Estreñimiento en niños: por qué se produce y cómo puedes ayudar a tu hijo

El estreñimiento es un problema muy frecuente en la infancia que suele generar una gran preocupación entre los padres. De hecho, la AEP afirma que hasta un 25 por ciento de las consultas de gastroenterología infantil y un cinco por ciento de las consultas de pediatría están relacionadas con este problema.

Un niño está estreñido cuando disminuye la frecuencia en la que hace caca, o cuando tiene molestias al hacerla. En verano es un problema bastante común aunque también puede darse en otras épocas del año sin que exista ninguna enfermedad específica que lo provoque.

Te explicamos por qué se produce el estreñimiento en los niños y que podemos hacer para ayudarles.

¿Cuándo podemos hablar de estreñimiento?

Dado que la percepción que podemos tener los padres del problema puede ser algo subjetiva, la Asociación Española de Pediatría (AEP) especifica que para hablar de estreñimiento "deben darse al menos dos de los siguientes criterios, que deben presentarse al menos una vez por semana durante un periodo mínimo de dos meses previos al diagnóstico":

  • Menos de tres deposiciones a la semana.
  • Al menos un episodio de incontinencia fecal por semana.
  • Existencia de posturas o actitudes retentivas para evitar la defecación.
  • Defecación dolorosa.
  • Heces de gran diámetro en el recto o palpables a nivel abdominal.
  • Deposiciones excesivamente voluminosas que obstruyen el WC.

El problema del estreñimiento es que acaba volviéndose un círculo vicioso, ya que al estar el niño varios días sin defecar, la consistencia de sus heces se vuelve más dura, lo que a su vez propicia la aparición de pequeñas fisuras en el ano.

Estas fisuras provocan dolor a la hora de ir al baño, por lo que el niño acaba aguantándose las ganas y evitando el momento de hacer caca. Todo ello repercute en el agrandamiento y endurecimiento del bolo fecal, que a su vez provoca que la deposición se vuelva aún más dolorosa.

Por eso, otros síntomas asociados al estreñimiento son el dolor abdominal, escaso apetito, irritabilidad e incluso pequeños sangrados derivados de las fisuras que se producen en el ano por el paso de las heces duras.

Causas de estreñimiento infantil

Las causas del estreñimiento pueden ser orgánicas (debido a ciertas patologías o enfermedades, como la celiaquía, alergias, intolerancias, enfermedades del intestino...) o funcionales, que se suceden en un 95-97 por ciento de los casos.

A continuación detallamos las causas más frecuentes de estreñimiento infantil por intervalos de edad:

  • En bebés con lactancia exclusiva no se puede hablar de estreñimiento, aunque el bebé pase varios días sin hacer caca. En caso, las dificultades para eliminar las heces se deben a un sistema nervioso inmaduro y una defecación descoordinada.

  • En bebés que han comenzado con la alimentación complementaria, el estreñimiento es muy habitual. Se debe a que su estómago y sistema digestivo deben adecuarse a la incorporación en la dieta de alimentos sólidos, lo que propicia que los movimientos intestinales se ralentizan y aparezca un estreñimiento temporal.

  • En torno a los dos o cuatro años también pueden aparecer episodios transitorios de estreñimiento por causas psicológicas que provoquen en el niño miedo a hacer caca. Algunas de estas causas son la retirada del pañal, el inicio del colegio, el miedo a ir al baño fuera de un entorno que no se familiar...

  • Durante la primera infancia también es muy frecuente que los niños pospongan el momento de ir al baño porque no quieren interrumpir el juego, lo que acaba espaciando las evacuaciones intestinales y a la larga ocasionando estreñimiento.

  • Un escaso consumo de frutas, vegetales y alimentos ricos en fibra propicia la aparición de estreñimiento. También la poca hidratación y el cambio en las rutinas. En este sentido, durante las vacaciones de verano suelen ser frecuentes episodios de estreñimiento, tanto en niños como en adultos. Las causas principales son los viajes, el clima caluroso, los cambios de horario que alteran la rutina intestinal habitual, los cambios en la dieta, las comidas copiosas y la mayor ingesta de productos grasos, refinados y azucarados.

  • Algunos medicamentos también podría ocasionar estreñimiento ocasional.

