La explicación de por qué fueron retratados así tiene orígenes religiosos
A lo largo de la historia de la humanidad, el arte ha ido perfeccionándose con el paso de cada siglo: desde las primeras pinturas rupestres con trazos básicos hasta los movimientos artísticos de siglos más recientes que han logrado plasmar personas y objetos con un realismo impresionante.
Dos de las etapas más notorias y reconocidas en el arte son la Edad Media y el Renacimiento, entre los cuales existe un notorio antes y después. Y un ejemplo clarísimo de ello podemos encontrarlo en los retratos de personas, especialmente los de los bebés.
En la Edad Media, parecían señores en miniatura; en el Renacimiento, lucían más angelicales y un poco más realistas. Aunque en principio pudiéramos pensar que este cambio se debe únicamente a que los artistas fueron mejorando sus técnicas, en realidad esos señores en miniatura que encontramos en el arte medieval eran intencionales.
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Cuando los bebés no parecían bebés
Si visitamos un museo que tenga dentro de sus exhibiciones pinturas medievales, podemos notar fácilmente que los bebés que aparecen en las obras de arte no parecen realmente bebés, sino más bien adultos o personas de mediana edad, dibujados en una escala más pequeña.
Algunos, incluso, parecen señores enfadados o aburridos, dos expresiones emocionales que no solemos relacionar con la ternura que nos provoca un bebé real, y otros tantos tienen rostros con arrugas o cuerpos con abdominales marcados.
Y la explicación de por qué fueron retratados así tiene orígenes religiosos.
El concepto de un Jesús completo y perfecto
Durante la Edad Media, la mayoría de los cuadros eran comisionados por la Iglesia Católica o por familias nobles que eran mecenas de la iglesia, por lo que muchas de esas pinturas consistían en retratos de la Virgen María con su hijo Jesús en brazos.
Por lo tanto, estas obras de arte debían seguir un estilo en particular: el concepto del Jesús humúnculo, que proviene del latín homunculus y significa, literalmente, "hombre pequeño", como lo explica el profesor de historia del arte Matthew Averett para Vox:
"Existe la idea de que Jesús tenía una forma perfecta e inmutable", dice Averett, "y si se combina con la pintura bizantina, se convirtió en una forma estándar de representar a Jesús. En algunas de estas imágenes, parece que tuviera calvicie de patrón masculino".
Así, inspirados por ese ideal de representar a Jesús como un hombre completo y lleno de sabiduría, es que se volvió costumbre pintar a todos los bebés medievales como señores en miniatura.
Por qué desaparecieron los señores en miniatura
Aunque sin duda la explicación religiosa nos habla de la fuerte influencia de la religión en el arte, no podemos dejar de lado que los artistas medievales, a diferencia de los artistas posteriores del Renacimiento, no estaban muy interesados en el realismo.
Es por esto que también encontramos otras pinturas medievales en las que todos los personajes parecen tener el mismo rostro, pues más que ser un reflejo de los rasgos y características de cada persona, el arte buscaba únicamente representarlas.
Con el paso de los siglos, el aumento de los retratos familiares no religiosos y el hecho de que durante el Renacimiento los artistas se interesaron en representar las cosas de manera fiel y detallada, los "bebés señores" quedaron en el pasado.
En portada | Fragmento de Virgen del canciller Rolin de Jan van Eyck, 1435
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