Cuatro cosas que hacen los padres en la crianza de los niños neerlandeses, los más felices del mundo

El bienestar y la felicidad en la infancia dependen de una serie de factores que, en general, giran alrededor de la crianza que se les da a los niños, desde el tipo de apego hasta las condiciones de cada familia.

Normalmente, un niño que se siente amado y apoyado por su familia es un niño feliz. Pero aunque todos podemos lograr esto con dedicación y cariño, según Unicef hay un país que destaca por ser el sitio donde viven los niños más felices del mundo: Países Bajos.

¿Qué es lo que hacen los padres neerlandeses para haber logrado que sus hijos sean los más satisfechos con sus vidas? Estas son cuatro cosas que hacen las familias de Países Bajos para tener hijos felices.

Dejan que sus hijos sean autónomos e independientes

Si hay algo que no practican nunca los neerlandeses, es la crianza al estilo padres helicóptero, sino todo lo contrario: le dan a sus hijos el espacio y la libertad para ser autónomos desde pequeños. A diferencia de los padres de otras culturas, en Países Bajos es común ver a los niños jugando en el parque sin supervisión directa, con sus madres o padres en algún sitio cercano charlando con otros padres, aunque esto es gracias a que es un país seguro para hacerlo.

Para ellos es normal dejar que sus hijos exploren y jueguen solos, así como permitirles que vayan desarrollando habilidades que les permitan ser independientes. Si saben que el niño tiene la capacidad de hacer algo por él mismo, no intervienen y le dejan la oportunidad de intentarlo, equivocarse, e intentarlo de nuevo.

Las comidas siempre son en familia

Los neerlandeses son muy específicos respecto a las comidas y cenas: siempre debe hacerse lo posible porque sean en familia la mayoría de las veces. Y no solo porque es práctico que todos coman al mismo tiempo, sino porque las comidas en familia -por ordinarias que sean- son un momento para compartir y en el que se puede fortalecer el vínculo con los hijos.

Sucede que cuando comemos en familia no solo atendemos una necesidad física y básica que es el alimentarnos, sino también una emocional y mental, ya que se trata de un momento en el que podemos hablar acerca de cómo nos sentimos, de cómo va nuestro día y de aquellas cosas que nos inquietan.

No le dan tanta importancia a las notas

Los deberes son prácticamente inexistentes en Países Bajos, no hay presión por hacer que los niños aprendan y para la mayoría de los padres las notas no tienen gran relevancia. De hecho, los neerlandeses son bastante relajados en cuanto a la educación académica de sus hijos, de acuerdo con lo que comentan dos madres que están criando a sus familias en Ámsterdam para un artículo para The Telegraph.

A pesar de comenzar la escuela desde los cuatro años, la enseñanza estructurada de cosas como lectura, escritura o aritmética comienza a partir de los seis años y respetando el ritmo de aprendizaje de cada niño. Y esto hace que los niños vayan con mucha alegría al cole, como lo señalan ambas madres.

Dedican tiempo a sus hijos... y a ellos mismos

Así como no presionan a los niños en el tema académico, los padres neerlandeses también comprenden la importancia de llevar una vida donde existe el balance entre familia y trabajo - algo que han logrado y los ha convertido en la envidia de muchos países:

De acuerdo con un reporte de 2021, casi la mitad de la fuerza laboral en los Países Bajos tenía trabajos a tiempo parcial, trabajando en promedio 29 horas a la semana. Además, los padres holandeses también toman al menos un día libre cada semana para pasar tiempo con sus hijos, lo que sin duda beneficia la relación con ellos.

Por otro lado, también se toman tiempo para el autocuidado y no dejan de lado las actividades e intereses que tienen como individuos, ocupándose de nutrir también sus necesidades emocionales.

Foto de portada | Yan Krukau en Pexels

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