Nacidos en casa

Nacidos en casa“, o mejor dicho, “Who was born at home?” es una curiosa publicación disponible en Amazon que nos acerca al nacimiento en casa, algo que hasta hace poco era lo más habitual, y que la autora, Corie Feiner, deseaba difundir despues del nacimiento de su propio hijo en el hogar.

La obra está centrada en mostrarnos las historias de ilustres americanos: poetas, educadores, inventores, aventureros y políticos que nacieron en casa como la autora descubrió después de visitar los lugares donde llegaron al mundo y los museos en los que se han convertido sus casas.

Durante el siglo pasado, en los países occidentales, el nacimiento se trasladó a los hospitales y se trató, más que como un proceso natural, como una enfermedad que, casi inevitablemente, debía ser tratada como un peligro mortal. Hoy la tendencia está cambiando y los mayores expertos médicos han entendido que, aunque nunca hay que dejar de tener en cuenta la seguridad y la posibilidad de un problema, el parto normal no es una enfermedad y puede ser atendido en los hogares o casas de parto, como de hecho ya sucede en Holanda o Gran Bretaña.

La verdad es que, en mi entorno más cercano, es ya habitual es que los niños sean nacidos en su casa o en centros especializados en el parto natural. Y yo preferiría, si fuera posible, dar a luz en casa.

Cuando se escuchan las experiencias de estas mujeres, y se conoce a los profesionales que las han atendido, se pierde el temor y se confía en que, si es necesaria la atención de emergencia o el embarazo desaconseja el parto domiciliario, se acudirá al hospital.

El conocimiento directo de todas esas madres y de ginecólogos como mi querido Emilio Santos y de muchas matronas con formación muy actualizada me hace verlo como algo completamente normal y una opción respetable y segura.

Yo evitaría ir a un hospital si no fuera necesario

En cambio, cuando una mujer va al hospital esperando que no le hagan intervenciones innecesarias que conduzcan a problemas en el parto o la separen de su hijo, me quedo con el alma en vilo hasta que puedo hablar con ella y me cuenta si “ha tenido suerte con el equipo de ese turno”. Debe ser que he leído demasiado y que me he convertido en muy crítica con la atención al parto en España, a la que admito una mejora general, pero que sigue pareciéndome insuficiente.

El ejemplo de la episiotomía

Hace diez años las tasas de episiotomía en España eran escandalosas. Pero eso no quiere decir, logicamente, que la inmesa mayoría de las hembras españolas tuviéramos mos un problema genital que impedía que pudieramos parir sin desgarrarnos peligrosamente. La cuestión es que se había decidido que hacer un corte a todas era la forma de impedir la posibilidad de un desgarro. Todas las mujeres que querían tener un hijo pagarían ese precio, el de vivir con un corte en sus genitales. ¿Cómo lo aceptábamos sin preguntar siquiera?

El puro sentido común debería haber guiado a esos médicos antes de decretar que todas las mujeres españolas debíamos pagar el precio de un corte en nuestro sexo, doloroso y a veces con consecuencias para siempre, pues la Naturaleza no podría habernos diseñado tan mal.

Cuando comenzamos a preguntar si eso era necesario, la reacción fue muy negativa. Nosotras no teníamos derecho a preguntar, a cuestionar a los profesionales, a exigir un trato diferente. Teníamos que aguantarnos con el “cortecito” y ni tan siquiera podíamos preguntar sin que se nos tachara de ignorantes o histéricas.

Los desgarros existen, pero con una preparación adecuada y un manejo no agresivo del parto se reduce el peligro lo suficiente para que hoy se desaconseje ese “cortecito” en el sexo para todas. Lo que debe saber hoy un profesional es evitar el desgarro, minimizarlo e intervenir solamente si es necesario. No por protocolo.

Hoy la ciencia ha demostrado que aquella práctica era un error. Todavía quedan muchas cosas que deben cambiar.

Mi experincia personal

Mi experiencia, a lo largo de todos estos años, me hace percibir como más inseguro (emocionalmente por lo menos y también para la seguridad de mi hijo) ir a un hospital cualquiera que parir en casa, pues al profesional que te atenderá allí no lo conoces y no sabes, aunque sea un profesional, que tipo de atención ofrece ni se respeta el deseo de la mujer de parir naturalmente, algo que me parece indispensable.

Por otro lado, si no me quedara más remedio, estudiaría muy bien el protocolo de atención de ese centro y solamente les confiaría mi vida y la de mi hijo si me pareciera el más adecuado. Analizaría el protocolo, las cifras de cesáreas y episiotomías, a oxitocina artificial por costumbre, las razones para una programación o una provocación, la organización de neonatos, el índice de partos instrumentales, la promoción de la lactancia y la trayectoria de los jefes de servicio. Presentaría mi plan de parto y estaría muy pendiente de la forma en la que lo recibieran y de como me explicaran las opciones. Hay sitios donde podria ir tranquila.

Pero no me vale cualquier hospital ni cualquier médico. Mi propia experiencia en el nacimiento de mi hijo no me haría sentirme segura si tuviese que acudir al mismo centro, aunque se, fehacientemente, que la atención, especialmente al neonato, ha mejorado mucho. Siguen teniendo unas tasas de cesárea y episiotomía muy altas y prefiero no arriesgarme.

Yo pariría en mi casa

Los grandes avances y mejoras, a pesar de la reticencia de algunos profesionales, son enormes y, es cierto, cada vez son más las mujeres que relatan partos respetados en los hospitales y en los que no se han aplicado protocolos intervencionistas.

Quizá, en unos años, cambie mi percepción, pero hoy por hoy sigo siendo muy cauta y me decantaría por parir en casa si mis circunstancias fueran las adecuadas para hacerlo. Mi confianza en los profesionales a los que pediría que me acompañaran es muy grande, han compartido conmigo sus conocimientos y sus emociones, conozco muchas personas a las que han atendido y se que harían lo necesario para evitar riesgos, siempre, además, respetando mis opiniones. Si, prefiero parir en casa. Se que es seguro.

Cada vez son, de nuevo, más los niños nacidos en casa, pero ahora con la tranquilidad de recibir atención especializada de sus matronas, que tienen muy claro que parir en casa es una opción segura y respetable.

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En Bebés y más | Parir en casa es una gozada, según Bimba Bosé, Nacer en casa

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