Verduras en la alimentación infantil: patata y batata

Vimos al hablar de las hortalizas y verduras que éstas incluyen un gran número de alimentos y que no todos son adecuados para todas las edades. A los seis meses al bebé ya se le puede ofrecer hortalizas como los tubérculos: la patata o papa y la batata, boniato o camote.

Ambas hortalizas son, por sus propiedades nutricionales y su facilidad para digerir, aptas para los bebés en forma de purés o papillas al principio, a partir de los seis meses. La patata se suele combinar con otras verduras y con carne o pescado, y lo mismo con el boniato, aunque en algunas variedades tiene un sabor más dulce que la papa.

Vamos a conocer cuáles son las propiedades nutricionales de estas dos hortalizas, así como sus variedades y su modo de preparación para la alimentación infantil complementaria.

Propiedades nutricionales de la patata y la batata

Ambos tubérculos son una gran fuente de hidratos de carbono, con la diferencia de que la batata aporta menos calorías por porción una vez que se ha preparado asado o cocido.

Precisamente debido a su contenido de carbohidratos, ambas se consideran alimentos muy saciantes y con un aporte proteico y de fibra muy similares, pero si las comparamos, encontramos que la patata tiene un mayor aporte calórico (como lo habíamos comentado).

Ambas tienen un aporte similar de vitaminas C y B6 (piridoxina), pero la mayor diferencia que existe entre ellas la encontramos en la vitamina A, pues la batata tiene casi el doble que la patata.

En cuanto a los minerales, la patata aporta potasio, magnesio y algo de hierro, mientras que la batata tiene algo menos de potasio, más o menos el mismo magnesio pero un aporte importante de calcio.

La patata en la alimentación infantil

La papa o patata (nombre científico: Solanum tuberosum) es una planta perteneciente a la familia de las solanáceas, originaria de América del Sur y cultivada en todo el mundo por sus tubérculos comestibles. En el altiplano andino ya se cultivaba hace unos 7000 años, y fue llevada a Europa por los conquistadores españoles más como una curiosidad botánica que como una planta alimenticia.

Con el tiempo su consumo ha ido creciendo y su cultivo se ha expandido a todo el mundo hasta posicionarse como uno de los alimentos principales para el ser humano.

La papa es indicada para la alimentación del bebé a partir de los seis meses porque es fácilmente digerida y tiene un alto valor nutricional. Los tubérculos de papa presentan aproximadamente un 78% de agua y un 18% de almidón. El resto está compuesto por cantidades variables de proteínas, minerales y cerca de 0,1% de lípidos (grasas).

Además como comentábamos, la papa contiene varias vitaminas, incluyendo la vitamina C, riboflavina, tiamina y niacina. Entre los distintos minerales que se hallan en la papa merecen citarse el calcio, el potasio, el fósforo y el magnesio por su importancia en la nutrición humana.

Aunque estamos acostumbrados a ver el tubérculo, que forma parte del tallo bajo tierra, la planta consta de otras partes, hojas, raíz, frutos, semillas y hasta flores. Para la alimentación nos interesa el tubérculo, que es el órgano de la planta que almacena los nutrientes.

La papa es uno de los cultivos más importantes del mundo. Para el consumo humano solamente es superado por tres cereales: el trigo, el arroz y el maíz.

Variedades de la patata

Los tubérculos pueden presentar una forma alargada, redondeada u oblonga y su color también varía en distintos tipos de patatas: blanco, amarillo, violeta o rojizo. Las variedades se pueden diferenciar por el color de la epidermis y de la pulpa, la resistencia a enfermedades o la duración del ciclo de cultivo.

Los cultivares modernos suelen ser de forma redondeada, con la piel amarilla o rosada, la pulpa blanca o amarilla y los ojos poco profundos. En los países altiplánicos de origen del cultivo también se conocen variedades tradicionales con estas formas, pero además existen muchas otras de piel púrpura, azul o bicolor, de carne azulada, violeta o amarilla y de formas alargadas, curvas o casi esféricas.