  • Antecedentes familiares, pues se ha visto que los niños que tienen familiares que han sufrido o sufren estreñimiento son más propensos a padecerlo también ellos.

Qué hacer si el niño está estreñido

En muy contadas ocasiones el estreñimiento requiere de tratamiento, que en cualquier caso debe ser valorado y seguido por el médico. Algunas de las cosas que podemos hacer para ayudar a nuestro hijo a ir al baño son:

Aumentar la hidratación

La falta de hidratación hace que el organismo absorba más líquido tanto de los alimentos como de los excrementos. Como consecuencia, las heces se secan y son más duras, tienen más dificultad para expulsarlas.

Por eso es fundamental asegurarnos de que el niño bebe todo el agua que necesita y no sustituir el agua por bebidas azucaradas, gaseosas o refrescos. También podemos ofrecerle ocasionalmente zumos naturales con pulpa (que contienen más fibra) o agua de sabores frutales elaborada por nosotros mismos.

Aumentar el consumo de fibra, frutas y verduras

La Sociedad Norteamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas (NASPGHAN) recomienda también revisar la dieta del niño, con el fin de aumentar el consumo de frutas y verduras, y de alimentos ricos en fibra.

Algunas de las frutas y verduras más recomendables para combatir el estreñimiento son las ciruelas, kiwis, naranjas, manzanas, zanahorias, espinacas, acelgas, puerros... También debemos aumentar el consumo de legumbres (las judías blancas, garbanzos y lentejas son las que más fibra tienen) y de cereales integrales puesto que tienen un mayor aporte de fibra que los refinados.

Evitar comidas copiosas y cambios bruscos de rutinas

Han de evitarse las comidas copiosas que dificultan la digestión, ocasionan pesadez y ralentizan el ritmo intestinal. Igualmente, han de mantenerse unos horarios estables para cada comida, y aunque en verano es normal cierta flexibilidad, hemos de procurar alterar lo menos posible las rutinas de los niños, especialmente en el caso de los más pequeños.

Ejercicio físico y masajes en la tripa

El ejercicio físico es fundamental en cualquier etapa de la vida, y por supuesto también en la infancia. En los casos de estreñimiento, la actividad física ayuda a combatirlo, pues el movimiento favorece la motilidad intestinal y con ello el momento de ir al baño.

Igualmente, los masajes suaves en el abdomen en forma circular en el sentido de las agujas del reloj también ayudan a estimular el movimiento intestinal y favorecer la evacuación.

Inculcarle la importancia de ir al baño cada día

Es importante enseñarle al niño que no debe aguantarse las ganas de ir al baño cuando sienta la necesidad. También es útil iniciar una rutina de entrenamiento intestinal en la que el niño se siente en el inodoro durante cinco o diez minutos después de cada comida o antes del baño de la noche. Esta práctica ayuda a estimular la defecación y a crear buenos hábitos.

Pero la AEP desaconseja esta práctica en menores de dos años y medio, que aún no han alcanzado un patrón intestinal normal.

En caso de que el niño tenga dolor o molestias a la hora de hacer caca, estaremos acompañándole, prestándole nuestra ayuda al baño y entretenerle con un juego o un libro para que

Qué NO hacer si hay estreñimiento

Nunca des a tu hijo medicamentos (incluso de venta sin receta), laxantes, enemas, infusiones o probióticos para combatir el estreñimiento, si estos no han sido recomendados por su pediatra. Tampoco se debe introducir por el ano ningún bastoncillo untando con vaselina o aceite para estimular la defecación. Se trata de una práctica desaconsejada y peligrosa.

Cuándo consultar con el pediatra

Por lo general, el estreñimiento es un problema transitorio que mejora en pocos días con la introducción de cambios en la dieta y una correcta hidratación. Pero si tienes cualquier duda al respecto, el estreñimiento se acompaña de fisuras anales, o el niño no experimenta mejoría al cabo de dos semanas, es recomendable consultar con el pediatra.

También se debe consultar de inmediato si el niño presenta otros síntomas asociados como fiebre, malestar general, sangre en las heces, dolor e hinchazón abdominal, decaimiento o cualquier otro signo de alarma.

Fotos | iStock

Vía | Mayo Clinic, AEP

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