Siete claves para enseñar a tu hijo a defenderse sin usar la violencia

Por desgracia el acoso escolar está a la orden del día. Lo vemos en las noticias continuamente y parece que la violencia acecha en cada esquina. Como padres sentimos miedo porque tratamos de alejar a nuestros hijos constantemente de este tipo de situaciones pero no siempre es posible. Aunque parezcan hechos aislados, lo cierto es que dos de cada diez alumnos sufre acoso escolar en el mundo, según el informe de la Unesco: Ending the Torment: Tackling bullying from the schoolyard to cyberspace.

Queremos centrarnos en la importancia que tenemos los papás para enseñar que los problemas pueden resolverse sin violencia y que somos los responsables de enseñarles cómo hacerlo. Quizá no te hayas parado a pensar pero, es bastante común oír a los padres decir a sus hijos, antes situaciones de violencia, algo como "¡defiéndete!" "¡pégale tú también!", cuando la premisa correcta debería ser enseñarle a defenderse sin usar violencia. Os damos a continuación algunas claves que podéis poner en práctica.

Muéstrale el valor de la tolerancia desde casa

Lo primero que debemos comprender es que los niños que cometen actos de abuso, violencia y acoso escolar también son niños. La principal razón por la que se da la violencia en este contexto es por las diferencias que ellos perciben. Por tanto, hemos de enseñar a nuestros hijos a aceptarse, a apreciar su identidad, su raza, su familia y su propio yo. No deberíamos burlarnos de otros, ni expresarnos con violencia cuando alguien vulnere nuestros derechos. Si estás en la fila en el súper y alguien se pone delante, actúa y reclama tu derecho sin ser agresivo. Recuerda: tu hijo te está viendo.

Un niño que se siente querido y aceptado en el círculo familiar puede tener más posibilidades de éxito en sus interacciones sociales.

Escúchale, eres su mejor apoyo

Si tu hijo llega a casa y te cuenta que sufre algún tipo de acoso o simplemente un "mamá, hoy me han empujado" no lo ignores. Algo que para ti puede ser "cosas de niños", para tu pequeño, tan vulnerable es una situación que necesita atención por tu parte. Debes escuchar qué ha ocurrido, preguntar cómo lo ha gestionado y sobre todo saber si ha sido algo puntual o un comportamiento que se repite continuamente.

Esto debes hacerlo tanto si es tu hijo el que recibe esos "empujones" como si es el que los da, recuerda que queremos eliminar la violencia en todos los sentidos y ahí estará nuestro papel como modelos ofreciendo estrategias para resolver esos conflictos sin usar ningún tipo de violencia.

Enséñale a expresar sus sentimientos sin agresividad

Desde muy pequeños los niños suelen actuar por instinto y generalmente se defienden con agresividad utilizando su cuerpo, ya sea mordiendo, empujando, gritando, golpeando, etc., actitudes que si no son corregidas a tiempo pueden llegar a convertirse en un problema, convirtiéndose en comportamientos violentos en un futuro. Por eso es nuestro deber enseñarles a identificar sus sentimientos en una situación que no sea agradable. Es importante que aprenda a manejarla y a expresarla. Tener rabia acumulada nos lleva naturalmente a tener conductas agresivas y en algunos casos los conduce a la tristeza o a la angustia.

También es frecuente que a veces tu pequeño sienta frustración cuando no consiga hacer algo y se enfade y de golpes, ahí debes actuar y enseñarle que ese comportamiento jamás le ayudará a resolver lo que estaba intentando hacer, ya sea montar un juguete o cerrar un cajón. Sin embargo si respira y lo hace de forma tranquila comprenderá que los resultados si le llevan a su objetivo.

La venganza no es dulce

Es probable que tu hijo piense que devolver ese puñetazo sería lo mejor, que quizá va a sentirse mejor pero debes hacerle comprender que ese sentimiento apenas va a durar unos segundos y sin embargo va a utilizar el mismo recurso que su agresor, la violencia. Eso le hará caer en el mismo error y además generará una situación en bucle donde el agresor también buscará venganza. ¿Esto merece la pena?

Por eso, es importante que enseñemos a nuestros hijos a utilizar su voz, y que entiendan que, a veces, la mejor manera para la defensa es el diálogo. Si tu hijo puede defender sus límites personales y derechos de manera verbal, habrás ganado el primer paso. Por esa razón deben aprender a decir que no. También, deben agregar a su vocabulario palabras como "esto no me gusta", "no hagas esto", "te pido que pares". Puede causarles un poco de miedo, pero es nuestro deber enseñarles que deben hacer valer sus derechos sin llegar a la violencia.

Huir de situaciones peligrosas

El niño debe comprender que hay personas y situaciones de las que es mejor huir. Si algo le está molestando es mejor ignorarlo. No es sinónimo de cobardía, sino muestra de inteligencia.

Valora el autodominio

El niño más fuerte es el que sabe dialogar no el que pega más fuerte. Nuestros niños deben saber desde pequeños que la verdadera fortaleza de carácter está en respetar a los demás y no dejarnos llevar por los impulsos.

Pedir ayuda no es ser soplón

Por otro lado, deben saber que si poner un alto no funciona tienen que pedir ayuda. No podemos callar la violencia, pues esa es una forma de consentirla. Antes de entrar en conflicto y salir lastimados es mejor recurrir a un adulto y pedir ayuda.

La violencia nunca lleva a nada bueno por esta razón es importante que nuestros niños aprendan desde muy pequeños a defenderse ante este tipo de situaciones, y promover como padres la tolerancia y el respeto, evitando en la medida de lo posible el acoso y la violencia escolar.

Desde 1993 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) reconoció el día escolar de la no violencia y la paz, también conocido como DENIP, jornada educativa no gubernamental fundada en España en 1964 por el poeta y pacifista Llorenç Vidal. Hoy es el día para promover la educación no violenta. No a la cultura de imposición. No al miedo.

Como padres es nuestro deber educar, fomentando una enseñanza no violenta para que ellos aprendan cómo deben ser tratados y cómo deben tratar a las demás personas dentro de la sociedad. De esta forma, cuando nuestros hijos lleguen a una edad escolar es menos probable que se vean envueltos en situaciones de violencia. Y si sucede, aprenderán a defenderse de la mejor manera posible, empecemos desde este momento a ser padres en pro de la defensa sin violencia. Recuerda, tu hijo debe defenderse, pero sin agredir.

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