Las nueve alergias más frecuentes en niños durante los meses de verano

Según datos de la Asociación Española de Pediatría, dos de cada 10 niños tiene algún tipo de alergia, siendo las más frecuentes las alergias alimentarias y alergias a pólenes y ácaros del polvo.

Las familias que convivimos con algún tipo de alergia sabemos que estas no se toman vacaciones, sino todo lo contrario: debemos prestar especial atención a ciertas épocas del año, como el verano o la Navidad, en las que se dan determinadas circunstancias que incrementan el riesgo de sufrir reacciones.

Te contamos cuáles son las alergias en niños más frecuentes en verano, por qué se producen y cómo prevenirlas.

Alergia a las picaduras de insectos

Con la llegada del verano llegan también las picaduras de insectos. Más calor, más superficie corporal sin cubrir, más tiempo al aire libre... hacen casi inevitable que nos libremos de algún picotazo.

Aunque la mayoría de picaduras de insectos no tienen trascendencia más allá del picor, las picaduras de himenópteros (abejas y avispas) son, tras los alimentos, la causa más frecuente de reacción alérgica grave en niños

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Alergia al polen

Por lo general, solemos asociar la alergia al polen a la estación primaveral. Pero en los meses estivales también hay plantas que polinizan, dependiendo de la región geográfica en la que se encuentren.

Así, durante el verano la polinización de las gramíneas es especialmente intensa sobre todo en Aragón, Murcia y Castilla La Mancha. También debemos prestar atención a las gramíneas de especies salvajes, que habitualmente encontramos en parques, bosques o prados.

La parietaria es otra especie de planta especialmente típica de la zona costera mediterránea, aunque también podemos encontrarla en la costa atlántica de Galicia e Islas Canarias. Según leemos en esta web, el polen de la parietaria alcanza sus máximos niveles en julio y agosto, por lo que es importante tenerlo en cuenta si vamos a veranear en alguna de estas zonas.

Mención especial merece el césped, que crece en prácticamente todos los lados y del que es imposible librarse si vamos a la piscina. Según la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI) la alergia al césped puede producir reacciones diversas, que van desde síntomas nasales y/o oculares, hasta urticaria e incluso asma.

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Alergia a los ácaros

Los ácaros son animales muy pequeños pertenecientes a la familia de los artrópodos arácnidos. Viven en el polvo doméstico, y son una de las principales causas de alergia ambiental.

Aunque la alergia a los ácaros suele predominar en otoño y primavera (pues para vivir necesitan ambientes húmedos y temperaturas templadas), en verano se dan ciertas condiciones que hacen que esta alergia también pueda manifestarse:

  • Las condiciones ambientales de las regiones costeras, donde el grado de humedad es alto y la temperatura es suave.
  • El polvo que se acumula en las segundas residencias, casas de pueblo o viviendas de alquiler que han permanecido cerradas durante todo el año.
  • Las moquetas presentes en las habitaciones de muchos hoteles elevan el riesgo de ácaros.

Para evitar la alergia a los ácaros es fundamental hacer una limpieza con antelación y de forma exhaustiva del sitio en el que nos vayamos a alojar, y sobre todo ventilar adecuadamente.

Alergia al sol

Se le conoce como "alergia al sol", pero el término no es correcto. Se define como una reacción vascular superficial a la luz solar o a la luz ultravioleta. Se manifiesta en forma de ronchas, eccemas y picor tras un periodo largo de exposición solar.

También hay personas que pueden experimentar una reacción alérgica si se exponen al sol tras un contacto previo con sustancias como ´fármacos, cremas, cosméticos o perfumes.

Para evitar la alergia al sol es importante no exponer al niño al sol directo y utilizar cremas fotoprotectoras adecuadas a su piel.

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Alergia a los protectores solares

Los cosméticos, productos de higiene, perfumes y aceites esenciales también pueden ocasionar reacciones alérgicas en la delicada piel de los niños, al llevar sustancias en su composición susceptibles de provocar irritaciones, quemaduras y urticaria.

En este sentido, los filtros químicos que contienen algunas cremas solares pueden provocar reacciones, al absorberse a través de la piel. Por el contrario, las cremas de protección solar con filtros físicos o minerales son toleradas con un índice muy superior por las pieles sensibles, pues el óxido de zinc y el dióxido de titanio -que son los ingredientes más habituales- no pueden ser absorbidos por piel.

