Estos son los siete comportamientos que tienen las personas con una autoestima sana, la clave para ser feliz

La autoestima es como una compañera de viaje con la que hemos de aprender a llevarnos bien, porque jamás nos separamos de ella. Hay épocas en las que somos más amigos y otras, menos; lo que está claro es que tener una autoestima sana es una de las claves para ser felices.

Y tener una buena autoestima no significa tener una autoestima perfecta, no tener defectos o complejos o "quererse mucho" siempre; sí significa ser realista y crítico con uno mismo pero a la vez, ser capaces de conectar con la autocompasión y las propias fortalezas en los malos momentos. Descubre en este artículo siete comportamientos de las personas con una autoestima sana.

1) Practican la autocompasión y no buscan la perfección

Las personas con una autoestima sana se tratan a sí mismas con amabilidad y compasión, incluso en los momentos difíciles. En lugar de ser críticas y exigentes consigo mismas, se dan permiso para cometer errores y aprenden a perdonarse a sí mismas.

Así, practican la autocompasión al reconocer que son seres humanos imperfectos, y se ofrecen el mismo apoyo y comprensión que ofrecerían a un amigo en una situación similar.

Ejemplo práctico: En lugar de regañarse por no cumplir con una meta o por tener un error en el trabajo, se dan cuenta de que lo están haciendo lo mejor que pueden y se animan a sí mismas con palabras de aliento (a través de un diálogo interno objetivo), recordándose que el proceso de aprendizaje y crecimiento es más importante que llegar a "la perfección".

2) Marcan límites sanos en sus relaciones y se respetan a sí mismas

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Por otro lado, las personas con una autoestima saludable tienen la capacidad de poner límites claros y saludables en sus relaciones. Reconocen sus propias necesidades y priorizan su bienestar emocional, lo que les permite decir "no" cuando es necesario y alejarse de situaciones o personas que no les ofrecen apoyo o respeto.

Ejemplo práctico: Si alguien constantemente las critica o las trata de manera irrespetuosa, tienen la fortaleza emocional para poner límites y distanciarse de esa persona, protegiendo así su autoestima y bienestar (y respetándose).

3) Reconocen sus errores y defectos y se aceptan

Otro comportamiento que las caracteriza es que se aceptan a sí mismas tal y  como son, con todas sus virtudes y defectos, reconociendo sus fallos. No se comparan constantemente con los demás, y si lo hacen -porque compararse es inevitable-, no se machacan con eso, o al menos, tratan de darle una vuelta a esa envidia y transformarla en admiración, en un motor para mejorar.

Eso no significa que siempre lo logren, por supuesto, pero lo intentan. Además, tampoco buscan la aprobación externa para sentirse valiosas. Eso no significa que los demás no refuercen su autoestima, claro que sí, pero no es la única fuente que potencia su autoestima. Por otro lado, se conocen a sí mismas, valoran sus cualidades únicas y se sienten cómodas en su propia piel.

Ejemplo práctico: En lugar de criticarse por sus imperfecciones, se enfocan en sus fortalezas y en tratar de aceptar sus defectos y mejorar aquello que sí pueden cambiar.

4) Cultivan relaciones sanas (filtran a las personas en su vida)

Las personas con una autoestima sana eligen rodearse de personas que les apoyan, les nutren, les inspiran y las hacen sentirse valoradas (las llamadas personas vitamina). Construyen relaciones saludables basadas en el respeto mutuo, la confianza y la transparencia. Además, ponen límites claros en sus relaciones y se alejan de aquellas personas tóxicas o que les hacen sentir mal consigo mismas.

Ejemplo práctico: Pasan tiempo con amigos y familiares que las hacen sentir amadas y aceptadas, y se alejan de relaciones tóxicas que les generan estrés o angustia emocional.

5) Practican el autocuidado sin tener que llegar al límite

También priorizan su bienestar físico, emocional y mental. Se dedican tiempo para cuidar de sí mismas y recargar energías, ya sea a través de la práctica regular de ejercicio, la alimentación saludable, el sueño adecuado o la práctica de técnicas de relajación y mindfulness.

Además, no esperan a agotarse completamente, llegando a su límite, para empezar a cuidarse, sino que ya lo hacen (y descansan) como un hábito regular.

Ejemplo práctico: Dedican tiempo cada día para hacer ejercicio, meditar o disfrutar de actividades que les proporcionen alegría y relajación, sabiendo que cuidar de sí mismas es clave para su bienestar físico y emocional.

6) Se desafían a sí mismas, buscan mejorar

Además, se desafían a sí mismas a crecer y aprender continuamente. Ven los retos como oportunidades para desarrollar nuevas habilidades y fortalezas, en lugar de como obstáculos imposibles. Se sienten cómodas fuera de su zona de confort y están abiertas a asumir nuevos retos y experiencias.

Ejemplo práctico: Aceptan desafíos laborales o personales que les permitan crecer y aprender, aunque puedan sentir miedo o inseguridad inicialmente.

7) Son realistas pero agradecidas

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Finalmente, son personas realistas, que no huyen de lo malo ni lo minimizan, aunque eso no les impide cultivar una actitud de gratitud hacia la vida, reconociendo y apreciando las cosas buenas que tienen y las experiencias positivas que tienen en su día a día. En lugar de enfocarse en lo que les falta o en lo que no tienen, se centran en lo que tienen y en las cosas que les hacen sentir agradecidas.

Y esto, sobre todo, lo hacen a nivel personal; son capaces de conectar con sus cualidades y logros y de agradecerlos, sin olvidar lo malo, pero dándole menos peso.

Ejemplo práctico: Llevan un diario de gratitud donde anotan diariamente cosas por las que se sienten agradecidas, y saben conectar con los recursos aprendidos a lo largo de su vida, lo que les ayuda a mantener una perspectiva optimista incluso en momentos complicados.

Foto | Portada (Una rubia muy legal, 2001)

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