Siete herramientas de la Disciplina Positiva para fomentar la autonomía en los niños desde temprana edad

Un niño que se siente seguro querrá explorar el mundo que le rodea, tomar decisiones en ciertos momentos o hacer las cosas por sí mismo. En definitiva, querrá tener autonomía y sentirse libre para actuar.

Siempre atendiendo a su edad, los padres debemos favorecer que nuestros hijos sean autónomos, pues con ello estaremos ayudándoles a ganar madurez y a sentirse válidos y capaces, lo que a su vez repercutirá muy positivamente en su autoestima y felicidad.

Para ayudarte a fomentar la autonomía de tu hijo desde temprana edad te compartimos estas siete herramientas de la Disciplina Positiva y cómo ponerlas en práctica.

Cooperación

Los niños desean hacer cosas por sí solos, ayudarnos, ser tenidos en cuenta y sentirse útiles dentro del seno familiar.

Pero conseguir su cooperación no debería pasar por imponer nuestro criterio y pedir que nos obedezcan sin rechistar. Haciendo esto no solo no estamos fomentando su autonomía, sino que muy probablemente el niño se niegue a colaborar, ya sea por "llevarnos la contraria" o por evitar sentirse juzgado.

Si queremos fomentar la autonomía del niño y lograr su cooperación es necesario conectar primero con sus necesidades emocionales, ser respetuosos con sus tiempos y pedirles de forma clara su ayuda u opinión, sin obligar, criticar ni juzgarla después.

  • Te contamos más sobre cómo fomentar la autonomía y cooperación del niño sin órdenes ni imposiciones en este artículo.

Tabla de rutinas

IG @silviadj

Las tablas de rutinas contribuyen a aumentar la seguridad y confianza en los niños, así como su autonomía e independencia. Y es que saber qué rutina o hábito toca poner en práctica en cada momento permite a los más pequeños acometer las tareas por sí mismos, evitando las órdenes, los conflictos familiares y las luchas de poder.

Todo ello va a repercutir de forma positiva en la autoestima de los niños, y por consiguiente en su felicidad.

  • Te explicamos cómo hacer una tabla de rutinas y que debemos tener en cuenta para ponerla en práctica con éxito en este artículo.

Opciones limitadas

Los niños, especialmente los más pequeños, suelen apabullarse a la hora de acometer una acción compleja, y por ello se niegan a hacerlo, sentimos que nos desafían o nos desesperan con su lentitud. Pero los adultos no siempre nos damos cuenta de que a veces ponemos límites demasiados estrictos o desproporcionados, o incluso les exigimos cosas para las que no están preparados.

Las opciones limitadas son una buena herramienta para fomentar la autonomía de los más pequeños de una forma paulatina, al tiempo que trabajan otras habilidades como la toma de decisiones y el sentido de la responsabilidad.

  • Te contamos cómo implementar la técnica de opciones limitadas en vuestro día a día en este artículo.

Preguntas de curiosidad

Las preguntas de curiosidad son una excelente herramienta para todo. Nos ayudan a entender mejor a nuestros hijos, a saber más cosas sobre ellos sin someterlos a un interrogatorio forzado, a conocer sus interés, sus gustos, sus habilidades...

Si preguntásemos más y ordenásemos menos, lograríamos fomentar la autonomía de los niños una forma sencilla y positiva.

Algunas de las preguntas que podemos hacer en lugar de ordenar: "¿Qué hay que hacer antes de comer?" (en vez de "lávate las manos"); "¿Dónde guardamos el abrigo cuando llegamos a casa?" (en vez de "guarda el abrigo en el armario"); "¿Qué ocurriría si saltas en un charco con las zapatillas de deporte?" (en lugar de "no saltes en el charco, que te vas a mojar") y "¿Cómo podrías evitar mojarte los pies?" (para que el niño llegue a la conclusión de que si se pone unas botas de agua no se mojará y podrá saltar).

  • Si quieres saber más sobre cómo ayudan las preguntas de curiosidad y qué tener en cuenta a la hora de plantearlas puedes leer este artículo.

Enfoque en soluciones

A pesar de que los adultos cometemos errores con frecuencia, muchas veces nos cuesta aceptar que también los cometan los niños. Pero ellos, que precisamente están aprendiendo a desarrollar habilidades para enfrentarse a la vida e interiorizar las normas sociales, son quienes más necesitan de nuestro apoyo en esos momentos.

Y es que según cómo actuemos los padres y educadores, el error puede convertirse en algo que les avergüence y humille hasta el punto de querer esconderlo la próxima vez que suceda, o en una oportunidad maravillosa de aprender y adquirir nuevas habilidades para la vida.

En este sentido, es fundamental no quedarnos anclados en el error cometido, ni decirle al niño cómo debe actuar para repararlo. Por el contrario, es fundamental enseñarle a asumir las consecuencias de sus actos, pedir perdón por ellas y ser proactivo en la búsqueda de soluciones.

  • Si quieres saber más sobre el enfoque en soluciones y cómo ponerlo en práctica para incentivar la autonomía del niño cuando cometa un error, lee este artículo.

Motivación y aliento

Cuando alentamos a nuestro hijo le estamos animando a actuar, a pensar, a explorar, a opinar por sí mismo... sin poner el foco en el resultado final de su conducta, sino el fomento de su autonomía.

Infundimos aliento a nuestros hijos cuando nos interesamos abiertamente por lo que están haciendo y les preguntamos sobre ello. Así, en lugar de decirles "Muy bien! ¡Qué dibujo más bonito!", podemos preguntarles cosas como qué colores han utilizado, qué simboliza lo que han pintado, cómo lo han hecho, qué les inspira, qué sienten cuando ven el resultado final...

De este modo estamos animándoles a reflexionar, a darse cuenta de detalles que quizá les han pasado inicialmente desapercibidos, a evaluarse a sí mismos y a cambiar eso que ellos (y no otros) creen que pueden mejorar.

También infundimos ánimos y aliento cuando en lugar de centrarnos en las notas que traen, nos enfocamos en el esfuerzo que han realizado durante el curso, en lo mucho que han estudiado, en cómo se han superado, en el coraje que han puesto para hacer frente a esa materia que se les atraganta...

Igualmente, cuando hacemos a nuestros hijos conscientes de sus propios logros ("¿te has dado cuenta de cómo has resuelto este conflicto?") y nos interesamos por lo que esto les hace sentir, también les estamos alentando.

  • Para conocer las diferencias entre alentar y elogiar y cómo influyen en la autonomía del niño puedes leer este artículo.

Llegar a acuerdos

Establecer acuerdos con los hijos es, probablemente, uno de los aspectos más complicados a la hora de educar, pues requiere negociación, escucha activa, empatía y confianza en el otro.

Llegar a un acuerdo significa acercar puntos de vista u opiniones, y esto hace que muchas veces ambas partes tengan que ceder en algunos aspectos, ser flexibles y entender que hay otros puntos de vista diferentes al nuestro, pero igualmente válidos.

Sin embargo, aunque a los padres nos resulte más cómodo, fácil y rápido ordenar a nuestros hijos, fijar acuerdos de una forma conjunta es mucho más positivo y educativo para ellos, y a nosotros nos provoca menos desgaste que estar siempre dando órdenes y supervisando cada cosa que hacen.

Además, cuando nuestros hijos tienen claro qué hacer y qué no gracias a los acuerdos, son capaces de actuar de una forma libre y autónoma, evitando discusiones y peleas familiares.

  • En este artículo puedes leer más información sobre cómo llegar a acuerdos con los hijos y salir todos ganando.

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