Diez consejos de una madre experta en seguridad en el agua para evitar ahogamientos en niños

Todos hablan de este post y se comparte en las redes sociales de padres y familias de todo el mundo. La revolución la ha provocado Natalie Livingston, madre de dos hijos. Vive en California (Estados Unidos) y lleva 20 años formando a socorristas e investigando accidentes acuáticos y muertes por ahogamiento.

Por eso, no es de extrañar que cuando publicó en su página de Facebook Aquatics Tribe una entrada sobre qué hace para prevenir accidentes en el agua, se hiciera viral. Sobre todo ahora, inmersos como estamos en pleno verano, donde más a menudo de lo que desearíamos nos enteramos de algún niño que se ha ahogado en una piscina, el río o el mar.

Nos ha dado permiso para publicar en Bebés y Más sus 10 consejos para evitar que los niños se ahoguen. Presta atención, porque son realmente interesantes.

Necesitamos proteger a nuestros hijos en el agua

La repercusión de su entrada ha sido tan grande que incluso ha sorprendido a la autora, aunque al publicarlo pedía compartir los consejos para evitar accidentes. Por eso, explica que viendo el deseo de las familias de conocer medidas de seguridad en el agua, Natalie Livingston, CEO en Oostman, consultora de seguridad acuática, explica que ha decidido crear una nueva cuenta de Facebook, solo con el propósito de ayudarlas: Aquatic Safety Connection.

"Esperamos que esta página se convierta en un lugar de conexión y recursos para todos los niños y adolescentes, padres, abuelos, cuidadores, participantes de deportes acuáticos, bañistas, entusiastas de los parques acuáticos, propietarios de piscinas privadas y todos los amantes del agua y la seguridad".

Y es que, como ella misma advierte, "he leido mucho sobre la seguridad en el agua y consejos para que los padres presten atención a sus hijos y no se distraigan, lo cual es muy importante. Vemos muchos artículos de noticias sobre ahogamiento durante esta época del año, pero muchos no son prácticos y solo resaltan los problemas, así que decidí escribir mi propia lista de consejos para ayudar".

1. Informe de seguridad, antes de bañarse

La idea parte de una de las reglas establecidas en las clases de natación, para asegurarme de que mis hijos siempre pedían permiso antes de entrar en el agua. Lo he ampliado con una pequeña puesta en común sobre las expectativas de cada uno.

Mis hijos ahora saben que deben esperar (a veces con impaciencia) y continuamente me preguntan: "Mamá, ¿qué necesitamos saber?" Les explico dónde pueden nadar, saltar, cómo pueden saltar, y cualquier otra medida relacionada con la seguridad.

Un buen momento para hacerlo es mientras se aplica el protector solar. También saben las consecuencias si no siguen las reglas de seguridad.

Estas reuniones son una forma de enseñar a mis hijos a tener respeto al agua. Obviamente saben que es peligroso, conociendo en qué consiste mi trabajo, pero a veces los centros acuáticos, los parques acuáticos, las playas y las piscinas se ven tan divertidos y tentadores que es fácil olvidarlos.

Creo que como padres necesitamos estar tan preocupados por la seguridad como por la diversión, pero eso requiere esfuerzo.

Opino que algunas personas no quieren arruinar la diversión añadiendo reglas, pero sé que las reglas crean límites, lo que da libertad con seguridad.

También me encanta incluir a mis hijos en las conversaciones sobre seguridad. "¿Cuáles creen que deberían ser las reglas? ¿Qué es lo que ven como peligroso?" Ellos también tienen algunas ideas increíbles y ¡a veces ven cosas que no se me habían ocurrido!

2. Profundidad de agua versus altura

Mis hijos conocen las profundidades del agua y cómo leerlas en las paredes de la piscina, y saben qué significa en relación con su estatura.

