Los ocho tipos de carácter que puede tener tu hijo según la psicología

Se habla mucho del carácter de los niños. "Mi hijo tiene mucho carácter", o "a mi hija le falta carácter". Sin embargo, más allá de tener "mucho o poco" carácter, desde la psicología se entiende que tenemos un tipo de carácter u otro (o más bien, la combinación de más de uno).

En esta ocasión os traemos la clasificación de ocho tipos de carácter, propuesta por el filósofo y psicólogo francés Renato Le Senne, con la que podréis conocer un poco más la forma de ser, actuar y reaccionar de vuestro hijo.

¿Qué es el carácter?

La palabra carácter proviene del griego "kharakter", a través del latín "character", que significa "el que graba". Engloba un conjunto de cualidades psíquicas y afectivas que condicionan la conducta de cada individuo.

Entendemos también el carácter como "la manera en la que una persona reacciona habitualmente frente a una situación". Es la parte aprendida de la personalidad, que se adquiere con los años como consecuencia de las experiencias.

Hablamos en su día de la diferencia entre carácter, temperamento y personalidad. En este caso, y en relación a la forma de ser de cada uno, temperamento es la parte biológica, carácter la parte aprendida y personalidad, el resultado de ambas.

Los ocho tipos de carácter que puede tener tu hijo

Encontramos diferentes autores que han hablado de los diferentes tipos de carácter. Una clasificación importante dentro de la psicología es la de Renato Le Senne, aplicable a cualquier persona, es decir, tanto a niños como adultos.

La clasificación de Le Senne de los ocho tipos de carácter es aplicable a cualquier persona, es decir, tanto a niños como adultos.

Renato Le Senne (1882-1954), de origen francés, fue filósofo, psicólogo y profesor de la Sorbona (Francia), y es el autor de esta clasificación de los ocho tipos de carácter; su teoría se denomina "La Tipología de Le Senne".

Cada uno de estos caracteres nace de la combinación de tres propiedades distintas (que están más o menos presentes en cada persona):

  • La actividad: se refiere a la necesidad espontánea de actuar.
  • La emotividad: es la conmoción que nos producen los acontecimientos de nuestra vida diaria.
  • La resonancia: es la repercusión que las impresiones tienen sobre el ánimo de cada persona.

El carácter se puede moldear a través de la educación. Algunos caracteres son más problemáticos que otros, pero más bien, porque el educador (o en este caso, el padre, la madre...), también tiene su propio carácter, y en esa interacción pueden surgir conflictos.

Estos caracteres que describiremos a continuación no necesariamente se aplican en su totalidad a los niños; de hecho, lo normal es que cada niño tenga más de un carácter predominante, es decir, características de más de uno.

Lo normal es que cada niño tenga más de un carácter predominante, es decir, características de más de uno.

1. Carácter colérico

Son niños con mucha necesidad de actividad. Persuasivos, combativos y entusiastas. Tienen inclinación a comunicar lo que piensan, y una tendencia a dominar y a ser "líderes".

Les suelen gustar los deportes y tienen talento para improvisar. Por contra, pueden distraerse fácilmente y empezar cosas sin acabarlas. Les cuesta también reconocer sus errores y son impulsivos.

2. Carácter apasionado

Son niños inquietos, con pasiones fuertes. Saben ser firmes y sistemáticos, y se planifican para lograr sus objetivos. Les interesa todo lo social y lo filosófico. Son perseverantes con lo que se proponen y les guía su pasión. Por otro lado, les cuesta ser dirigidos por otros.

3. Carácter nervioso

Son niños con sentimientos que varían fácilmente. Muy imaginativos, con facilidad para la palabra. Viven las emociones de forma intensa. Tienen tendencia a ser buenos y compasivos, aunque les cuesta ser perseverantes y metódicos.

4. Carácter sentimental

Los niños con un carácter sentimental son profundos y sensibles. Para ellos los amigos son muy importantes, y se acuerdan de los detalles. Su fuerte no es la actividad (física o mental), sino la afectividad.

Les resulta fácil ser introspectivos, reflexionar y analizarse a sí mismos. También pueden ser indecisos, y les cuesta olvidar esas cosas que les han hecho daño.

5. Carácter sanguíneo

Los niños con un carácter sanguíneo tienen sentimientos no profundos pero abundantes. Destacan por su alegría y por ser conversadores y chistosos. Son sociables y necesitan estar siempre haciendo cosas.

Son efusivos y dicen todo lo que piensan. No son rencorosos. Por otro lado, les cuesta acabar lo que empiezan y ser perseverantes. Se ilusionan mucho con las cosas, son bastante prácticos y suelen improvisar.

6. Carácter flemático

Tienen una personalidad muy estructurada; para algunas personas pueden parecer un poco fríos, sin sentimientos intensos ni grandes pasiones. Son pacientes y poco habladores, metódicos, perfeccionistas y más bien sociables.

Son también reflexivos (piensan antes de actuar), prudentes, ordenados y prácticos. No se preocupan en exceso por las cosas pero tienen un gran sentido del deber.

7. Carácter amorfo

Son niños influenciables, optimistas, amables y poco constantes con las cosas. Se adaptan fácilmente a los cambios pero son un poco perezosos y desordenados.

8. Carácter apático

Finalmente, los niños con un carácter apático predominante prefieren la soledad y la vida tranquila y son más bien pasivos. No le dan una especial importancia a la vida social y a las amistades, y son más bien conformistas.

Son disciplinados y tienden a vivir de forma pasiva. Les cuesta comprometerse en actividades que requieren esfuerzo y sacrificio.

Más allá de las clasificaciones: la importancia de ser flexibles

Puede que al leer estas descripciones de carácter pensemos que nuestro hijo tiene un carácter u otro; sin embargo, lo normal es que presente rasgos de varios de ellos.

Puede que al leer estas descripciones de carácter pensemos que nuestro hijo tiene un carácter u otro; sin embargo, lo normal es que presente rasgos de varios de ellos.

Al final, las clasificaciones pueden ayudarnos a tener una orientación, pero lo mejor es ser flexibles y aceptar que nuestro hijo, como ser humano que es, es complejo y perfecto tal y como es. Pero cuidado, esto no quita que no se puedan trabajar ciertos aspectos con él.

Las clasificaciones pueden ayudarnos, por supuesto, pero lo ideal es seguir conociendo a nuestros hijos, así como conocernos a nosotros mismos, para saber cómo podemos acompañarlos y crecer con ellos.

Por ello, la clasificación de Le Senne nos permite encuadrar o agrupar mejor ciertas formas de ser, y seguramente tu hijo encaje más en un carácter que en otro porque es "su carácter dominante", pero también puede salirse un poco de él y no pasa absolutamente nada. Como se suele decir, cada persona es un mundo.

Foto | Portada (Freepik)

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