Espirometría en niños: en qué consiste esta prueba pulmonar y por qué se hace en casos de asma

La espirometría es una prueba sencilla e indolora que se utiliza para medir la cantidad de aire que pueden retener los pulmones y la velocidad del flujo de aire, permitiendo así el diagnóstico de enfermedades respiratorias como el asma, cuya incidencia en la población infantil se sitúa entre el 7 y el 15%.

Si tu pediatra ha sugerido hacerle esta prueba a tu hijo, te explicamos en qué consiste, cómo se realiza y qué resultados ofrece la espirometría, así como pautas y consejos para hacérsela a los niños más pequeños.

¿Qué es una espirometría?

La espirometría es un estudio de la función pulmonar que se usa para medir la cantidad de aire que una persona puede retener en sus pulmones así como la velocidad de las inhalaciones y exhalaciones que realiza durante la respiración.

Esta prueba se lleva a cabo mediante un aparato llamado espirómetro, formado por dos piezas: una boquilla por la que el paciente debe soplar y un tubo conectado a una máquina que registra los resultados.

Existen dos tipos de espirometría:

  • Simple: mide el volumen de aire utilizado en el ciclo de una respiración normal y el volumen máximo de aire que se puede inspirar o espirar.
  • Forzada: mide los volúmenes durante maniobras realizadas con la mayor rapidez que el paciente puede ejecutar.

Cuándo está indicado realizar una espirometría

La espirometría está indicada para diagnosticar enfermedades respiratorias como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la bronquitis crónica, el enfisema o la fibrosis pulmonar. También se utiliza periódicamente en pacientes con estas enfermedades para monitorear y controlar su función pulmonar.

En el caso de los niños suele indicarse especialmente para detectar o hacer un seguimiento del asma infantil. Los pediatras recomiendan hacerla partir de los cinco o seis años.

Cuando los datos obtenidos en la prueba son inferiores al 80% del valor normal según la edad, el sexo, la altura y el peso del paciente, se considera que existe respiración restringida, obstrucciones o problemas respiratorios.

Si la prueba se realiza para diagnosticar asma, se deberá repetir la espirometría poniendo un broncodilatador, y así mostrar la mejoría del paso del aire por los bronquios en relación a la prueba inicial. En el caso de aquellos niños que presenten asma asociada al ejercicio físico, la espirometría se realizará antes y después de hacer ejercicio.

Cómo se realiza una espirometría

En el caso de la espirometría simple, el paciente inspirará profundamente y a continuación soltará el aire a través de la boquilla durante el tiempo que necesite para ello. En cambio, si se trata de una espirometría forzada (la más recomendada para el estudio de broncopatías), tras la inspiración profunda el paciente deberá soltar todo el aire con brusquedad y hasta que no pueda más, en un tiempo estimado.

Aunque se trata de una prueba sencilla, podría no ser fácil de realizar, especialmente para los niños más pequeños, pues requiere de cierta técnica para que los valores que se obtengan sean fiables. De ahí que no se suela recomendar hacerla por debajo de los cinco años.

Antes de hacer la prueba se pesará y medirá al niño, con el fin de interpretar los valores que se obtengan en base a estas características físicas. Después, un profesional le explicará lo que debe hacer, a veces incluso ayudándose de imágenes o vídeos para hacerlo más visual.

Cuando el niño se coloque la boquilla del espirómetro en la boca, deberá sellar los labios para evitar que el aire se escape. También es probable que se le coloque una pinza en la nariz con el mismo fin. A continuación, procederá a inhalar y exhalar según las indicaciones, quedando los datos registrados en la máquina.

La prueba se debe realizar al menos tres veces, o más si hay demasiada variación en los resultados de una y otra. En total, el proceso completo suele durar 15 minutos.

Preparación previa a la prueba

Cuando el médico indique realizar esta prueba a tu hijo, te dará una serie de recomendaciones previas, como evitar el uso de broncodilatadores entre seis y 12 horas antes, evitar dos horas antes las comidas copiosas y la cafeína o bebidas carbonatadas en el caso de los adolescentes, así como la exposición al humo del tabaco.

¿Esta prueba conlleva algún riesgo?

La espirometría es una prueba completamente indolora y no invasiva, y en general se considera segura y sin riesgos. Sin embargo, es posible experimentar un ligero mareo o falta de aire temporal debido a la profundidad con la que se inspira y el esfuerzo que debe realizarse en la expiración.

En el caso de niños con dolor en el pecho, afecciones cardíacas, crisis asmática grave y activa o que hayan sido sometidos recientemente a cirugías oculares o abdominales, esta prueba no estaría indicada.

Fotos | iStock

Vía | Familia y Salud AEPap, Kids Health, SEICAP

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