Mi hijo de seis años sabe que 4 pies de agua (poco más de 1,2 metros) pasan su cabeza, y 3 pies y medio de agua (poco más de 90 cm) llegan hasta sus ojos, así que todavía tapan sus vías respiratorias.

Mi hija de ocho años de edad sabe que cuatro pies de agua llegan a la altura de sus ojos. Si necesitará pisar el fondo, sus vías respiratorias estarían tapadas a esta profundidad.

Saberlo les ayuda a tomar buenas decisiones y a entender cómo la profundidad del agua es diferente para cada persona. Su amigo más alto puede no tener problemas en la zona de cuatro pies, mientras que si ellos necesitan hacer pie, tendrían problemas para tocar el fondo.

La conciencia de la profundidad en relación con su cuerpo es importante. Me mantiene alejada del "Pero mamá, Jayden puede ir allí...". "Sí, puede, también es 6 pulgadas más alto que tú!"

3. Cómo escapar

El fin de semana pasado salte al agua completamente vestida y con mi teléfono en mi mano, en un hotel, tras un torneo en el agua en el que participaba mi hija de ocho años. Fue por instinto: un niño de cinco años entró en pánico y agarró a una niña de cuatro años y ambos acabaron peleándose. La estaba sujetando y ella intentaba mantenerse por encima del agua. Entré y los saqué a los dos. Ambos estaban naturalmente asustados, pero bien.

En los casos de ahogamiento lo vemos a menudo: niños que nadan bien solos, pero que corren peligro si alguien los agarra, porque luchan y no pueden escapar. He enseñado, y todavía estoy enseñando a mis hijos, cómo escapar si alguien se agarra a ellos. Mi hija es una gran nadadora, pero todavía no creo que pueda sujetarse en el agua y mantenerse ella y a otro niño flotando.

Les he enseñado a inspirar, sumergirse, agarrar:

"Inspira aire si puedes (respira), métete bajo el agua (la persona que está luchando no quiere estar ahí), y agarra (usa tus brazos y piernas para empujar), y luego grita a un adulto para que ayude inmediatamente a la otra persona".

También les he educado a tener mucho cuidado de a quién tocan o agarran en una piscina. Incluso los adultos pueden ser nadadores más débiles y pueden tener dificultades para aguantarlos. La clave es tener espacio propio.

4. Recordatorios para no distraerse

Les pido a mis hijos que me hagan responsable. Saben que mi marido o yo debemos estar vigilándolos en todo momento. Les hemos dicho que si no los estamos observando, deben solicitar nuestra atención y ayuda, porque como humanos nos distraemos de manera natural.

Trato de mantenerme involucrada en su actividad y mantener alejado mi teléfono, pero aún así me distraigo con otros niños, la comida, charlando... La vida está llena de distracciones.

He procurado cambiar de táctica, así que me descargué una aplicación para que me recuerde cada minuto estar alerta, con mi teléfono en modo avión. Así, cada minuto me salta un aviso de "Kids Breathing" (niños respirando). De esta forma compruebo que mis hijos están bien y luego borro la notificación.

Por supuesto, mi objetivo es la supervisión constante, pero a veces mi cerebro comienza a vagar hacia algo en lo que estoy pensando y la notificación me hace volver a centrarme en donde estoy.

Hay cientos de campañas para designar a un "vigilante del agua" con una etiqueta específica que indica que tenemos la responsabilidad de vigilar el agua. Creo que estas medidas son excelentes, pero aún así necesitamos asegurarnos de que la persona que observa no se distraiga.

Por eso, las alertas pueden mantenerte concentrado siempre y alejado del móvil, para cualquier cosa que no sea vigilar a tus hijos. Aunque pongas el teléfono en modo avión, aún puedes caer en la tentación de mirarlo de vez en cuando. Debes ser consciente de tus distracciones, tanto internas como externas. Si el teléfono es una distracción, tal vez las alertas no te funcionen y debas buscar otro truco que te mantenga concentrado y mantenerlo durante todo el tiempo que estéis cerca del agua.

