Crecimiento intrauterino retardado: qué consecuencias tiene que el bebé crezca menos de lo normal en el embarazo

Durante el embarazo puede darse el caso de que el bebé crezca menos de lo normal. Es lo que se conoce como "crecimiento intrauterino retardado o restringido" (CIR), que se produce en un ocho por ciento de los embarazos, a menudo por problemas con la placenta.

El diagnóstico de un CIR llega a través de una ecografía y supone un duro golpe para los padres, pues surgen dudas y miedos sobre la salud y el desarrollo de su hijo. Hoy vamos a saber más acerca del crecimiento intrauterino retardado, por qué se produce y qué consecuencias tiene para el bebé.

¿Cuáles son sus causas?

Hay tres posibles causas por las que puede producirse un crecimiento retardado del bebé dentro del útero:

  • Por un lado estarían las causas de origen materno, tales como el consumo de tabaco, alcochol, ciertos medicamentos y drogas durante el embarazo, la edad de la madre (ser menor de 16 años o mayor de 35), una mala nutrición o ciertas enfermedades como la diabetes pregestacional, la preemclampsia o el síndrome antifosfolipídico.

  • Por otro lado hablaríamos de causas placentarias, que hacen referencia a un mal funcionamiento de la placenta a la hora de transportar oxígeno y alimento al bebé.

  • Y por último también estarían las causas de origen fetal, tales como alteraciones genéticas o cromosómicas, infecciones (toxoplasma, sífilis, rubeola, citomegalovirus, herpes simple) y gestaciones múltiples.

Además, se ha asociado un mayor riesgo de retardo en el crecimiento en los casos de mujeres que ya tuvieron un embarazo previo con CIR. En este caso, las probabilidades parecen elevarse al 29 por ciento, frente a un nueve por ciento si el hijo previo no es CIR.

Las causas placentarias suelen ser las más comunes, aunque en un 40 por ciento de los casos nunca se llega a conocer la causa concreta.

Dependiendo de los factores implicados en este retraso, el feto puede ser simétricamente pequeño o tener una cabeza del tamaño normal para su edad gestacional, mientras que el resto de su cuerpo es pequeño. En este sentido, se describen tres tipos de retraso del crecimiento intrauterino, de los que ya os hablamos de manera detallada hace un tiempo.

¿Cómo y cuándo se diagnostica?

A lo largo de los distintos controles que se suceden durante el embarazo, el médico podrá determinar si el bebé está creciendo con normalidad dentro del útero. La prueba principal para vigilar este crecimiento es la ecografía, que permite tomar una serie de medidas del feto para poder valorar su peso.

La ecografía también sirven para determinar la cantidad de líquido amniótico y los movimientos que realiza el bebé, porque algunos bebés con retraso de crecimiento intrauterino presentan una disminución de la cantidad de líquido amniótico y de los movimientos.

Si se detecta que el bebé es pequeño, las exploraciones ecográficas pasarán a realizarse con mayor frecuencia, y habrá que hacer una ecografía Doppler como prueba complementaria con el fin de vigilar en todo momento el bienestar fetal. Pero es importante señalar que sólo una tercera parte de los bebés pequeños presentan CIR.

Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), un retraso grave precoz se suele detectar a las 27 semanas, pero éste afecta solamente a un uno por ciento de los embarazos. El resto, más moderado, se diagnostica a partir de las 32-34 semanas, en la ecografía del tercer trimestre.

¿Qué hacer ante el diagnóstico de CIR?

El diagnóstico de un crecimiento intrauterino retardado no tiene porqué estar asociado inevitablamente con la finalización de la gestación o la provocación del parto, pues esto sólo debe hacerse cuando el riesgo a que el bebé permanezca dentro del útero sea mayor al riesgo de que nazca de manera prematura.

En los casos de CIR tardío, lo único que se puede hacer es vigilarlo para que no produzca ninguna complicación en la última etapa del embarazo, pero en casos graves o en aquellos en los que se detecten problemas en la placenta, hay que adelantar el parto.

La forma de dar a luz a un bebé con CIR dependerá no sólo de sus semanas de gestación sino de su estado general, pues en casos de bebés muy prematuros o con serias afectaciones de la placenta, se optará por realizar una cesárea.

Ya ya por último cabe mencionar que, según podemos leer en el Protocolo de Actuación CIR de la Junta de Andalucía, hasta la fecha, ante un diagnóstico de CIR no hay nada que la madre pueda hacer para mejorar las condiciones de crecimiento de su bebé en el útero. Medidas como reposo en cama, incremento calórico, protéico, y/o vitamínico, o cierta medicación, parecen haber resultado ineficaces.

¿Cuál es el desarrollo posterior de un bebé con CIR?

Una vez nacido el bebé con CIR, su desarrollo y evolución dependerá de múltiples factores, entre los que se encuentra la causa que produjo el CIR, el momento de la gestación en que se produjo, y la nutrición post-natal que reciba.

Al comparar el desarrollo de un bebé con CIR con otro nacido a término con el peso y la talla adecuados, se observan ciertas diferencias significativas en el desarrollo psicomotor, así como una mayor predisposición a padecer enfermedades en la edad adulta como diabetes, problemas renales o hipertensión arterial.

En cualquier caso, el pediatra de atención primaria será quien deba controlar de manera exhaustiva el crecimiento y desarrollo del bebé CIR, prestando especial atención a su evolución en los primeros años de vida.

Fotos | iStock

Vía | Science Direct

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