Este genial y sencillo experimento muestra cómo cambia la leche materna durante la toma para adaptarse a las necesidades de tu bebé

La leche materna es el alimento ideal para los bebés. La OMS y otras sociedades científicas recomienda que los lactantes hasta los 6 meses de vida tomen sólo leche materna y que se mantenga posteriormente la lactancia materna, junto a otros alimentos, hasta los 2 años o más siempre que la madre y el bebé lo deseen.

Y es que la lactancia materna tiene múltiples beneficios bien estudiados. Los bebés que toman leche materna tienen menos otitis, menos gastroenteritis y menos infecciones respiratorias bajas; además tienen menos riesgo de tener obesidad y diabetes en el futuro así como menos incidencia de muerte súbita del lactante. Las madres que amamantan tienen menos riesgo de sufrir una hemorragia postparto, cáncer de ovario o diabetes.

En cuanto a su composición, la leche materna aporta todos los nutrientes que se necesitan para crecer los primeros meses (y años) de vida; pero además tiene una característica casi mágica que la hace única: es capaz de variar su composición adaptándose al lactante en cada momento; cambia a lo largo de la lactancia, durante el día e incluso durante la toma.

¿De qué se compone la leche materna?

Ya hemos mencionado que la leche materna sufre cambios en su composición e iremos analizándolos posteriormente. La leche materna madura se compone en su mayoría de agua (en torno al 88%).

Un 7% son hidratos de carbono (el mayoritario es la lactosa) y entre un 3-4% grasa (es el componente que más varía su composición). Tan sólo un 0,9-1% son proteínas; dentro de ellas tenemos algunas con un papel fundamental, como la lactoferrina, que ayuda a la absorción del hierro y evita que las bacterias lo usen, o las inmunoglobulinas, que protegen al bebé frente a determinadas infecciones.

Además, la leche materna contiene todas las vitaminas y la cantidad necesaria de minerales. La leche materna tiene poco hierro, pero su absorción es mucho mejor que la de la leche de fórmula o de vaca.

¿Cómo varía la leche materna a lo largo de la toma?

En este vídeo viral publicado por Steph Merrick, asesora de lactancia, podemos apreciar de forma muy gráfica cómo cambia la composición de la leche materna durante la toma. A través de un sencillo experimento, aunque hable en inglés, podéis apreciar las tres fases perfectamente.

A lo largo de la toma, la leche materna varía su composición. El pecho nunca se vacía por completo y la mayor parte de la cantidad de leche, una vez que la lactancia materna está instaurada, se produce durante la toma. A Grosso modo, la primera parte es rica en agua y más dulce (ya que contiene más hidratos de carbono), mientras que la parte final es rica en grasa y por la tanto, más calórica y más saciante. En realidad, podemos distinguir tres “leches diferentes” en una misma toma.

  • La primera parte es la que obtiene el lactante con menos esfuerzo pues de beneficia del reflejo de eyección. Es algo que sucede de manera natural. Cuando el bebé comienza a succionar, el cerebro libera una hormona llamada oxitocina que ayuda a la salida de la leche; también puede liberarse oxitocina por otros estímulos, como el llanto del bebé, ver una foto suya o el sexo. El reflejo de eyección es bilateral, es decir, afecta a los dos pechos a la vez, por eso es habitual que gotee un pecho cuando el bebé está mamando del contrario.

En esta primera fase, el agua es el principal componente y cubre las necesidades de hidratación del lactante que es alimentado a demanda. Esta porción es rica en hidratos de carbono (en torno a un 7%), la mayoría en forma de lactosa. Tiene también factor bífidus, necesario para el crecimiento de la flora bífida. Otros componentes fundamentales de esta primera porción son factores de protección como inmunoglobulinas y lactoferrina, algunas hormonas (que entre otras cosas ayudan a la la maduración intestinal), componentes antiinflamatorios y factores de crecimiento.

  • El bebé continúa succionando, ahora ya con succiones más lentas y profundas, y progresivamente la leche va cambiando su composición. Esta segunda porción tiene una función nutritiva fundamentalmente y es muy importante para el crecimiento del bebé. Es rica en calcio y fósforo y contiene muchas proteínas, sobre todo las llamadas caseínas.

  • La parte final constituye la fase lipídica; es rica en grasas, como dijimos al principio. Aporta gran cantidad de calorías y resulta muy saciante. Es más densa y los bebés requieren más esfuerzo para obtenerla. Algunos protestan un poco, tiran del pezón o realizan más descansos. La grasa de la leche materna se encuentra en forma de glóbulos envueltos por una membrana especial que permite una fácil digestión y una correcta absorción. Esta última porción de la toma es rica en colesterol y parece que esta exposición temprana al mismo ayuda a su correcto metabolismo en la etapa adulta. También es rica en ácidos grasos insaturados que son fundamentales para el desarrollo del sistema nervioso y de la retina. Además contiene agentes de defensa frente a bacterias.

Para que podáis entenderlo mejor, os dejamos el mismo experimento realizado por @LactanciaMitos en español, en el que lo explican todo perfectamente.

La lactancia materna debe ser a demanda

Hace años (y desgraciadamente aún lo dicen algunos profesionales), se decía que la lactancia materna debía de tener unos horarios fijos (cada 3 o 4 horas) y una duración determinada (suelen decir 10 minutos en cada pecho). Si hemos comprendido bien la explicación previa, sabremos que una lactancia así no puede funcionar.