5. Designar descansos

Nadamos durante un tiempo designado, generalmente 30 minutos, algo que varía dependiendo de donde estemos y de la actividad que estemos realizando. Pero siempre tenemos descansos.

Los necesito más que mis hijos. Como socorrista, rotábamos cada 20-30 minutos con la idea de dar un respiro a nuestras mentes para que pudiéramos mantenernos frescos. Lo mismo se aplica a la supervisión de los padres.

¡Necesito ir al baño, tengo que hacer otras cosas, también preciso un descanso también! Por lo tanto, designamos tiempo en el agua y tiempo fuera.

Y si los descansos también son imprevistos, si tengo que hacer una visita de emergencia al baño o abrir la puerta, todo el mundo sale del agua, ¡todas las veces!

6. Lista de cuidadores limitada

Esto puede sonar duro, pero no confío en que otras personas cuiden a mis hijos en la piscina. Soy yo o mi marido, eso es todo: si están nadando en casa de la abuela, tienen que usar un chaleco salvavidas; si se meten al agua en la playa en una tabla con su primo, tienen que usar un chaleco salvavidas.

Veo casos fatales en los que se confió en otra persona, "mientras voy a hacer XYZ, o el abuelo los llevó a la piscina, o un vecino los invitó a venir".

Puede que les quiera y ellos quieran a mis hijos, pero no confío en ellos, ni quiero que sean responsables si le pasara algo a uno de mis hijos a su cargo. Simplemente no vale la pena.

Prefiero que mis hijos se quejen por tener que usar el chaleco. ¡No me importa, no! Saben que la otra opción es no ir. Lo mismo sucede con las fiestas en la piscina de la escuela y los campamentos con actividades acuáticas. Para mí no vale la pena.

Lo mismo ocurre con las zonas de natación con socorrista.

Soy la principal fuente de supervisión de mis hijos y que los socorristas están ahí para velar pro la seguridad y para emergencias.

No confío en ellos para la supervisión básica. Solo tengo dos hijos y puedo supervisarlos mucho más de cerca que un socorrista que tiene que dicidir su atención entre 25 o más personas.

7. Los chalecos salvavidas son geniales

Culturalmente parece que tenemos una actitud negativa hacia los chalecos salvavidas. No creo que haya nada malo con ellos. De hecho, hay multitud de juegos y actividades que puedes hacer con ellos. Si estoy viendo a un montón de niños, preferiría que todos estuvieran en un chaleco salvavidas.

Puede ser una fiesta en la piscina con chalecos salvavidas de un primo. Ponerse todos uno lo hace mucho más cool y no avergüenza a los niños más pequeños o a los nadadores principiantes. Cuando yo dirigía los campamentos, hasta los monitores los usaban. ¡Actuar como ellos!

Con chalecos salvavidas, podemos organizar concursos de lanzamiento de globos de agua, hacer relevos para pasar los anillos por los dedos de los pies... Los juegos son interminables, y la seguridad es mayor con todo el mundo llevando un chaleco salvavidas. Ahora hay veces que mis hijos dicen que prefieren nadar con con ellos. Impresionante.

Solo una nota adicional: me refiero a un chaleco salvavidas aprobado por la normativa de seguridad americana (europea en el caso de España). Revisa el interior del chaleco para comprobar que la sigue.

Los churros, flotadores, manguitos, y demás artículos infantiles para flotar en el agua no deben usarse ni confiar en ellos como elemento seguro para los niños.

Vemos innumerables videos de niños que se dan la vuelta en un flotador y quedan atrapados con la cabeza bajo el agua sin que puedan darse la vuelta, o niños con manguitos, que no pueden sacar la cabeza del agua porque sus brazos no son lo suficientemente fuertes, o pequeños que pierden la tabla a la que se aferraban para flotar.

