Los padres españoles invierten más tiempo en comprar juguetes que en jugar con sus hijos, y estas son las consecuencias

Un estudio reciente revela que los padres españoles invierten más tiempo en buscar regalos que en jugar con sus hijos. El estudio también señala que cuatro de cada diez españoles no juegan con los pequeños, y que los que sí lo hacen, invierten menos de dos horas en el juego.

Por otro lado, un 62% de los encuestados afirma que tanto padres como madres dedican tiempo por igual para jugar con los niños. En cambio, un 31% tiene la percepción de que son las madres quienes más hueco hacen en su día a día para jugar con los pequeños.

El estudio, titulado "Hábitos de consumo en Navidad", ha sido llevado a cabo por FNAC, y en él han colaborado hombres y mujeres de más de 30 años a través de 1.000 entrevistas realizadas del 14 al 18 de diciembre de 2022. Pero, ¿qué consecuencias tiene para los niños no jugar con ellos? Reflexionamos sobre esta cuestión.

El juego: una pieza clave en la infancia

El juego es un elemento clave en todas las etapas de la infancia; gracias al juego los niños desarrollan su imaginación, interactúan con otros, aprenden a resolver conflictos, a representar otros roles a través del juego simbólico... Mediante el juego aprenden, se comunican, disfrutan y representan también su mundo interno.

Según un estudio de Sara Sainz, de la Universidad de Cantabria, el juego es para los niños una necesidad básica, y es necesario para un buen desarrollo de su inteligencia y de su equilibrio físico y emocional. Por ello es tan importante que los niños jueguen, pero además, que jueguen a veces también con nosotros.

"Los niños necesitan la libertad y el tiempo para jugar. Jugar no es un lujo, es una necesidad."
-Kay Redfield Jamison-

Consecuencias de no jugar con los hijos

Claro que es importante conocer a qué juegan nuestros hijos, conocer qué juguetes quieren para poder comprárselos, etc., pero más importante es jugar con ellos, pasar tiempo de calidad juntos. Los juguetes son, en realidad, la parte menos importante.

Y es que no jugar con los hijos conlleva consecuencias para su desarrollo, aunque aquí es importante aclarar un primer punto. No es lo mismo no jugar nunca con los hijos, que jugar poco con ellos. Es evidente que las consecuencias de lo primero serán más notorias para el desarrollo de los niños.

1. No ver cómo crecen

El hecho de no jugar con los niños implica perder la oportunidad de verlos crecer desde el juego, de apreciar sus pequeños grandes avances. Cuando jugamos a menudo con ellos, vemos su evolución, lo que aprenden, cómo interactúan, cómo hablan... Y todos los cambios, ya que en el juego están en su "salsa", es un lugar donde pueden ser ellos mismos y donde se evidencian cosas tan importantes como sus aprendizajes.

2. Dejamos de cultivar nuestro vínculo con ellos

Por otro lado, no jugar con los niños también implica perder la oportunidad de desarrollar un espacio donde cultivar nuestro vínculo con ellos. El apego, por ejemplo, ese primer vínculo tan importante, se construye en gran parte a través del juego. Si no hay juego compartido, los niños pueden crecer con una carencia en el apego con consecuencias para su vida adulta.

3. Sentimiento de soledad

Los niños pueden sentirse muy solos si ven cómo sus padres nunca están disponibles para jugar con ellos. Y ese sentimiento de soledad les puede poner muy tristes.

Pueden, además, preguntarse por qué sus padres nunca tienen tiempo para ellos, y sentirse muy mal por ello. Y todo esto, si se da de forma repetida en el tiempo, puede incluso promover un apego inseguro en los niños.

4. Impacto en su autoestima

No jugar con los niños también puede impactar en su autoestima. No olvidemos que ésta, sobre todo en la infancia, se construye a través de la validación de los demás, de la atención de los demás, especialmente de los padres.

Los niños necesitan ser reconocidos, ser escuchados y ser validados para crecer con una autoestima sana, y estas cosas se logran en gran parte jugando con ellos.

5. Resentimiento

Otra consecuencia de no jugar con los hijos es que éstos pueden acabar desarrollando una emoción de resentimiento hacia los padres, de rabia o rencor. Y este tipo de emociones pueden interferir a la hora de fortalecer ese vínculo que construyen con sus padres, pero también pueden ser nocivas para ellos mismos, sobre todo si no saben cómo exteriorizarlas.

La importancia de jugar con los hijos

Es muy importante que juguemos con nuestros hijos, ¡ellos lo perciben todo! Lo necesitan y lo valoran. Además, jugar con ellos es un auténtico regalo, tanto para ellos como para nosotros.

Cuando jugamos con nuestros hijos les estamos enviando el mensaje de que son importantes, de que pueden contar con nosotros, de que somos su apoyo pero también su compañía. Jugar con ellos es una forma de decirles "te quiero", de compartir tiempo de calidad con ellos y que se diviertan, algo que les hace sentir bien y fortalece su autoestima.

Jugar con los hijos es una forma de decirles "te quiero", de compartir tiempo de calidad con ellos y que se diviertan, algo que les hace sentir bien y fortalece su autoestima.

Aunque lógicamente, no todos los niños son iguales, ni necesitan exactamente lo mismo; hay niños a los que les gusta jugar en solitario, por ejemplo. Pero esto no significa que a todos les guste, o que, los que sí, siempre quieran jugar solos.

Como vemos, jugar con los niños tiene beneficios para ellos, pero también para nosotros, como padres. Es un tiempo compartido que les permite cultivar su confianza hacia nosotros, y que nos ayuda a conocerles mejor, a disfrutar con ellos y a detectar si están preocupados por algo. No olvidemos que el juego es un medio de expresión importantísimo para los niños. ¡En el juego se sienten libres!

"Pasar tiempo jugando con niños, nunca será tiempo perdido."
-Dawn Lantero-

Fotos | Portada (Freepik)


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