No, nadie ha demostrado aún que la crianza con apego no funciona

Hace unos días la agencia SINC publicó un reportaje con un título sorprendente, llamativo y diría que hasta preocupante: "La crianza con apego no funciona como predican los ‘gurús’". Desde ese día, el mismo reportaje me ha llegado en numerosas ocasiones, sobre todo compartido por personas que querían saber mi opinión al respecto, que buscaban que les confirmara sus sospechas, y que en algunos casos que se mostraban relativamente preocupadas por eso de que "no funciona".

No me hizo falta leerlo con detenimiento para dar una respuesta, porque solo con la introducción vi claramente que había un error de concepto en la redacción. Así que mi respuesta a estas personas fue breve: "No, nadie ha demostrado aún que la crianza con apego no funciona". Pero como esta frase tampoco dice nada, voy a pasar a continuación a analizar el reportaje y dar mi visión al respecto.

¿Qué es la crianza con apego?

Antes de entrar a analizarlo parece importante explicar un poco en qué consiste la crianza con apego. El término "crianza con apego" es una traducción bastante horrible del inglés 'Attachment parenting'. Y digo horrible porque parece decir que sólo los que siguen sus principios sienten apego por sus hijos, cuando la realidad no es esa.

A mí me gusta más llamarlo "crianza respetuosa", o similar, aunque normalmente tampoco lo suelo nombrar así porque yo no digo "practico la crianza respetuosa" como si fuera un método, sino que hablo de ello como del que considero que es el modo normal y natural de educar a los hijos, sin necesidad de ponerle un nombre o etiqueta: a los niños hay que educarles desde el respeto para que crezcan siendo personas respetuosas. Es decir, toda persona merece ser tratada con respeto; y los niños, hasta que se demuestre lo contrario, también son personas.

Una de las personas que más difusión ha hecho sobre la crianza con apego es William Sears, que se atrevió a dividir esta filosofía de cuidados en ocho principios:

  • Birth bonding (lazos afectivos desde el nacimiento): dar la importancia que tiene a no separarse del bebé al nacer e iniciar un vínculo de cuidados y cariño que puede ser muy beneficioso tanto para el recién nacido como para la madre.
  • Breastfeeding (lactancia materna): amamantar al bebé al ser considerado el método de alimentación normal del bebé, protector de la muerte súbita y facilitador del mencionado vínculo entre el bebé y la madre.
  • Babywearing (llevar al bebé encima): portear al bebé para mejorar su relación con el porteador y con el medio ambiente, así como su desarrollo físico y psicológico.
  • Beding close to baby (dormir cerca del bebé): dormir cerca del bebé para aportarle seguridad, tranquilidad, y promover la lactancia a demanda.
  • Belief in the language value of your baby's cry (confianza en el valor de su llanto como lenguaje): dar valor al llanto como forma de comunicación, sin caer en la tentación de decir "déjalo llorar" o "llora para manipularte".
  • Beware of baby trainers (tener cuidado con los adiestramientos): tener constancia de que los métodos para modificar las conductas normales de los bebés pueden hacer pensar a los padres que hay un problema que no es real, y pueden generar desconfianza en una relación que debe ser todo lo contrario.
  • Balance (mantener un equilibrio): entre normas y libertad. Las necesidades básicas de los niños deben ser satisfechas; cuando las necesidades ya no son básicas, los padres deben ser capaces de educar y explicar las razones con respeto.
  • Both (ambos): que la crianza del bebé sea llevada a cabo tanto por la madre como por el padre.

Ahora bien, estos ocho principios no son instrucciones, sino una guía. No es un listado que deba seguirse al pie de la letra si el bebé nos está comunicando otra cosa.

