Está bien no estar bien: no eres mala madre por admitir que estás teniendo dificultades con la maternidad

La maternidad nos brinda muchas cosas y experiencias bonitas. A lo largo de los años que tengo siendo madre, he descubierto que si bien es cierto que tener hijos hace algunas complicadas, sin duda hace todo mucho mejor.

Sin embargo, esto no significa que solo por el hecho de ser madre y tener a nuestros hijos estaremos felices todo el tiempo. Y por ello, hoy quiero decirte lo siguiente: está bien no estar bien, y no eres mala madre por admitir que estás teniendo dificultades con la maternidad.

¿Mamá siempre debe estar feliz? ¿según quién?

En otras ocasiones he hablado de lo mucho que me ha cambiado ser mamá, desde mi forma de pensar hasta mis prioridades, haciendo que cambie el valor de la mayoría de las cosas. No temo decir que ser madre ha sido la experiencia más gratificante y maravillosa de mi vida. Pero hay otra verdad que debo decir: a veces me siento sobrepasada por ella.

Siento que decir esto, y admitirlo de forma tan pública en este sitio donde miles de personas nos leen diariamente, es un acto de valentía. Porque algo con lo que también me encontré tras convertirme en madre, fue una lluvia de opiniones, críticas y juicios de otras personas.

Descubrí, en aquellos primeros años, que por el simple hecho de tener hijos, muchas personas se sienten con el derecho de opinar acerca de tu vida y tus decisiones de crianza. Pero bueno, eso es algo a lo que la mayoría nos acostumbramos y eventualmente aprendemos a hacer oídos sordos y quedarnos con lo bueno.

Algo que definitivamente me ha costado más trabajo que lidiar con los opinólogos, pero que he logrado con el paso de los años, es entender que como madre, tengo derecho de sentirme mal. Ahora me parece un poco absurdo decirlo, pero hubo un momento en mi vida en el que me sentía mal por sentirme mal.

Si me sentía cansada o agotada o con ganas de tener unas horas libres, la culpa me invadía y llegaba a mí, haciéndome sentir como la peor mamá del mundo, porque tenía muy presente esa presión social que señala que las madres deben sentirse siempre agradecidas por lo que tienen y no pueden ni deben quejarse de su maternidad.

Pero si lo planteamos de otra manera, podemos darnos cuenta que es un pensamiento algo anticuado y limitante. Por ejemplo, si tuvimos un día pesado o estresante en el trabajo, es natural quejarnos o decir que estamos batallando. Ahora imagina que no pudieras hacerlo, porque debes sentirte permanentemente agradecido y feliz por tener trabajo. Suena un poco ridículo, ¿no?

Es verdad: la maternidad es maravillosa. Pero también puede ser increíblemente agotadora, y en ocasiones, muy dura. Esos días, son los días en los que tenemos que ser más amables con nosotras mismas.

Está bien no estar bien

Así como lo lees: está bien no estar bien. Sentir que un día estás agotada o no puedes con el mundo, no te hace una mala madre. Admitir que simplemente hay días o temporadas en las que puede ser agobiante, no te hace mala madre. Necesitar ayuda o apoyo, no te hace mala madre. Todo eso, te hace humana.

Tenemos que dejar atrás ese estereotipo de la madre abnegada que nunca se queja y que siempre se sacrifica, dejando de lado su bienestar propio. Tenemos que ser más gentiles con nosotras mismas y entender que un mal día no nos hace menos madres, ni debe hacer que nos cuestionemos si estamos a la altura de este papel.

Y también, otras personas necesitan entenderlo. Claro que estamos agradecidas por nuestros hijos: son nuestra vida y ese rayo de luz que ilumina nuestros días. Pero necesitar espacio, descanso, ayuda o sentir que la maternidad está siendo más difícil de lo que pensábamos no significa que los amemos menos.

Sufrir en silencio es algo que nadie debería hacer, y si entendemos que a veces puede ser muy pesada la crianza, más madres se sentirán con la confianza de buscar un apoyo o un hombro en el cual desahogarse sin temor a ser criticadas o juzgadas por hacerlo.

Así que menos juicios y críticas, y más comprensión y apoyo. Date permiso de descansar, de sentir tus emociones, sean positivas o negativas. De pedir apoyo y pedir ser escuchada cuando lo necesites. Acepta que está bien no estar bien, y que tener dificultades con la maternidad no te hace una mala madre.

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