¿Tu hijo se ríe cuando le regañas? No te enfades: entiende por qué lo hace y cómo corregirle

A todos nos ha pasado en alguna ocasión. Estamos regañando a nuestro hijo por algo que ha hecho mal y de repente, comienza a reírse. Este comportamiento puede ser desconcertante y frustrante para los padres, y puede que interpretemos su reacción como una falta de respeto o una burla.

Pero nada más lejos de la realidad. La risa en estos casos puede significar muchas cosas, entre ellas una forma de aliviar la tensión y reducir la ansiedad del momento.

Te explicamos por qué algunos niños se ríen cuando se les regaña y qué podemos hacer para reconducir la situación de una forma respetuosa y educativa.

¿Por qué mi hijo se ríe cuando le regaño?

A ninguno nos gusta que nos llamen la atención. Es una situación realmente estresante e incómoda, y por supuesto los niños la viven igual.

Por eso, como forma de liberar la tensión es frecuente que los niños se rían cuando les estamos regañando o corrigiendo, especialmente si se trata de niños pequeños, pues carecen de las habilidades suficientes para expresar sus sentimientos de otro modo.

La risa también es una forma de proteger su autoestima y evitar sentirse avergonzados o humillados. Este comportamiento está relacionado con su inmadurez emocional y cognitiva, que hace que tengan dificultades para regular sus emociones y entender completamente el alcance de sus acciones.

Otra posible causa que explicaría la risa del niño ante una reprimenda es su deseo de llamar nuestra atención para comunicarnos algo que no estamos viendo en ese momento. Y es que más allá de su conducta, existe una emoción o un sentimiento que estamos ignorando y que es necesario conocer para poder corregirle de una forma positiva.

Sin embargo, con frecuencia los adultos también nos dejamos llevar por nuestro cerebro emocional en estos momentos de tensión, e interpretamos la risa del niño como una burla o una falta de respeto a la autoridad. Así, es frecuente que nos vayamos "encendiendo" cada vez más, elevando nuestro tono de voz e iniciando una lucha contra el niño: "¿Acaso te hace gracia lo que te estoy diciendo?", le reprochamos visiblemente enfadados.

Pero debemos comprender que nuestro hijo no se está riendo de nosotros o de la situación. Tampoco nos está toreando, desafiando o burlándose.

Recordemos que los niños se comunican con su comportamiento. Reírse cuando se les regaña no implica una falta de respeto o de consideración hacia los padres, sino una forma de expresar lo que sienten en ese momento

Como padres y educadores debemos abordar esta situación con empatía y respeto, y buscar la causa que está debajo de su comportamiento para ayudar al niño a desarrollar habilidades emocionales más efectivas.

¿Qué podemos hacer si nuestro hijo se ríe cuando le estamos corrigiendo por algo que ha hecho mal?

Una vez comprendidas las causas que llevan al niño a reírse cuando se le regaña, esto es lo que podemos hacer para tratar la situación de una forma positiva y educativa:

Mantener la calma. Si nos mostramos irritados, enfadados o contrariados con el niño es probable que la situación empeore. Por eso es importante mantener la calma y respirar profundamente antes de dirigirnos a nuestro hijo.

Empatía y comprensión. Debemos abordar la situación de una forma comprensiva, empática y respetuosa, poniéndonos en el lugar del niño y comprendiendo por qué siente y actúa como lo está haciendo.

Fomenta la comunicación abierta. Mantener una comunicación abierta y sincera con nuestros hijos nos ayuda a entendernos mejor los unos a los otros y a fortalecer nuestro vínculo. En este sentido, las preguntas abiertas o de curiosidad pueden ser un gran recurso para comprender lo que nuestro hijo está sintiendo en ese momento y cómo podemos ayudarle.

El humor para desactivar la tensión. Si creemos que la situación lo requiere, podemos echar mano del humor para ayudar a desactivar la tensión del momento y evitar que el niño se sienta humillado o avergonzado por su propio comportamiento. Sin embargo, es importante utilizar este recurso únicamente si estamos seguros de que no lo va a malinterpretar.

Ofrecer apoyo emocional. La educación emocional es clave para el correcto desarrollo de las habilidades. Los padres debemos enseñar a los niños a entender sus emociones, a ponerles nombre y a regularlas de una forma sana y adecuada. En estos casos puede sernos de gran ayuda realizar con el niño ejercicios de respiración consciente que le ayuden a relajarse y a volver a un estado de calma.

Repasar los límites de una forma clara. Una vez calmado, repasaremos con el niño los límites que se ha saltado, tratando de averiguar por qué los ha desafiado y dejándole claro de una forma firme, pero afectuosa, por qué su comportamiento no es aceptable y qué consecuencias tiene.

Seamos su modelo a seguir. Los padres somos el espejo en el que nuestros hijos se miran, por lo que debemos ser conscientes de nuestra forma de actuar ante situaciones que pueden suponer un ejemplo para ellos. En este sentido, si en algún momento se nos presenta una situación estresante, hablemos con nuestro hijo y expliquémosle cómo la afrontamos de una forma efectiva y calmada.

Si a pesar de estos consejos, nuestro hijo se ríe o muestra una falta de regulación emocional cada vez que le reprendemos por desafiar los límites, podría ser necesario buscar ayuda profesional.

Foto de portada | Freepik

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