Me explico mejor: todos estos principios tienen un objetivo final, que no es otro que responder a las necesidades de los bebés, atenderlos, y así hacerles sentir queridos, acompañados y sostenidos emocional y físicamente, para que desde la calma, puedan desarrollarse correctamente. Si en algún punto el bebé quiere algo diferente, lo lógico es no seguir el punto concreto (si un bebé no quiere ser porteado porque está incómodo, o si prefiere dormir en una cuna junto a los padres, en vez de compartir cama...), porque al final, como digo, lo importante es adaptarse al niño, y no adaptar al niño a unas instrucciones.

Vamos, que es una generalización de lo que a la mayoría de bebés le va bien, pero no algo que deba cumplirse como si de un método se tratara. Básicamente porque hay gente que dice "yo educo siguiendo el método de la crianza con apego porque duermo con él, le doy el pecho, lo porteo, etc.", que luego no consigue que entre el bebé y ella (o él) se establezca una relación de confianza, o de apego seguro, porque lo importante al final no es lo que haces, sino el porqué. Y el porqué no es otro que el objetivo que ya he explicado: hacer sentir al bebé querido, reconfortado y tranquilo. Y no porque deba ser así, que también, sino porque de verdad lo sientas así.

A mí me pasa a menudo que cuando hablo de estos temas me cuesta cada vez más poner las ideas en perspectiva porque es algo que forma parte de mí. Yo no educo así a mis hijos para conseguir nada concreto, ni miro el listado de las instrucciones de vez en cuando para ver si voy bien. Yo lo hago así porque me nace hacerlo así; porque no sería capaz de hacerlo de otro modo; porque es así como siento que debo hacerlo. Es más, criar con respeto a un niño con el objetivo de que sea un líder, o una persona de éxito social o algo así es un error, porque entonces lo estarás orientando todo a lograr tu objetivo, cuando lo lógico es que seas un acompañante en el camino.

Cómo empieza el artículo de SINC

Dicho todo esto, paso a explicar lo que dice la introducción del artículo, que para mí ya fue suficiente para contestar a quienes me preguntaron:

Una relación fuerte y sana entre los bebés y sus cuidadores es imprescindible en la evolución de cualquier criatura. Los partidarios de la ‘maternidad natural’ promueven tres prácticas para afianzarla: el colecho, la lactancia y el porteo. Sin embargo, sus reglas no son ni necesarias ni suficientes, según la ciencia que estudia el desarrollo del niño. El vínculo seguro se consigue respondiendo a sus necesidades físicas y emocionales y, para eso, no valen tres trucos.

Empiezan confirmando que lo imprescindible es una relación sana y fuerte entre bebés y cuidadores, que es precisamente lo que se busca cuando a unos padres se les dice que respondan al llanto del bebé y que se adapten a sus necesidades (los principios de la crianza respetuosa, vamos).

Luego dice que los partidarios promueven que eso suceda en base a tres prácticas: colecho, lactancia y porteo. Y aquí es cuando ya meten la pata hasta la ingle (como dicen en mi pueblo). Como he dicho más arriba, lo importante no es el cómo, sino el porqué: se puede conseguir un buen vínculo con un bebé sin portearlo, por ejemplo, si como digo no es eso lo que el bebé demanda; se puede conseguir un buen vínculo con un bebé sin dormir con él si, como digo, prefiere otra cosa; y se puede conseguir una buena relación y un buen vínculo con un hijo si no lo amamantas. Los papás no amamantamos -yo no lo he hecho nunca de hecho y tengo tres hijos (es ironía, claro)-, y también podemos formar parte de esa filosofía de crianza, por ejemplo (¿o alguien le diría a un papá que no está educando bien a su hijo por no darle el pecho?).

Y acaba diciendo que "el vínculo seguro se consigue respondiendo a sus necesidades físicas y emocionales y, para eso, no valen tres trucos". Y tienen razón: el vínculo se consigue respondiendo a las necesidades físicas y emocionales de los bebés, y para eso no hay truco. Si te pide brazos, le das brazos, o para comodidad de los padres, lo porteas. Si te pide que no lo dejes dormir solo, pues lo tienes cerca. Y si te pide teta, y la madre le da teta, pues lo amamanta. No es un truco, es seguir lo que ellos mismos sugieren: responder a sus necesidades físicas y emocionales.

