Nace en Ohio un bebé cuyo embrión fue vitrificado hace 31 años: esta es su increíble historia.
Thaddeus Daniel Pierce vino al mundo hace apenas unos días en Ohio, pero su historia empezó hace más de tres décadas. Este recién nacido es, según los registros conocidos, el bebé que más tiempo ha permanecido congelado como embrión antes de nacer: 30 años en total.
Fue concebido en 1994 dentro de un tratamiento de fecundación in vitro, y su nacimiento marca un nuevo hito en la historia de la medicina reproductiva.
El caso de Thaddeus no solo asombra por su edad biológica, sino también por el entramado familiar que le rodea. Su madre biológica, Linda Archerd, tiene hoy 62 años, y su hermana —concebida a la vez que él— ya tiene 30 y es madre de una niña de 10 años. Así, Thaddeus llega al mundo con una sobrina que le dobla la edad… aunque él fue concebido mucho antes.
Los papás: una pareja que llevaba siete años buscando embarazo
En 1994, Archerd y su entonces pareja recurrieron a la fecundación in vitro. De los embriones fecundados, uno fue implantado con éxito y dio lugar al nacimiento de una niña. Los otros tres fueron congelados para futuras oportunidades. Sin embargo, la pareja se separó y los embriones permanecieron almacenados durante décadas, a la espera de una nueva oportunidad.
Años después, Archerd conoció el sistema estadounidense de adopción de embriones, un proceso en el que se donan embriones sobrantes de tratamientos de fertilidad a otras familias que no pueden concebir.
Fue en este contexto donde Lindsey y Tim Pierce, una pareja de Ohio que llevaba siete años intentando ser padres sin éxito, encontraron su camino a la maternidad.
Un nacimiento muy esperado
Lindsey, de 35 años, fue quien llevó el embarazo. En el tratamiento, le implantaron dos embriones, pero solo uno prosperó: Thaddeus. Aunque el parto fue complicado, según relataron los Pierce a MIT Technology Review, el bebé nació sano.
Médicamente, existían ciertas incertidumbres sobre los efectos de una congelación tan prolongada, pero el caso ha demostrado que es posible.
John Gordon, director de la clínica de fertilidad responsable del procedimiento, subrayó en declaraciones a la revista que “todo embrión merece una oportunidad de vida”. Para él, el único embrión que no puede convertirse en un bebé sano es aquel que nunca llega a ser transferido.
Millones de embriones congelados
En Estados Unidos, gran parte de los programas de adopción de embriones están gestionados por entidades cristianas, y promueven la idea de dar una oportunidad de vida a los embriones congelados que sus familias biológicas ya no utilizarán. El propio Gordon, de confesión presbiteriana, ve esta práctica como un acto de esperanza.
Actualmente, millones de embriones se encuentran almacenados en clínicas de fertilidad en todo el mundo. El caso de Thaddeus plantea una reflexión tanto ética como médica sobre su destino.
En definitiva, Thaddeus es mucho más que un hito científico: es una historia de perseverancia, de segundas oportunidades y de vida que, a pesar del paso del tiempo, no dejó de latir en espera de su momento.
Foto | Portada (Freepik)
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