Cinco errores que cometemos los padres al elegir las actividades extraescolares de nuestros hijos

Como cada inicio de curso, toca elegir las actividades extraescolares más adecuadas para nuestros hijos. Se trata de una decisión importante que puede tener un impacto significativo en la autoestima de los niños, su desarrollo cognitivo y su aprendizaje.

Sin embargo, a la hora de elegir qué actividades son las mejores los padres solemos cometer ciertos errores que podrían perjudicar a nuestros hijos. Aprender de estas equivocaciones nos ayudará a tomar decisiones más informadas y beneficiosas para su desarrollo.

Imponer nuestras preferencias

Uno de los errores más comunes es elegir las extraescolares de nuestros  hijos basándonos en nuestras propias preferencias e intereses. Aunque es lógico querer que nuestros hijos hagan actividades que nos gustan o en las que incluso participamos siendo niños, es importante entender que cada niño es único y lo que funcionó para nosotros puede no ser adecuado para ellos.

En este sentido, es fundamental escuchar a nuestros hijos, preguntarles por sus preferencias y observar sus intereses y talentos naturales, para así buscar actividades que se alineen con sus inclinaciones. Esto no solo fomentará su pasión y compromiso, sino que también les ayudará a desarrollar sus habilidades y autoestima.

No tener en cuenta la edad del niño y su capacidad de concentración

Relativamente ligado al punto anterior nos encontramos con este otro error habitual: elegir actividades que no son apropiadas para la edad o nivel de concentración de nuestro hijo.

Y es que por mucho que nos apetezca que nuestro peque participe en una determina actividad, meter a un niño muy pequeño en clases demasiado estructuradas o en las que se requiere de una gran atención puede ser abrumador e incluso contraproducente. Ocurriría lo mismo en el caso de adolescentes que participan en actividades demasiado infantiles, ya que podría conducirles a la desmotivación, aburrimiento o sensación de fracaso.

Como aconsejábamos en el punto anterior, es fundamental observar las necesidades individuales de cada niño, y en caso de duda consultar con profesionales y educadores que puedan orientarnos sobre las opciones más adecuadas para su desarrollo.

Sobrecargar su agenda

En nuestro afán por darles a nuestros hijos todas las oportunidades posibles, podemos caer en el error de sobrecargar su agenda de actividades. Esto puede acarrearles fatiga, estrés y falta de tiempo para jugar, relajarse, explorar libremente y socializar con otros niños.

Para evitar la sobreprogramación de la agenda, es importante establecer un equilibrio entre las actividades extracurriculares y el tiempo libre. Priorizar la calidad sobre la cantidad es esencial para el bienestar emocional y físico de los niños.

Subestimar el tiempo entre trayectos

El tiempo de viaje entre la escuela, el hogar y las actividades extraescolares suele ser a menudo subestimado y pasado por alto. Sin embargo, por mucho que nuestro hijo desee participar en una determinada actividad, emplear demasiado tiempo en los trayectos podría acabar generando estrés, tanto para los niños como para los padres, afectando negativamente la calidad de vida de toda la familia.

En este sentido, es importante tener en cuenta la ubicación de las actividades y su proximidad al colegio o al hogar, con el fin de escoger las opciones más cercanas que nos permitan ahorrar tiempo para dedicarlo también a otras cosas.

No reevaluar periódicamente la situación

Una vez que hemos seleccionado las actividades extraescolares para nuestros hijos, a menudo olvidamos la importancia de la reevaluación constante, pues lo que fue adecuado en un momento, podría no serlo en otro.

Debemos tener en cuenta que los intereses de los niños o la situación familiar podrían cambiar a lo largo del curso. También podrían aparecer ciertas variables que afectaran a la planificación o al tiempo que inicialmente habíamos previsto para las actividades extraescolares.

Por eso es crucial mantener una comunicación abierta con los hijos y ser flexibles a la hora de ajustar las actividades según sea necesario. Esto también les permitirá explorar nuevas pasiones y garantizar que sus intereses y necesidades siempre estén siendo atendidos.

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