Respondiendo a los expertos

El resto del artículo se centra en las palabras de algunos expertos como Alan Sroufe, considerado uno de los principales referentes en la investigación científica sobre el apego, Amy Tuteur, ginecóloga y autora del libro "Push Back: Guilt in the Age of Natural Parenting", y Dieter Wolke, de la escuela médica de Warwick (Inglaterra).

Así que para seguir con mi post, recogeré sus palabras para poder ir demostrando que, en realidad, lo que vienen a decir todo el rato, es que la crianza con apego es la mejor manera de educar a un hijo.

Muchas de las propuestas que ofrece este estilo de crianza son buenas, pero seguirlas no es garantía de un vínculo seguro y, si los padres no las cumplen, su criatura no tiene por qué tener ningún problema.

Como ya he comentado antes, educar a un hijo no es seguir unas instrucciones concretas, porque el manual es el bebé. Lo que dice Sears es, básicamente, que no tengas miedo en hacer lo que tu bebé te pide si hablamos de dormir con él (siempre que se haga de manera segura), cogerlo en brazos, atender su llanto, etc., además de ir creando una relación de comunicación y cariño con el hijo. Porque puedes portear, colechar y atender al bebé, pero si no le hablas ni le miras a los ojos, por ejemplo, no conseguirás tener buena relación con tu hijo.

Por eso no, hacerlo no es garantía de nada, y como todo en esta vida, no hacerlo no tiene por qué suponer un problema... fijaos en cuántos niños viajábamos cada día sin cinturón y no tuvimos ningún problema.

En los años 50, tu estatus social lo marcaba el club de campo al que pertenecías. Ahora lo demuestras explicando que crías con apego a tus hijos y a qué colegio los llevas.

Pues supongo que habrá gente que lo haga, y que crea que tiene un mayor estatus social por educar así a los hijos. Yo soy de los que piensan que lo hago porque no me sale de otra manera y se deprimen cuando miran la cuenta corriente.

La formación de un buen vínculo durante los primeros años de vida es esencial, pero Sears dictamina que para ello es imperativo una madre perfecta y disponible tanto física como emocionalmente las 24 horas. Si no, el niño será terrible. Esto no es solo sexista y retrógrado, sino que, además, es mentira.

Yo creo que Sears dice que un bebé necesita de una madre y de un padre (al decir "Both"), aunque sobre todo la madre si es la cuidadora principal. No tiene que ser perfecta, aunque dado que se está criando a un bebé totalmente dependiente, sí interesa que la madre o el padre estén disponibles las 24 horas. Creo que a nadie se le ocurriría tomarse un descanso de criar al bebé: "Cariño, que el bebé lleva llorando cinco horas porque era mi rato de descanso" o "Lleva llorando una hora porque quedamos que a partir de las tres el bebé era cosa tuya, y has llegado tarde de trabajar".

Todos los bebés van a generar un vínculo con la persona que los críe, no es necesario hacer nada para promoverlo. Sí debemos esforzarnos en que el niño confíe en esta relación y, además, sabemos cómo conseguirlo. Un apego seguro se consigue dando respuesta a las necesidades y señales del bebé de manera sensible, apropiada y efectiva. No con una serie de trucos, como dicta Sears.

Pero es que los "trucos", como los llaman, es la manera de responder a las necesidades y señales de la mayoría de bebés "de manera sensible, apropiada y efectiva". Vamos, que si te tienes que esforzar para que el niño confíe en la relación y llora para que lo coja en brazos, pero no puedo cogerlo, ¿cómo lo hago? ¿Y si llora porque se siente sólo de noche? ¿Y si llora porque le estoy haciendo el método Estivill y de repente me arrepiento de hacerlo, como dice Sears, y entonces recuerdo que estos expertos dijeron que lo de Sears era un truco y que no debía hacerle caso? ¿Dejarle llorar para enseñarle a dormir, no sería lo contrario a responder "a las necesidades y señales del bebé de manera sensible, apropiada y efectiva"?

