas de comportamiento derivados del aburrimiento y el desinterés.

Niño-compañeros. Los niños con altas capacidades pueden enfrentar desafíos en la socialización debido a las diferencias en intereses, habilidades y madurez emocional con respecto a sus compañeros de la misma edad. Estas dificultades pueden generar desequilibrios y contribuir a la asincronía.

Niño-familia. En este caso la disincronía se produce cuando el entorno familiar del niño no sabe responder a sus demandas e intereses ni atender adecuadamente sus altas capacidades.

Disincronía interna

La disincronía interna está relacionada con los ritmos del desarrollo del propio niño, tanto a nivel intelectual, como físico y emocional.

Inteligencia-psicomotricidad. El desarrollo motor del niño con altas capacidades corresponde a su edad cronológica, mientras que su desarrollo mental está varios años por delante.

Esto puede provocar problemas con la motricidad fina (por ejemplo, suelen ser niños con mala letra, ya que su mano es incapaz de ir a la misma velocidad que sus ideas). También es común que no destaquen en el área de educación física.

Razonamiento-lenguaje. El niño con altas capacidades suele desarrollar antes su capacidad de razonamiento que el lenguaje.  Esto significa que aunque deseen expresar verbalmente sus pensamientos o ideas, su lenguaje aún es inmaduro para hacerlo, lo que puede provocarles dificultades a la hora de expresarse.

Intelectual-afectiva. El desarrollo cognitivo de un niño con altas capacidades es muy superior a su desarrollo emocional. Esto hace que tengan acceso a informaciones que su inmadurez emocional no sabe asimilar. Es decir, razonan como adultos, pero no tienen las herramientas necesarias para lidiar con los sentimientos que esos razonamientos a veces les provocan.

Cómo atender al niño con altas capacidades para evitar disincronías

Aunque hay muchas características que son comunes a estos niños, nunca debemos generalizar, pues bajo el paraguas de las altas capacidades encontramos a un grupo muy heterogéneo.

Esto significa que aunque el fenómeno de la asincronía es bastante común, puede haber niños con más nivel de asincronía y otros en donde esta característica no se manifieste. Pero cuando lo está, la asincronía puede generar dificultades en su adaptación al entorno escolar y familiar, afectando su bienestar emocional y su éxito académico y social.

Por eso es importante identificar y abordar la asincronía en niños con altas capacidades para brindarles el apoyo adecuado en todas las áreas de su desarrollo, garantizando así un crecimiento equilibrado.

Para atender correctamente desde la escuela a los niños con altas capacidades, debemos propiciar un entorno educativo adecuado, con profesores formados en altas capacidades que sepan brindar apoyo y hacer las adaptaciones necesarias para desarrollar su potencial. Además, es importante ver más allá del CI del alumno y valorar y atender todas sus áreas del desarrollo.

Desde el seno familiar, los padres deben fomentar el desarrollo emocional y social del niño, ofreciéndole un ambiente comprensivo, empático y adaptado a sus necesidades.

Por el contrario, una atención incorrecta al niño con altas capacidades podría contribuir a aumentar la asincronía.

Por ejemplo, si el entorno se centra exclusivamente en estimular las áreas donde el niño muestra habilidades sobresalientes y deja de lado aquellas en las que necesita un mayor apoyo, el desequilibrio será más acusado. Asimismo, un entorno educativo inadecuado o poco estimulante podría exacerbar las discrepancias en su desarrollo.

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