Búsqueda de embarazo: claves para disfrutar del proceso y fortalecer vuestro vínculo de pareja

Buscar embarazo en pareja es todo un viaje, cargado de ilusión pero a veces también de retos. ¿Cómo afrontar el proceso?

Laura Ruiz Mitjana

La búsqueda de un embarazo es uno de esos momentos vitales que, aunque suele imaginarse cargado de ilusión, y así se vive muchas veces, también puede venir acompañado de ansiedad o dudas.

Y es que nadie te prepara para la mezcla de emoción y vulnerabilidad que implica abrir la puerta a un cambio tan grande. Pero aquí hay una verdad que rara vez se dice: este proceso de convertirse en padres (o al menos, de buscar ese embarazo) puede convertirse también en una oportunidad extraordinaria para fortalecer el vínculo de pareja y redescubriros como equipo.

El reloj biológico no es un cronómetro emocional

El deseo de ser padres suele llegar acompañado de relojes: el calendario de ovulación, los días fértiles, las semanas que se hacen eternas esperando un test positivo... Pero las emociones no siguen el mismo ritmo que los ciclos hormonales. Cada intento fallido puede sentirse como una microherida en el corazón compartido.

Aquí es donde muchas parejas caen en la trampa de reducir su conexión a un “proyecto logístico”. Las relaciones sexuales se programan (“hoy toca”) y las conversaciones giran en torno a temperaturas basales y test de embarazo. Esto puede enfriar incluso la relación más apasionada.

  • Un ejemplo: Ana y Marcos solían improvisar cenas de sushi en casa, pero desde que buscan embarazo, las cenas han pasado a ser listas de alimentos prohibidos y discusiones sobre suplementos prenatales. Sin darse cuenta, el deseo ha cedido espacio a la obligación.

La clave aquí es recordar que sois pareja antes que padres. Recuperar pequeños rituales de conexión —una caminata al atardecer, ver juntos una serie absurda que os hace reír, cocinar vuestra receta favorita...— ayuda a recordar que el amor no está solo en el objetivo, sino en el camino.

Hablar de miedos sin buscar soluciones

Cuando la búsqueda se prolonga, pueden aparecer sentimientos de frustración, miedo al futuro o incluso culpa. Es habitual que uno de los dos se sienta más presionado que el otro, o que surjan diferencias en la forma de afrontar la espera.

Un error frecuente es intentar resolver las emociones del otro (“no pienses en eso”, “ya llegará”) en lugar de simplemente escucharlas y validarlas. La intimidad emocional se construye cuando nos sentimos vistos y comprendidos, no cuando nos solucionan la vida.

Te propongo una pregunta para abrir conversación: “¿Qué es lo que más te está costando de todo esto?” y quedarse simplemente ahí, sosteniendo el espacio. A veces no hay respuestas, y eso también está bien.

No es una carrera, es un viaje compartido

Vivimos en una cultura de inmediatez: pedimos comida, hacemos transferencias y vemos series al momento. Pero la fertilidad no entiende de Amazon Prime. 

Reescribir la narrativa significa dejar de ver el embarazo como un resultado binario (positivo/negativo) y empezar a valorarlo como una etapa de vida donde hay crecimiento, aunque no se vea aún en una ecografía.

Preguntaros: ¿Qué estamos aprendiendo de nosotros mismos en este proceso? ¿Qué fortalezas estamos descubriendo como pareja? Esta perspectiva no borra la incertidumbre, pero sí la dota de un sentido más profundo.

El placer como aliado (y no solo en el sexo)

La presión puede convertir el sexo en una tarea, y eso mina el deseo. Una buena estrategia puede ser devolverle al placer su lugar central, no solo en la cama sino en la vida diaria.

Hacer cosas juntos que os hagan sentir vivos —bailar en la cocina, un masaje improvisado, una escapada sorpresa...— activa la oxitocina, la hormona del vínculo, y ayuda a que el cuerpo y la mente se relajen.

La ciencia lo respalda: el estrés crónico puede afectar la ovulación y la calidad del esperma, mientras que el disfrute y la conexión emocional favorecen un entorno hormonal más receptivo.

Búsqueda de embarazo en pareja: seguir siendo un “nosotros”

Hablar de la posibilidad de que el embarazo tarde más de lo esperado o incluso no llegue es incómodo, pero necesario. No para perder la esperanza, sino para recordar que el valor de la pareja no se mide en su capacidad de concebir.

Planificar cómo cuidar el vínculo en todos los escenarios posibles (sin ser catastrofistas ni anticiparse demasiado, ojo) refuerza la sensación de equipo frente a la vida. Y a su vez, también es positivo ilusionarse y visualizarse como pareja consiguiendo ese embarazo.

Recuerda que esta etapa de búsqueda puede ser un capítulo de intimidad y crecimiento. No sois solo dos personas intentando tener un hijo: sois dos seres humanos eligiéndose cada día, incluso cuando las cosas no salen como esperabais. Y en esa elección mutua está la semilla más poderosa de todas: la del amor que os sostiene.

Foto | Portada (Freepik)

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