Sólo el bebé sabe qué leche está obteniendo y qué necesidad debe satisfacer. El bebé elige la duración de la toma. Así, si sólo tiene sed es probable que tan sólo haga unas rápidas succiones y deje enseguida el pecho; sólo necesitaba la primera parte. En cambio, si tiene hambre hará una toma completa, y no sabemos cuánto tardará en llegar a la parte final (rica en grasa) ni en qué momento estará saciado. Hemos visto que la parte final es más calórica y tiene un alto contenido en grasa, fundamental para su crecimiento, por ello es importante que el bebé llegue a tomar esta parte.

Aunque un pecho puede ser suficiente (incluso hay mujeres que sólo amamantan de uno, por ejemplo, en caso de mastectomía), algunos bebés quieren mamar un poco más del segundo pecho. Suelo decir que es el postre (porque es más dulce), o un poco de agua para ayudar a digerir esa última porción más densa.

El bebé también debe elegir el intervalo entre tomas. Es probable que en verano, por el calor, los bebés hagan tomas más frecuentes (en algunos casos, sólo mamarán por sed). También hay momentos en los que necesitan que aumentemos nuestra producción (crisis de crecimiento) y realizarán más tomas (a mayor succión, mayor producción).

¿Cómo cambia la leche materna a lo largo de la lactancia?

Por increíble que parezca, la leche materna de las madres que dan a luz a bebés prematuros es diferente de las que tienen bebés a término. Contiene más proteínas, más grasa y más calorías, así como más lactoferrina y más Inmunoglobulina A; en cambio, tiene menos lactosa.

La composición de la leche materna también se modifica según avanza la lactancia. Así, los primeros días tras el parto secretamos calostro; se dice que es la primera vacuna, porque aporta cantidades muy altas de inmunoglobulinas, lactoferrina y oligosacáridos además de células defensivas; tiene muchas proteínas y menos cantidad de grasa que la leche madura, y se digiere fácilmente.

Posteriormente tendremos una leche de transición (en la que aumenta la lactosa y las grasas y aporta por ello más calorías) y finalmente, en torno a las 2 semanas postparto, la leche madura. Cuando la lactancia se prolonga más allá del año de vida, contrariamente a lo que se pueda pensar, aumenta su contenido en grasa y calorías. No hay ninguna duda: la lactancia materna por encima del año sigue siendo beneficiosa.

¿Cómo cambia durante el día?

La leche materna también varía su composición a lo largo del día. Durante la noche, aumenta su contenido en sustancias como triptófano y melatonina, que ayudan a conciliar el sueño y favorecen la regulación del ritmo circadiano. Además, durante la noche se libera más prolactina, la hormona encargada de la lactancia por excelencia; las tomas nocturnas aseguran así una correcta producción de leche materna; además, la prolactina ayuda al sueño de la madre.

¿Cómo sé si mi bebé está comiendo suficiente?

Es una de las dudas más frecuentes de las madres lactantes. y es que no podemos saber con exactitud cuánto está comiendo, pero sí tenemos medidas indirectas para saber si está comiendo bien. Antes de nada, diré que no hay leche materna mala; la inmensa mayoría de las leches maternas alimentan.

La leche materna tiene una composición muy similar en todas las mujeres (quitando las diferencias ya explicadas si nace un bebé prematuro o dependiendo de la etapa de la lactancia en la que nos encontremos). Tan sólo una desnutrición materna extrema o alguna enfermedad materna tremendamente rara puede originar una leche materna que no sea suficientemente nutritiva.

Por otro lado, menciono aquí que los bebés alimentados al pecho no crecen ni engordan igual que los alimentados con fórmula (pero lo hacen de la manera correcta). El peso es un indicador estupendo para saber si nuestro bebé está comiendo bien. Sabemos que los recién nacidos pierden peso al nacer y lo recuperan habitualmente en torno a los 10-15 días de vida.

Cuando pierden más del 7% del peso al nacimiento debemos estar muy alerta y revisar la técnica de lactancia y si superan los 10% deberemos ser aún mas cauto y es probable que necesiten suplementar la lactancia materna de manera temporal. Pasados estos primeros días y durante las primeras 6 semanas aproximadamente, los bebés que toman lactancia materna exclusiva ganan en torno a 20g al día. Vuestro pediatra será el encargado de controlar el peso y su evolución (las gráficas de crecimiento también nos ayudan mucho).

Otros datos que nos ayudan a saber si come bien es la cantidad de pañales que mancha al día. Pasados los primeros 2-3 días, deben mojar entre 5 y 8 pañales al día. Las deposiciones también son un buen indicador; las primeras 48horas de vida eliminan el meconio (uan deposición negra viscosa que se encontraba rellenando su intestino); posteriormente (2-6 días de vida) realizarán al menos 3 deposiciones verdosas al día (llamadas deposiciones de transición) y a partir de entonces suelen hacer al menos 3 deposiciones amarillo mostaza cada 24 horas.

A partir de las seis semanas el ritmo intestinal puede modificarse. Por otro lado, los bebés que están comiendo bien hacen entre 8 y 12 tomas al día. Al principio las tomas pueden ser largas, pues les suponen esfuerzo, se cansan y aún están aprendiendo a mamar. Entre tomas suelen quedarse dormidos. Y por último, también es fundamental es estado general del bebé. Un lactante contento, activo, con buen color, es muy probable que esté comiendo bien.

Por el contrario, si tu bebé está aletargado, no reclama las tomas y cuesta despertarle, moja menos de 4-5 pañales de pis al día, no elimina el meconio en las primeras 24-48 horas o no realiza deposición a diario, te parece que no coge peso o te da la sensación de que no come suficiente, debes consultar con su pediatra.

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