Tres sencillos rituales de Año Nuevo que nos ayudan a conectar de verdad como familia

El fin de año nos da una bonita oportunidad para reflexionar con nuestros hijos y fortalecer el vínculo

Se acerca el final de otro año y, con ello, un momento para reflexionar sobre todo lo que hemos vivido durante él, así como una bonita oportunidad para conectar con nuestros hijos y fortalecer el vínculo.

No hace falta un gran plan ni esperar el momento perfecto: basta con dedicar un par de tardes para tener un tiempo tranquilo en familia, que nos ayude a cerrar el año juntos, con conversaciones genuinas.

Te compartimos tres sencillos rituales de Año Nuevo que nos ayudan a conectar de verdad como familia.

Reflexionar sobre el año que termina

El primero no debe faltar, pero en vez de hacerlo de manera individual, te invitamos a que lo conviertan juntos en un momento compartido en familia. Hablen sobre las cosas que les gustaron este año, las que les sorprendieron y, por qué no, aquellas que no fueron del todo agradables, pero que dejaron alguna lección.

Cada miembro de la familia puede compartir lo que guste, a su manera y sin obligación, pues el objetivo no es analizar ni decidir qué experiencias fueron más notables, sino vivir un momento en el que todos se sientan escuchados y tener conversaciones emotivas.

Hacer un frasco de recuerdos

Ya que estamos recordando lo que sucedió en el año que está por terminar, ¿por qué no hacer algo creativo con ello? Proponemos hacer un frasco de recuerdos, en el que pongan las experiencias que más disfrutaron e hicieron este año especial: viajes, cumpleaños, eventos especiales, cambios importantes en su familia...

Pueden simplemente anotarlo en papelitos, o bien hacer dibujos que representen cada una de esas cosas. Será muy divertido volver a revisarlos en el futuro y revivir la alegría de esos momentos compartidos.

Establecer metas o propósitos familiares

Finalmente, un ritual típico de Año Nuevo: los propósitos. Pero a diferencia de los típicos que hacemos de manera individual, los invitamos a que los hagan como familia.

Pueden ser desde cosas grandes, como un viaje a un sitio nuevo y lejano, hasta cosas más aplicadas a la vida cotidiana, como ir con más frecuencia al parque, hacer deporte en familia los fines de semana, que todos los viernes sean noche de cine familiar, etcétera.

Estos tres rituales nos gustan porque no requieren materiales especiales ni grandes preparativos: basta con sentarnos juntos y comenzar a compartir, escuchándonos y creando aún más momentos en familia que nos ayudarán a mantenernos unidos.

Foto de portada | Ann Danilina en Unsplash

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