Somos la generación sándwich que cuida a la vez padres mayores e hijos pequeños

Con el retraso de la maternidad y el aumento de la esperanza de vida, tenemos doble carga de cuidado; por un lado, cuidamos a los hijos, que aún son pequeños, y por el otro, a los padres, que ya son mayores.

Se denomina "la generación sándwich", un concepto ideado en 1981 por la trabajadora social Dorothy Miller. Analizamos las causas y consecuencias de este fenómeno.

El fenómeno de la generación sándwich

Ya habíamos hablado de este fenómeno en artículos anteriores, como en la entrevista de la psicóloga Cristina Vázquez, quien afirmó lo siguiente: "Cada vez más hijas únicas vivirán la vejez de sus madres al mismo tiempo que el nacimiento de sus propios hijos".

Como decíamos en la introducción, el concepto de la generación sándwich fue introducido por Dorothy Miller para definir a ese grupo de mujeres estadounidenses de entre 30 y 40 años, que se sentían como entre dos rebanadas de pan; por un lado, debían cuidar a los hijos, y por el otro, a los padres.

El contexto, claro, era otro; las mujeres tenían menor presencia en el mundo laboral y eran madres mucho antes que ahora, como en generaciones anteriores.

Sin embargo, a diferencia de sus propias madres, sus hijos empezaban a independizarse más tarde. Eran mujeres que se dedicaban a cuidar a sus progenitores mientras convivían aún con sus hijos adolescentes o adultos sin independizar. Ahora, ocurre lo mismo pero con hijos pequeños.

Retraso de la maternidad y mayor esperanza de vida de los padres

Según de Helpycare, una agencia dedicada al cuidado de ancianos, en 2020 el 12% de los padres de 45 años formaban parte de este grupo de la generación sándwich, y dedicaban tres horas diarias al cuidado de su familia, en comparación con los padres de más de 45 años, que no superaban las dos horas por día.

Esta diferencia se debe en muchos casos, a que los padres mayores de 45 años tienen hijos que son más mayores, y por lo tanto, no precisan tanto de su ayuda.

Así, la generación sándwich no es un fenómeno nuevo, pero sí está en auge debido a dos factores clave que explican este cambio de modelo familiar, en el que cuidamos a los hijos pero también a los padres.

1. Los padres viven muchos años

La esperanza de vida va aumentando gracias a los avances de la medicina y la tecnología: según la OMS, España es el cuarto país con mayor esperanza de vida (después de Japón, Suiza y Singapur). De hecho, también según la OMS, entre 2015 y 2050, el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años casi se duplicará, pasando del 12% al 22%.

Por su parte, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de personas de 65 años o más crecerá de manera exponencial para el año 2025.

2. Retraso de la maternidad

Según el INE, la media a la que las españolas empiezan a tener hijos ronda los 32 años (en los hombres, se retrasa aún más). Además, tenemos menos hijos. De hecho, la natalidad en España registró su mínimo histórico en 2022, con 7.000 bebés menos nacidos que el año pasado.

Y de hecho, la edad materna se retrasa bastante, más allá incluso de los 40 años; según el INE, durante el primer trimestre del año 2022 nacieron más bebés que nunca de madres mayores de 45 años. En concreto, de enero a marzo se dispararon en un 42,8%, los nacimientos de niños cuyas madres tienen más de 45 años, 973 bebés, frente a la cifra registrada en el primer trimestre del 2021, cuando nacieron 681 bebés.

Estos hechos aumentan la probabilidad de tener hijos pequeños y padres mayores y/o dependientes a la vez. Según explica a El Mundo Begoña Elizalde-San Miguel, profesora de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Pública de Navarra: "Es una edad que va en ascenso constante, una tendencia sin vuelta atrás" [...] "y esa fase coincide, y cada vez lo hará más, con que tus padres son mayores".

Afecta más a los mujeres, pero también a los hombres

Estos dos factores dan como resultado a adultos de entre 35 y 55 años, que se encuentran cuidando, a la vez, de sus padres y de sus hijos.

Sin embargo, la incorporación de la mujer al mercado laboral de pleno derecho, y el consiguiente reparto de cargas familiares, ha hecho que hoy, el término generación sándwich afecte tanto a hombres como a mujeres, aunque sean ellas las que lo sufran más a menudo.

Cuidar a los padres: cambios importantes

La periodista Milagros Álvarez Gortari, autora de "Mujeres Generación Sándwich" (Plataforma Editorial, 2009), explica en su libro su propia experiencia cuidando de su madre con hijos adultos.

Según ella, para el diario El Salto, "hacerse cargo de mayores en casa exige cambios drásticos para los que no siempre se cuenta con colaboración familiar".

Algunas de las soluciones que encuentran las familias son: que los progenitores se vayan a vivir con los hijos, los centros de día o las residencias, tener un cuidador interno para el familiar, el cuidado por turnos entre hermanos y hermanas o bien mudarse cerca de los padres.

Son soluciones que, aunque puedan ser adaptativas, también implican estrés, desgaste emocional y una reorganización total de la logística y los roles familiares.

El coste económico y emocional de cuidar

No podemos olvidar la parte económica que implica cuidar, por un lado, a unos padres que, o bien son dependientes, o bien tienen alguna enfermedad crónica (o ambos). Y esto implica pagar las instituciones (centros de días, residencias...), un cuidador en casa, la medicación...

Sumado a todos los gastos que implica cuidar a un bebé, o llevarlo a la escuela infantil, porque conciliar todo esto con el trabajo resulta imposible. De hecho, entre los gastos y las reducciones de jornada que puede acarrear tener a alguien a tu cargo, esto podía suponer en 2020 hasta 10.000 euros al año, según la agencia Helpycare. Ahora con la inflación, las cifras aumentan.

Y, por otro lado, no olvidemos el coste emocional que supone una situación así, que es muy elevado y que puede conducir a síntomas ansiosos y depresivos.

Algunas recomendaciones

Fomentar la corresponsabilidad en la pareja y con la familia (hermanos) y poder pedir ayuda, son aspectos clave para que esta carga no la llevemos solo las mujeres cuando así es.

Por otro lado, es importante poder tratar el tema con anticipación en la familia, informarse sobre las prestaciones de la Ley de Dependencia y conocer el poder adquisitivo con el que contará el anciano en el momento de tener que mudarse con su hijo (o de tener que irse a una residencia). Y por supuesto, pedir ayuda psicológica en caso de necesitarla.

Foto | Portada (Freepik)

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