El desarrollo humano es como una pirámide: los dos primeros años son clave, pero las relaciones de amistad que tenemos a lo largo de la vida también determinan nuestra capacidad adulta para lidiar con los conflictos.

Pues eso... lo que venimos diciendo: los primeros años, los que pasan con su madre y su padre, son clave. Luego los niños empiezan a relacionarse con otros niños y la suma de todo ello crea a la persona. No veo que Sears, ni nadie que defienda la crianza respetuosa diga que los niños no tienen que tener amigos, ni que se deba evitar que se relacionen con otras personas... ni siquiera se dice que la capacidad adulta para lidiar con los conflictos dependa únicamente de lo que pase en los primeros años con los padres. Pero si "son clave", son clave.

Nuestra conclusión es que no hay nada más importante que las primeras experiencias. Pero siempre, siempre, hablamos de estadísticas. La vida y el desarrollo son complicados: un buen principio se puede torcer y uno malo enmendar.

Claro. Así es la vida, que no siempre pasa lo que uno espera. Pero no por eso vamos a dejar de intentar hacer las cosas bien, o como sentimos que deben hacerse: "Mira hijo, a partir de ahora te voy a dar de comer hamburguesas y patatas todos los días, que total, hay niños que comen muy bien de pequeños que luego se tuercen igualmente".

Las madres de bebés con un apego inseguro o evasivo los tienen en brazos tanto tiempo como el resto de madres. La clave no es cuánto, sino el hacerlo cuando el bebé requiera de esa cercanía física.

Pues no sé... si hay apego inseguro o evasivo será porque de verdad no los cogen tanto en brazos. Si fuera el mismo tiempo, los tendrían en brazos también cuando el bebé las requiere. En cualquier caso, no dice que cogerlos sea malo, ni portearlos, así que: ¿por qué no?

La lactancia materna es algo precioso, pero no resulta crítica para que el niño desarrolle un vínculo seguro. Lo importante es alimentar a un bebé cuando este lo requiere y no cuando tú quieres que coma.

Exacto: alimentación a demanda. Eso lo saben todas las madres que amamantan. Sobre el vínculo, lo mismo. No es indispensable, porque los padres también podemos hacer un vínculo seguro con los hijos, y obviamente también las madres que no amamantan, pero si lo facilita y además es la alimentación normal de un bebé: ¿por qué no?

Con la lactancia, el porteo y el colecho, la madre proclama su vínculo emocional con el bebé mediante un apego físico a su cuerpo. ¡Ni siquiera puede dormir sola!

Bueno... si quiere dormir sola que lo haga. Pero es muy probable que el bebé llore. Si no llora, perfecto. Si llora y la madre no lo atiende porque considera más importante dormir sola que atenderlo, entonces ya no se cumple ese principio que defienden de "la formación de un buen vínculo durante los primeros años de vida es esencial". Básicamente, la formación del vínculo sirve para eso, para que la madre y el padre sepan entender las necesidades del bebé y atenderlas. Si no, no se le puede llamar vínculo: "Tengo un vínculo maravilloso con mi bebé, por eso por la noche, aunque llora, me voy a dormir sola".

El llanto de los bebés es la primera forma de comunicación para asegurarse la alimentación y la proximidad. (Preguntado sobre si el llanto de los bebés pudiera ser debido al comportamiento de los padres): Puede ser, pero sería muy raro. Existe muy poca evidencia, al menos para el llanto del cólico, de que esté relacionado con un cuidado pobre de los padres.

