Las gafas de la distorsión en la adolescencia: cómo interpretan la realidad y el impacto en sus emociones

Lo que ocurre a nuestro alrededor no es una realidad objetiva y única; es la realidad que nosotros interpretamos, a través del filtro de nuestras propias creencias, expectativas y vivencias. Cada persona tiene sus propias gafas para interpretar la realidad, y por ello, dos personas podemos interpretar y vivir de forma totalmente diferente un mismo suceso.

"No interpretamos las cosas como son, sino como somos".

Pero a veces ese "filtro" de la realidad está sesgado, o distorsionado, lo que hace que las cosas que vivamos nos generen mucho más malestar, porque las vivimos de forma rígida o extremista.

Hablamos de las llamadas distorsiones cognitivas, que son formas erróneas de interpretar la información, lo que genera consecuencias negativas en nuestro estado de ánimo y conducta. Todos tenemos distorsiones cognitivas, pero en los adolescentes, éstas tienen un especial impacto en su autoestima, identidad y conducta, el cual conoceremos a lo largo del artículo.

Lo que ocurre a nuestro alrededor no es una realidad objetiva y única; es la realidad que nosotros interpretamos, a través del filtro de nuestras propias creencias, expectativas y vivencias.

Qué son las distorsiones cognitivas en adolescentes y cómo les impactan

Si queremos explicar y entender la conducta de los adolescentes, es importante hacer alusión a los procesos cognitivos sesgados y distorsionados que tienen lugar cuando interpretan su realidad y se relacionan con los demás.

El psiquiatra estadounidense Aaron Beck fue el primero en hablar de este fenómeno psicológico, en 1983, como "errores sistemáticos en el proceso de información".

Ejemplos de distorsiones cognitivas y su impacto

Encontramos diferentes tipos de distorsión cognitiva; algunos de ellos son:

  • Pensamiento polarizado o dicotómico: es la tendencia a evaluar las situaciones o cualidades personales en categorías extremas y absolutas; por ejemplo, pensar "le caigo bien o le caigo mal", "lo haré muy bien o haré el ridículo", sin contemplar un punto intermedio.
  • Personalización: autoatriburse aspectos negativos sin evidencia. Por ejemplo, pensar "me están mirando a mí, seguro que piensan algo malo" o "me están mirando mucho, seguro que estoy haciendo el ridículo".
  • Razonamiento emocional: razonar en función de cómo nos sentimos. Por ejemplo, "siento que he fracasado, por lo tanto soy un fracasado".
  • Generalización excesiva: pensar que si algo ocurre una vez, ocurrirá así siempre; por ejemplo, pensar "jamás lo haré bien".
  • Lectura del pensamiento: pensar que podemos saber lo que piensan los demás; por ejemplo, pensar que alguien "no me saluda porque me odia", o "seguro que piensa que soy tonto".
  • Error del adivino: creer que algo se puede predecir tan solo porque se piensa, por ejemplo "sé que me irá mal en el examen".

Como vemos en todos estos ejemplos, el hecho de tener distorsiones hace que el adolescente sienta y actúe de una forma que le puede hacer daño, por ejemplo; si piensa que todo le sale mal, se sentirá triste, o si piensa que todos piensan mal de él, se sentirá solo, si piensa que nunca lo hace lo suficientemente bien, se sentirá frustrado y con una baja autoestima, etc.

Las distorsiones cognitivas son formas erróneas de interpretar la información, lo que genera consecuencias negativas en el estado de ánimo y la conducta.

Distorsiones cognitivas auto-sirvientes

Pero hay más distorsiones cognitivas que afectan a los adolescentes y que han sido estudiadas específicamente.

Por ejemplo, según una revisión sobre el tema llevada a cabo por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), hay un tipo de distorsiones cognitivas en los adolescentes, denominadas "auto-sirvientes", que implican egocentrismo (centrar la atención en los propios intereses y necesidades), culpar a otros, asumir lo peor y minimizar o justificar los propios actos.

Pues bien, este tipo de distorsiones se han propuesto como uno de los factores cognitivos que más estarían implicados en el riesgo y el mantenimiento de las conductas agresivas y antisociales.

Y otros estudios también han evidenciado la relación entre las distorsiones cognitivas en adolescentes y los comportamientos agresivos y antisociales, como este del 2016 también llevado a cabo por investigadores de la UCM. Según los autores, este sesgo de la realidad les llevaría a interpretar, percibir y comprender las experiencias sociales de forma errónea.

Es importante puntualizar aquí que con "antisocial" no nos referimos a "poco social", como se entiende normalmente (de forma errónea), sino a conductas que van encaminadas a perturbar el orden social o a perjudicar a los demás.

Por su parte, Epkins (2000), citado en el mismo artículo, consideró que las distorsiones cognitivas auto-sirvientes explicarían la sintomatología internalizante de los adolescentes, tales como la depresión y la ansiedad.

Distorsiones cognitivas auto-humillantes

Según la revisión citada, hay otro tipo de distorsión cognitiva en los adolescentes, las llamadas "auto-humillantes", que implican, a su vez, una serie de sesgos:

  • Abstracción selectiva: esto significa que los adolescentes consideran como más relevantes aspectos negativos por encima de los positivos, cuando valoran una situación.
  • Generalización: implica sacar una conclusión general a partir de un dato puntual que ha pasado.
  • Catastrofismo: es la tendencia a esperar lo peor de cualquier situación, sin tener algún motivo real y objetivo para ello.
  • Personalización: el adolescente tiende a atribuirse hechos y fenómenos externos que no tienen que ver con él, o tiende a pensar que lo que dicen los demás siempre está dirigido a él.

Este tipo de distorsiones presentarían un impacto negativo en la identidad y autoestima del adolescente, por lo que estarían fuertemente vinculadas con la ansiedad y la depresión.

Shoal y Giancola (2005), citados en la misma revisión, sugieren lo siguiente: "los adolescentes que presentan frecuentes distorsiones cognitivas auto-humillantes subestiman su capacidad para superar los problemas sociales inmediatos, de tal forma que esperan que el consumo de drogas les ayude a adaptarse mejor y a reducir los conflictos sociales".

¿Cómo trabajar las distorsiones cognitivas?

Lo ideal sería ayudar al adolescente a relativizar lo que le sucede, y a ayudarle también a identificar estas distorsiones para poder trabajar en ellas. Una vez las tengan identificadas, se trata de cambiar estos patrones de pensamiento por otros más realistas, objetivos y adaptativos.

Este cambio tendrá una influencia directa en las emociones y conductas del adolescente, que serán más adaptativas (y menos intensas). Por ejemplo, no es lo mismo pensar "no he llegado a la cita puntual, soy un auténtico desastre", que pensar "no he llegado a la cita puntual, a veces también puedo equivocarme".

Ayudar al adolescente a cambiar sus pensamientos por otros más realistas tendrá una influencia directa en sus emociones y conductas, que serán más adaptativas (y menos intensas).

Por otro lado, tengamos en cuenta que las distorsiones cognitivas también afectan a la autoestima, por lo tanto, cambiar estos pensamientos por otros más "amables" hacia uno mismo, también repercutirá en la autoestima del menor.

Este trabajo se llama reestructuración cognitiva, una técnica propia de la terapia cognitiva, y puede realizarse con la ayuda de un profesional, aunque como padres también podemos empezar a trabajar con nuestros hijos haciéndoles conscientes de estos pensamientos y del impacto que tienen en su bienestar, para poder empezar a cambiarlos.

Fotos | Portada (Freepik)

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