Aunque la crianza sea agotadora, no descuides tu relación de pareja

La crianza durante los primeros años de vida de los hijos es una etapa realmente agotadora y absorbente. Tanto es así, que a veces cometemos el error de volcarnos exclusivamente en ella, olvidando cultivar otras parcelas importante y fundamentales, como la relación de pareja.

Pero mimar e incentivar la relación con la persona con la que hemos decidido compartir nuestra vida es esencial; no solo para nosotros, sino también para el conjunto de nuestra familia.

¿Qué es lo que nos lleva a descuidar la relación de pareja cuando tenemos hijos y cómo podemos evitarlo?

"Desde que nacieron nuestros hijos, apenas tenemos tiempo para nosotros"

Es muy común escuchar esta frase entre las parejas con hijos, especialmente mientras estos son pequeños.

La llegada al mundo del primer hijo implica una revolución en todos los aspectos. Para empezar, pasamos de ser pareja a convertirnos en padres, nuestro estilo de vida y prioridades cambian, y nuestro día a día deja de ser el que era para adaptarse a una realidad completamente distinta.

Conforme el número de hijos va creciendo, crece también el estrés y el cansancio derivados de la crianza, ya que hay que hacer un mayor esfuerzo por encajar horarios y solventar las diferentes situaciones que van surgiendo.

Si a las exigencias de la crianza le sumamos el trabajo, las obligaciones diarias y las tareas cotidianas, el tiempo que nos queda para nosotros y para nuestra pareja es realmente anecdótico.

Además, a menudo se da otra circunstancia que daña profundamente una relación, y es que la carga física y mental derivadas de la crianza  hace aumentar los conflictos con la persona que tenemos al lado. A veces, esos conflictos se verbalizan en forma de discusiones por falta de entendimiento, pero en otras ocasiones simplemente se abre la puerta a la desidia, la rutina y a la falta de interés.

No en vano, las encuestas afirman que el desgaste, el alejamiento y la falta de comunicación causados por el estrés de la crianza y el trabajo son la primera causa de divorcio en nuestro país, especialmente entre los 40 y 50 años.

Con esto no estamos diciendo que los hijos desunan a las parejas. ¡Al contrario, pueden unir todavía más!, pero para ello hay que dedicarse tiempo y fomentar una comunicación positiva, algo que puede llegar a suponer un verdadero reto.

Por eso deberíamos hablar de nuestro futuro como pareja antes de que lleguen los hijos

Llega un momento en toda relación de pareja en la que comenzamos a plantearnos si esa persona es la indicada para pasar juntos el resto de nuestra vida. Se trata de un paso sumamente importante, por lo que es fundamental poner sobre la mesa nuestros deseos a futuro, nuestras expectativas o en qué dirección queremos que avance nuestra relación.

Si ambos tenemos claro que queremos formar una familia, es necesario reflexionar sobre lo que va implicar la crianza, cómo nos va a cambiar a nivel individual y de pareja, y sobre todo, qué tipo de relación queremos que nos quede cuando nuestros hijos ya sean grandes y hayan "volado del nido".

De este modo seremos mucho más conscientes de la importancia de cuidar a diario nuestra relación, mimarla, protegerla y no dejarla en un segundo plano.

Cinco gestos sencillos que nutren la relación de pareja

Pero, ¿qué implica 'cuidar' a nuestra pareja? ¿Cómo podemos mimar nuestra relación cuándo el tiempo del que disponemos debido a la crianza es tan escaso?

Saludar y dar las gracias. Saludar o despedirse es un gesto tan cotidiano que a veces llegamos a descuidar; damos un beso rápido, sin sentimiento o incluso lo pasamos por alto. También es frecuente olvidarse de agradecer ciertos gestos que la otra parte tiene con nosotros, pues los hemos convertido en rutina y dejamos de valorarlos. Seamos más conscientes de este tipo de detalles con nuestra pareja.

No descuidar los gestos de amor. Aunque el enamoramiento inicial cambia con el paso de los años, la chispa de la relación no tiene por qué apagarse. Para mantener encendida la llama del amor es necesario no caer en el peso de las rutinas, mirarnos más a los ojos, agarrarnos las manos, besarnos, tocarnos o dedicarnos palabras bonitas cada día.

Comunicación positiva. La comunicación positiva para por escuchar de forma activa, interesarse por lo que la otra parte nos está contando, mantener un diálogo abierto y respetuoso, no criticar ni juzgar y no remarcar los errores (algo que especialmente hacemos con los aspectos relativos a la crianza).

Hacer planes sencillos. Para "conectar" con nuestra pareja no es necesario disponer de mucho tiempo, ni implica necesariamente preparar una pomposa cena romántica o una inolvidable sesión de cine. Basta con ponerle ganas, ilusión y disfrutar de forma consciente de cada breve momento juntos.

Conectar emocionalmente con nuestra pareja repercutirá positivamente en nuestro bienestar físico y emocional, y por consiguiente en nuestra felicidad. Pero además, y lo más importante, es que la conexión de pareja también repercute en nuestros hijos, pues los niños que viven en un núcleo familiar en el que reina la paz, el amor, la comunicación fluida y la unión entre sus padres, crecen felices, confiados y seguros de sí mismos.

Foto de portada | Freepik

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