Hermanos con una relación de dependencia: qué hacer (y qué no) según una experta en inteligencia emocional

Todos los padres anhelamos que nuestros hijos tengan una buena relación de hermanos, jueguen juntos, se entiendan y se respeten. Pero, ¿qué sucede cuando existe una relación de dependencia y uno de los hermanos necesita depender siempre del otro?**. ¿Hay algo que podamos hacer los padres para ayudarles?

Hemos hablado de ello con Sonia Martínez Lomas, psicóloga especialista en inteligencia emocional, educadora y fundadora de los centros 'Crece Bien'. A priori, Sonia comenta que no hay nada malo en que los hermanos siempre quieran estar juntos, aunque existen ciertos aspectos que debemos tener en cuenta. ¡Te lo contamos!

Hermanos dependientes: ¿qué características presentan?

En Bebés y Más hemos hablado en varias ocasiones sobre cómo educar a nuestros hijos para que entre ellos tengan una buena relación. También os hemos ofrecido consejos para evitar los celos, rivalidades y peleas.

Pero hasta ahora no habíamos hablado de los que implica una relación de dependencia entre hermanos. A los hermanos dependientes les cuesta estar separados, juegan juntos continuamente, comparten las mismas actividades e incluso los mismos amigos.

Esta relación de dependencia puede ser recíproca (un hermano depende del otro y viceversa), pero es más probable que haya un hermano dominante que marca la pauta, y el otro más dependiente o sumiso que tiende a dejarse guiar por el primero.

Ante este tipo de situaciones, los padres se preguntan cómo deben actuar: ¿es bueno que tengan este tipo de relación? o por el contrario, ¿debemos fomentar que cada hermano tenga su propio espacio?

Estos son los consejos que nos ofrece la psicóloga Sonia Martínez al respecto.

Es beneficioso que hagan actividades separados...

Sonia considera importante que cada uno de los hermanos tenga su propia parcela que le obligue a ser independiente del otro, a responsabilizarse de sus propias tareas, a resolver conflictos por sí mismo sin la ayuda del hermano, e incluso a tener sus propias amistades.

"Los adultos debemos ofrecer, sin imponer, recursos a los hermanos para que sepan estar el uno sin el otro", aconseja la experta.

En el caso de los mellizos o gemelos esto se podría conseguir separando a los hermanos en las clases, es decir, que uno vaya al grupo A y el otro al grupo B. En cualquier caso, Sonia asegura que se trata de una decisión muy personal que cada familia debe poder elegir de forma libre en función de lo que considere más apropiado para sus hijos.

Otras ideas podrían ser llevarlos a actividades extraescolares diferentes para que vivan experiencias distintas que luego puedan compartir; dedicarles tiempo en exclusiva a cada uno con planes de ocio según sus gustos; acondicionar en casa dos habitaciones independientes para que duerman separados...

En definitiva, se trataría de potenciar la individualidad de cada uno con independencia de lo que haga el hermano.

... pero ellos deben elegir con quien comparten su ocio

Pero aunque los adultos les ofrezcamos recursos para estar separados e incentivar que tengan su propia parcela de independencia, "su tiempo de ocio es sagrado y ellos deben elegir con quien quieren compartirlo y con quien quieren jugar", asegura Sonia.

En este sentido, la experta se opone a la actuación de algunos colegios que no permiten a los hermanos jugar juntos en los recreos aludiendo que "cada uno debe tener sus propios amigos", y nos recuerda la importancia no dirigir a los niños en el juego ni interferir en sus relaciones con los demás.

"Salvo que se trate de un caso de bullying o de un niño que está haciendo daño a otro, ¿por qué vamos a impedir que dos niños jueguen juntos? Ya sean hermanos o mejores amigos, es su momento de diversión y ellos deben elegir con quien lo comparten".

Sonia también quiere tranquilizar a los padres que creen que el hecho de que sus hijos siempre quieran jugar juntos podría acabar interfiriendo en sus relaciones con otros niños.

"Solo debemos preocuparnos si al separarse los hermanos, observamos que los niños se muestran tristes o sin ganas de jugar con otros niños. En este caso, sí sería necesario consultar con un experto"

"Es habitual creer que si los hermanos juegan siempre juntos les resultará difícil hacer amigos, pero hay que entender que se trata de una simple cuestión de elección; es decir, entre todos los niños disponibles para jugar, ellos eligen pasar el tiempo con su hermano. Estar uno al lado del otro les da seguridad, confianza y lo pasan bien, ¿hay algo más bonito que eso?"

Jugar a invertir los roles

Pero como mencionábamos al inicio, es frecuente que en este tipo de relaciones haya un hermano que siempre ejerza el rol de líder, mientras que el otro sea más sumiso o dependiente. En estos casos es importante que los padres lo identifiquemos y actuemos correctamente.

Por un lado, debemos fomentar la capacidad de decisión y asertividad del hermano más dependiente, para que su autoestima y autoconfianza no se vean perjudicadas. Por otro lado, debemos analizar si el hermano con el rol más dominante es así porque nosotros le estemos educado de esa forma, aunque sea de manera inconsciente.

Y es que muchas veces no nos damos cuenta de que imponemos potentes etiquetas a nuestros hijos asociadas a su orden de nacimiento, por lo que algunos acaban creciendo con la idea de que tienen que cuidar, proteger, responsabilizarse o tomar decisiones por sus hermanos más pequeños.

"Si observamos que un hermano se parapeta siempre detrás del otro a la hora de elegir o dar su opinión, debemos animarle a que sea él primero quien tome decisiones o nos muestre su parecer. Podemos hacerlo con situaciones cotidianas como elegir un sabor de helado, un juego de mesa o la ropa que se quiere poner".

"También podemos hacer juegos y actividades como montar una orquesta y pedir al hermano con menos iniciativa que sea él quien nos dirija, o incluso animarle a tomar alguna decisión importante para el ocio en familia, como elegir el plan que haremos el fin de semana o la película que vamos a ver en el cine"

"Se trataría de invertir los roles y fomentar la iniciativa del hermano con el rol más sumiso, al tiempo que enseñamos al hermano dominante un nuevo rol de acompañamiento"

En resumen, que los hermanos quieran estar siempre juntos no tiene por qué ser perjudicial para ellos, sino todo lo contrario. Cuando están juntos se sienten bien, se entienden, están cómodos y se divierten. Ahora bien, si observamos que esa relación de dependencia les afecta a otras parcelas de su vida, les impide tomar sus propias decisiones o incluso relacionarse con otros niños, es importante ponernos en manos de expertos que nos ayuden a encauzar la situación.

Fotos | iStock, Pexels

Agradecimientos | Sonia Martínez, psicóloga y directora de los Centros Crece Bien

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