Para los bebés son aptas todas las clases de patatas, aunque algunas variedades pueden destacar por un sabor algo amargo que tal vez sea más difícil de aceptar.

La batata en la alimentación infantil

El boniato es un tubérculo que recibe varios nombres según la zona. Se le conoce ampliamente como batata, camote (del náhuatl camohtli), chaco o papa dulce y es una planta de la familia Convolvulaceae, cultivada por su raíz tuberosa comestible.

Es un alimento que se clasifica dentro del grupo de los tubérculos, pero se distingue del resto por su característico sabor dulce debido a su elevado contenido en azúcares que, en general, resulta mayor cuanto más cerca del ecuador se halle la zona de cultivo.

La composición de este tubérculo es muy similar a la de la patata, si bien existen algunas diferencias. La batata es una fuente natural de potasio. Contiene mucho betacaroteno (vitamina A) y es muy nutritiva y rica en antioxidantes. Sus hidratos de carbono de absorción lenta y su riqueza en vitaminas procuran energía y refuerzan la salud.

El color anaranjado de su pulpa denota que su contenido en vitamina A en forma de betacaroteno es casi tan alto como el de la zanahoria. El betacaroteno ayuda a prevenir cataratas, ciertos tipos de cáncer y trastornos cardiovasculares. También mejora el sistema inmunitario. Por ello las batatas de pulpa naranja son más nutritivas que las amarillas o blancas.

Como alimento para los bebés la batata es indicada debido a su facilidad de digestión, y su sabor dulce la hace agradable, aparte de todas las propiedades nutricionales beneficiosas que hemos mencionado. Dichas propiedades se mantienen tras ser cocinada.

Es originaria de América central y llegó a Europa en siglo XVI. En la actualidad y según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), China es el principal productor (83% del mercado mundial). Aunque el boniato es cultivado en más de 100 países de todo el mundo y cuenta con más de 400 variedades diferentes.

Preparación de la patata y batata para el bebé

El boniato y la patata no deben comerse crudos. Las patatas y batatas deben cocerse con poca agua para aprovechar el caldo de cocción, en el que quedan disueltas parte de las sales minerales, o bien, hornearse para que se ablanden pero al mismo tiempo faciliten el agarre y no se deshagan en la mano.

La mayor parte de los nutrientes se encuentran en el interior del tubérculo, por lo que si vamos a cocerlas es conveniente pelarlas y lavarlas antes de introducirlas en el agua. Recordemos que la piel es más difícil de digerir.

Otra opción, es cocinarlas al vapor y de ese modo se conservan mejor los nutrientes. Se pueden combinar con otras hortalizas aptas a partir de los seis meses, como guisantes, judías verdes o calabacín, que también suelen ser de los primeros alimentos que ofrecemos al bebé.

El tiempo de cocción depende de la dureza del agua que empleemos y del tipo de olla, pero la medida justa está en el momento en que quedan bien blandos. Se puede añadir una cucharadita de aceite de oliva crudo al puré, pero nunca sal, hasta después del año.

También podemos ofrecer las patatas asadas, al horno o en puré cremoso como guarnición, mientras que la batata o boniato podemos prepararla como bastones al horno, a modo de sustituto de las patatas fritas, o como tortitas o tostas en el desayuno.

Respecto a los preparados industriales de purés de patata, en realidad es solo una variante: un producto semi-elaborado en forma de copos o de polvo y que sólo necesita de agua caliente o de leche para su preparación, justo antes de ser servido.

Pero mediante el proceso de elaboración se añaden monoglicéridos que son los responsables de mejorar los sabores en el paladar, se añaden antioxidantes como el ácido ascórbico (Vitamina C que se pierde) así como ácido cítrico para que se pueda conservar, y finalmente colorantes, así como fosfatos, por lo que no es recomendable para bebés tan pequeños.

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