¿Respetan los comedores escolares las decisiones de los padres?

He estado leyendo estas semanas y hablando con padres sobre si los comedores escolares respetan sus decisiones en materia de alimentación. Lo cierto es que he estado buscando normativa general y me he perdido entre muchos documentos que, al final, nada me han aclarado, así que os voy a contar mi experiencia, mi opinión y os voy a preguntar que habéis vivido vosotros.

Normativa

Los comedores escolares deben cumplir unas normas de higiene bastante estrictas y realizar sus menús según los consejos de un médico o nutricionista para que sean equilibrados, aunque ya hemos contado que muchas veces no es tan sano como debierta el menú que ofrecen.

He entendido que están obligados a ofrecer un menú adecuado a los niños que, por estricta prescripción médica, tengan alergias o intolerancias: como los niños alérgicos al pescado o los celíacos. Aunque a veces se cometen errores graves también en este sentido. Nosotros tenemos un amiguito alérgico al pescado que ya se ha llevado dos serios sustos por este motivo.

La religión y la comida

Sin embargo, no he encontrado ninguna normativa general que obligue a ofrecer un menú que sea adecuado a las prescripciones religiosas, aunque en algunos colegios si se ofrece comida adecuada para los musulmanes (que no comen carne de cerdo) si hay un alto porcentaje en el centro.

Me resultaría muy preocupante que mi hijo no pudiera cumplir con las prescripciones de mi religión si tuviera que comer en el colegio. Lo cierto es que no puedo comprender que no se respete la religión de un niño en la escuela en algo tan básico como su alimentación cuando esta está relacionada con sus creencias o normas.

Budistas, hinduistas, musulmanes, judíos, sean muchos o pocos, igual que los católicos que no comen carne los viernes, o las personas que por motivos éticos deciden no comer animales, tienen derecho a ser respetados en nuestras escuelas.

Cuestiones éticas: vegetarianismo

El caso de las familias vegetarianas me parece todavía más indignante, pues no existe ninguna garantía que permita que los niños que, bien nutridos, no comen carne, puedan recibir una alimentación adecuada en el colegio.

Las razones éticas por las que una familia opta por no consumir animales deberían, en mi opinión, tener un trato respetuoso por las instituciones y no obligarlas a no usar los comedores si quieren que sus hijos sigan una dieta acorde con sus decisiones.

Mi experiencia

Cuando mi hijo estaba en el colegio recuerdo que intentaron imponer una merienda para el recreo obligatoria para todos y ofrecida por el servicio de catering. Serían lácteos industriales, yogueres de esos con bífidus, zumos industriales, fruta sin pelar y bocadillos de embutidos bajos en grasa.

La razón era, en principio, buena: evitar que los niños no comieran nada a esa hora o que consumieran bollería, pero, en mi opinión, estaban invadiendo la libertad de los padres.

En principio esta opción no me interesaba. El pan que consume mi hijo es integral y hecho en casa y en el recreo solía tomar frutos secos. No me hacía ninguna gracia que tomara lácteos o zumos industriales, ni embutidos de calidad menor a la que yo decido, ni que, tampoco, le fueran a presionar para que se comiera lo que tocara. Eso estaba en contra de mis decisiones, nuestras costumbres y la educación nutricional que yo le ofrezco. Me negué firmemente y se vieron obligados a retirar la propuesta.

Libertad en el comedor

Sin embargo, si hubiese tenido que usar los servicios del comedor me habría encontrado con que mis opiniones o decisiones en materia de alimentación estarían fuera de lugar.

Ya se que un comedor escolar no puede ser un restaurante, pero no entiendo que no pueda ofrecer una cierta variedad de platos adecuados para todos los comensales, ni que a todo se le pongan proteínas de origen animal cuando sabemos que, si un problema tiene la dieta de los niños, es, entre otros, el exceso de estas.

Legumbres, cereales, tubérculos, verduras, hortalizas, ensalada, huevos y lácteos podrían estar presentes a diario como opción facilmente elegible y además creo que el que los niños, dentro de una variedad lógica, decidan lo que comen es positivo.

Por lo menos ahora ya no es tan habitual como cuando yo era niña que a los pequeños les obliguen a comerse todo en el colegio. ¿Son ya cosa de otro tiempo los filetes que salen dentro de un zapato o los bolsillos del baby llenos de ensalada blandengue?

A mi en mi casa nunca me obligaron a comer algo que no me gustaba, ni mucho menos a comerme todo el plato si no me apetecía tanta cantidad, y espero que ya no se presione a los niños para que coman.

Supongo que las cosas serán diferentes en un centro u otro y es imposible generalizar, pero, si mi hijo comiera en la escuela no me gustaría nada que se sintiera presionado para comer un alimento o una cantidad que rechazara, precisamente porque en mi casa es básico el respeto por su apetito y eso nos ha dado un excelente resultado, logrando que él mismo sepa diseñar una dieta sana y equilibrada.

Así que me gustaría que me contéis experiencias para hacernos una idea de si en los comedores escolares se respetan las decisiones de los padres en materia nutricional.

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