Incluso aunque tu hijo lleve un chaleco salvavidas, necesitas supervisarlo diligente y constantemente, ya que los niños pueden colocarse en posiciones que pueden obstruir sus vías respiratorias, especialmente los más pequeños.

8. Educar sobre los peligros del agua

Mis hijos saben lo que es ahogarse. Saben que el agua es peligrosa. Saben que los buenos nadadores pueden ahogarse. Saben que una urgencia médica puede presentarse sin previo aviso. Saben que el ahogamiento puede ocurrir rápidamente.

Hablo con ellos de cómo suceden los acontecimientos, de cuáles son sus debilidades. Saben que no pueden respirar en el agua, saben por qué tomamos descansos de la natación, saben por qué entran en el agua con los pies por delante, saben por qué no realizamos juegos o actividades que impliquen contener la respiración. No es solo porque yo lo diga, sino porque trato de darles razones reales a mis reglas. Un miedo saludable al agua es algo bueno.

9. "Hey, mira esto...", alerta de peligro

Frases como "Oye, mira esto..." suelen ser el preámbulo de algo peligroso o una imprudencia a punto de suceder. Es una forma que tienen los niños de anunciar que están sobrepasando los límites o que van a presumir de algo, así que tomo este tipo de frases como un excusa para hablar sobre el peligro de sobrepasar los límites.

"¿Me están mostrando algo o están a punto de hacer algo arriesgado?" Hay una diferencia y trato de mostrarles buenas decisiones en el agua. Frases como "Oye, mira esto..." son maneras de hacer referencia a los comportamientos e intenciones de otras personas.

Ahora me alertan cuando otros usan este tipo de frases también. Siempre digo que podemos divertirnos sin ser tontos.

10. Ver algo, decir algo

Mis hijos son parte de mi equipo de seguridad. Son amigos que se cuidan entre ellos y les pido que cuiden a otros niños. A menudo le pregunto a mi hijo dónde está su hermana, o qué está haciendo la otra persona.

Quiero entrenarlos para que miren a los demás y se aseguren de que están bien, para que sepan lo que están haciendo. Mi hija el otro día dijo: "Mamá, casi te llamo... ese chico estaba bajo el agua y conté 5... 5, 4, 3, 2, 2, 1, pero volvió a aparecer antes de que yo llegara a 2".

Le pregunté qué hubiera hecho si estuviera todavía bajo el agua al llegar a uno, y me contestó: "Te diría algo a ti o a un adulto hasta que alguien respondiera". Perfecto.

Los niños son una capa adicional de protección y tienen buenos instintos. Mis hijos saben que no deben asumir que alguien está jugando. Si ven a alguien bajo el agua, empiezan a contar.

Con frecuencia, en las investigaciones de ahogamiento vemos a niños (y adultos) nadando sobre o alrededor de alguien que está bajo el agua y no hacen nada. Asumen que están bien, que están jugando, que lo están haciendo a propósito. No lo asumas. Enséñales la regla de los cinco segundos y qué hacer en esos casos.

Otros consejos de seguridad en el agua

  • Las clases de natación salvan vidas.
  • Aprender las maniobras de RCP (Reanimación cardiopulmonar). Los pacientes que se ahogan necesitan oxígeno.

  • Solo usar chalecos salvavidas que cumplan la normativa de seguridad. Nada de manguitos ni flotadores.

  • Localiza a un socorristas y procura elegir zonass bajo su supervisión.

  • Hay que entrar al agua con los pies por delante, poco a poco, sin tirarse.

  • No correr alrededor de la piscina.

  • Mantener a los niños hidratados y protegidos del sol.

  • Cualquier superficie de agua es peligrosa, aunque solo cubra unos pocos centímetros.

  • Mejor nadar siempre en compañía.

  • Si se pierde a un niño de vista, lo primero buscarle en al agua.

Vía | Natalie Livingston, consultora de seguridad acuática.

Fotos | iStock

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