Alergia al cloro de las piscinas

El cloro es una sustancia que se utiliza para desinfectar el agua de las piscinas y cuyas propiedades pueden resultar irritantes y actuar como desencadenante de reacciones alérgicas .

Según leemos en este artículo de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), el cloro puede provocar efectos en las vías respiratorias, en los ojos y en la piel, especialmente en el caso de niños con dermatitis atópica, asma o rinitis alérgica, o tras pasar un tiempo prolongado en la piscina.

Alergia al látex

La alergia al látex es una alergia especialmente extendida, pues se calcula que hay cerca de 40.000 objetos de uso cotidiano que están fabricados con esta sustancia.

Entre los muchos artículos de verano susceptibles de contener látex se encuentran los flotadores, manguitos, piscinas hinchables, gorros de piscina, gafas acuáticas, colchonetas o juguetes para el agua.

Los síntomas que ocasiona la alergia al látex son similares a los de cualquier otra alergia, e incluyen urticaria, rinoconjuntivitis, síntomas respiratorios, asma e incluso anafilaxia en los casos más graves.

Además, desde la SEICAP, nos recuerdan la importancia de prestar atención a la reactividad cruzada del látex con determinadas frutas de verano como el melón, el aguacate o el melocotón.

Alergias alimentarias frecuentes en verano

Algunas de las alergias alimentarias más frecuentes en niños pueden tener su máxima representación en los meses de verano, no solo porque el consumo de ciertos alimentos potencialmente alérgenos aumenta en esta época del año, sino porque aumentan las comidas fuera de casa.

Las alergias alimentarias más frecuentes en la etapa estival son:

- Alergia al melocotón y a otras frutas de la misma familia cuyo consumo predomina en verano (paraguaya, nectarina, albaricoques, ciruelas...). Este tipo de alergia puede provocar reacciones graves e incluso anafilaxia. Otras frutas típicas del verano, como la sandía y el melón también pueden provocar alergia, aunque en menor medida.

  • Si quieres saber más sobre alergia a las frutas rosáceas, síntomas y tratamiento pincha aquí.


- Los mariscos son los responsables del ocho por ciento de las alergias alimentarias en nuestro país, aunque su incidencia en niños es más baja. En verano el consumo de marisco se incrementa, además de utilizarlo como ingrediente en la preparación de platos típicos de esta época del año, como cremas frías, ensaladas, arroces o salpicones.

- El anisakis es un parásito que se encuentra en el tubo digestivo de peces y cefalópodos (sepia, calamar y pulpo) y que puede provocar reacciones alérgicas o infecciones.

Aunque su prevalencia en niños es muy baja, debemos saber que el riesgo de alergia al anisakis puede verse incrementado durante esta época del año, a través de la ingesta de pescado crudo (como boquerones en vinagre o sushi), pescado poco hecho (incluyendo las sardinas a la brasa, tan habituales en verano), o con el consumo de pequeños pescados con vísceras.

  • Si quieres saber más sobre alergia al anisakis, síntomas, prevención y tratamiento pincha aquí.

- Por último, queremos mencionar el peligroso papel que tienen los alérgenos ocultos, como el kiwi o la piña (a menudo utilizados para decorar tartas o postres), los frutos secos , el huevo y los lácteos. Estos alimentos se suelen encontrar con frecuencia en preparados dulces, batidos, helados o granizados que habitualmente consumimos en verano.

Alergia al pelo de los animales

Aunque la persona que es alérgica al pelo de los animales lo es durante todo el año, lo cierto es que en verano hay más riesgo de sufrir reacciones alérgicas, pues el contacto con los animales aumenta si viajamos a entornos rurales, zoos o parques naturales, o si participamos con los niños en actividades como granjas-escuelas o paseos a caballo, entre otras.

Por eso, si tienes cualquier sospecha de que tu hijo pueda tener alergia a los animales (aunque los síntomas que presente sean muy leves o aunque el contacto vaya a ser con un animal diferente al que es alérgico), evita hacer este tipo de actividades y consulta con el especialista.

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