Muere un bebé en el parto debido a una complicación que la madre avisaba sin ser escuchada

Es del tipo de noticias que no nos gusta dar, pero es necesario visibilizar la violencia obstétrica ya que es el primer paso para erradicarla. Una madre de Córdoba que debería tener a su bebé en brazos lo visita ahora en una tumba en el cementerio debido a una complicación en el parto que acabó con su vida apenas horas después de nacer.

En una entrevista que podéis leer completa en El Mundo, la madre cuenta su drama y explica que pese a que tuvo un embarazo perfecto, su hijo nació prácticamente muerto en marzo de 2017. Ella avisó de un antecedente familiar que podría estar repitiéndose, pero no la escucharon. Y lo peor, la ningunearon y trataron con prepotencia.

"Había empezado a sangrar"

Con 39 semanas y cinco días de embarazo, la madre ingresó para dar a luz en el hospital público Infanta Margarita de Cabra de Córdoba (España).

"Había roto aguas y empezado a sangrar, de lo que informé al ingresar. Me dijeron que era normal, porque estaba siendo afectado el cuello del útero. Me llevaron a planta para que dilatara, y tras cuatro horas de contracciones y dolores, y de vomitar tres veces, seguía sangrando, mucho. Me tuvieron que tirar las bragas, de hecho. Mi marido les dijo varias veces el antecedente de desprendimiento de placenta, pero insistían en que aquello era normal".

Así lo cuenta en primera persona en la entrevista. Ella avisó que su propia madre había sufrido un desprendimiento de placenta, y los síntomas eran exactamente los mismos.

El desprendimiento de placenta es una complicación que pone en grave riesgo al bebé. Normalmente, la placenta se separa de las paredes del útero después de la expulsión del bebé en el parto, siendo la última fase del parto conocida como alumbramiento. Sin embargo, en ocasiones ocurren desprendimientos parciales o totales de la placenta antes de dar a luz, de forma prematura durante el embarazo o en el trabajo de parto.

Entre los síntomas más frecuentes se encuentran: dolor y endurecimiento abdominal (aún entre contracciones), sangrado vaginal de color oscuro y dolor de espalda.

Al verse afectado el órgano que aporta oxígeno al bebé, dependiendo del grado de desprendimiento puede haber desde un sufrimiento fetal leve, grave o incluso la muerte si el desprendimiento es muy severo.

En caso de desprendimiento de placenta, se debe extraer al bebé de forma inmediata, ya sea por parto vaginal si este está ya avanzado, o por cesárea urgente. Pero aquí algo no se ha hecho bien.

Le decían que exageraba

A pesar de avisar varias veces, tanto ella como su marido, e incluso su propia madre, la abuela del niño, "le respondieron de forma completamente despótica, que ella podía haber tenido seis partos, pero que ellos habían hecho 500 y sabían muy bien lo que hacían".

Pero aún hay más maltrato. Al quejarse de los dolores, le pusieron un calmante intramuscular en la espalda. "Eran un opiáceo y un neuroléptico que pueden tener efectos en el feto, pero no nos informaron", relata la madre.

Cuando por fin van a llevarla al paritorio le piden que vaya caminando hasta allí, pero en el camino tuvo que detenerse tres veces dejando un reguero de sangre. Al monitorizarla, el ritmo cardiaco del bebé había bajado drásticamente, pero lo atribuyeron a fallos en los cables.

Al volver a conectar los cables y constatar que el latido fetal estaba desacelerado les anuncian que iban a hacerle una cesárea porque "hay sufrimiento" en el feto.

El bebé nació en parada cardiorrespiratoria

Lo sacaron cuando llevaba casi una hora de sufrimiento fetal. "El niño no lloró y se lo llevaron corriendo, sin que siquiera pudiera verlo" porque la madre estuvo cinco horas en reanimación preguntando por su bebé, "y no me dijeron nada".

El pequeño recuperó latido a los 20 minutos y lo trasladaron al Hospital de Córdoba donde le informaron que ingresó prácticamente muerto fruto de "un desprendimiento de placenta severo y de largo tiempo". Pero el otro hospital donde dio a luz, en ningún momento reconoció su error.

De hecho, mandaron a la madre y a su marido a terapia psicológica con un profesional que, "de la hora y media que estuvimos con él, estuvo una hora tratando de convencernos, increíblemente, de que no presentáramos denuncia".

Finalmente indemnizaron a los padres. El Servicio de Salud Andaluz finalmente reconoció su error y evitó ir a los tribunales accediendo a indemnizar a los padres por una cuantía que no quieren hacer pública "porque no queremos que se entienda que esto se hace por dinero". Quieren "que se sepa lo que sufrimos, para que no le suceda a otras personas".

Una historia que es un verdadero drama para esta pareja que ingresó en el hospital como cualquier otra que va a dar a luz y termina siendo víctima de una cadena de errores, descalificaciones y maltrato que acabó de la peor manera. Porque a su bebé ya nadie se lo devolverá.

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