Al menos para el llanto del cólico. ¿Y para el resto del llanto? La verdad es que es bastante matemático: cuanto más atiendes a un bebé, menos llora. Cuanto menos lo atiendes, más llora. A menos que se ponga a llorar porque tenga el mal llamado cólico del lactante, y entonces ya da un poco igual que lo cojas o no, porque llora igualmente en brazos (aunque lo lógico es que lo cojas por si con eso lo alivias un poco).

Pero volvemos a lo de antes: ¿hay que defender el "cuidado pobre" porque quizás no aumenta el llanto o es mejor que el cuidado sea acertado aunque no lo reduzca? Mejor lo segundo, ¿no?

Ahora cito un fragmento entero del artículo para que se entienda bien:

Cuando en el año 2006, la Academia Estadounidense de Medicina del sueño revisó 52 estudios sobre la eficiencia de las técnicas de entrenamiento del sueño, obtuvo un resultado notable. “El 94% de las intervenciones fueron eficaces, con una mejora clínica [del insomnio] en el 80% de los niños tratados, que se mantuvo entre tres y seis meses”, explica el resumen del estudio. “Las técnicas de entrenamiento del sueño son seguras como mínimo a cinco años vista tras la intervención”.

Esta es una gran noticia para todos aquellos padres de bebés y niños con insomnio infantil, que deben ser poquísimos, aunque alguno habrá. En España tenemos la llamada "Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos del Sueño en la Infancia y Adolescencia en Atención Primaria", que también sugiere los métodos conductistas y similares para niños con trastornos del sueño.

Me alegra saber que aunque se lleven a cabo dichos métodos, estos niños con problemas tendrán una buena relación con sus padres y que de verdad conseguirán dormir mejor. De hecho, lo más probable es que en niños con trastornos del sueño, los estudios demuestren que una vez hechos los métodos, la relación es incluso mejor: el que un bebé o un niño no pueda dormir por las noches ni por el día, y no consiga un sueño reparador, puede suponerle estar irritable, molesto con los padres y tener incluso problemas de concentración, de aprendizaje y de desarrollo. Seguro que cualquier técnica efectiva, por más llanto que provoque durante unos días, le ayudará mucho en este sentido, pues será un niño que por fin dormirá, descansará, y por el día tendrá sus capacidades en mejor estado.

Ahora bien, hablando de niños normales, sin problemas del sueño, los que tenemos la mayoría de padres y madres del mundo, esos que se despiertan varias veces de noche para comer un poco y saber que sus padres siguen ahí, y a los que nos referimos cuando hablamos de criar con respeto, pues entonces ya no lo sé. Porque si tu bebé duerme y descansa, y por el día es un niño feliz, ¿qué necesidad hay de hacerle sentir que lo abandonas? De hecho, ¿qué necesidad hay que de hacer pensar a los padres que el niño tiene un problema, si no lo tiene? ¿No alteraríamos así el vínculo, haciendo creer a los padres que lo que tienen que hacer para que su hijo esté mejor es dejarle llorar, hacerle sufrir? ¿No desconectamos así a los padres de las necesidades básicas -llanto- de los bebés, esas que llevan todo el artículo diciéndonos que debemos atender?

Acabando...

Vamos, que agradezco a todos los que me habéis pasado este artículo que lo hayáis hecho, porque gracias a estos expertos aún lo tengo más claro: la mejor manera de criar y educar a un hijo es aquella en que los padres responden a las necesidades de los hijos; cogiéndolos en brazos, atendiéndolos, dándoles cariño y pasando tiempo con ellos. Lo que se suele resumir como 'criar con apego' o 'criar con respeto', por aquello de darle un nombre que diferencie este estilo actual de aquel en que a los niños no nos cogían en brazos para que no nos acostumbráramos, nos dejaban llorar por la noche para que aprendiéramos a dormir solos y nos castigaban y pegaban para que nos portáramos bien y fuéramos obedientes cuanto antes.

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