Un bebé de un mes muere a causa de la tos ferina en Alicante

Cada vez que leo una noticia de la muerte de un bebé por una enfermedad que ya parecía controlada me pongo malo. Y peor cuando hablamos de alguna enfermedad que aumenta cuando las coberturas vacunales descienden. En este caso, el de la tos ferina, no podemos echar toda la culpa a los antivacunas porque es una enfermedad que está aumentando también en forma de brotes contagiosos en zonas que tienen a la mayor parte de los niños vacunados.

Y tenía que pasar, y seguirá pasando. La tos ferina lleva unos años aumentando en los países industrializados y los bebés pequeñitos son los que tienen las de perder, porque la gravedad en edades tempranas puede ser alta, hasta el punto de llevar a la muerte. Es lo que ha sucedido en Alicante, donde un bebé de un mes ha muerto a causa de la tos ferina.

El bebé no estaba vacunado todavía

La vacuna de la tos ferina, como os contamos en su día, forma parte de la vacuna hexavalente (junto a tétanos, difteria, hepatitis B, etc.) y se administra a los bebés a los 2 meses de vida. Es una vacuna que produce una protección muy limitada y hay que volver a administrarla a los 4 y 6 meses, de nuevo a los 18 meses y otra vez a los 4-6 años (esta dosis se añadió en 2001).

Con todas estas dosis se consideraba que la enfermedad podría controlarse. Sin embargo, vistos los datos de otros países, donde la tos ferina lleva años aumentando, y vistos los de España, donde hemos pasado de un caso por 100.000 habitantes a 6 por 100.000 desde el año 2010, está claro que la cosa está empeorando. No parecen muchos, pero si pensamos que donde yo vivo, que somos 200.000 habitantes, tendremos 12 casos por año y que se estima que casi la mitad de ellos son lactantes, tenemos que 6 bebés de mi ciudad padecen cada año tos ferina, con el riesgo que ello comporta (si lo ampliamos al estado español, salen unos 1.400 bebés afectados cada año).

Volviendo al bebé, por ahora no se han diagnosticado más casos, aunque la tos ferina tiene un tiempo de incubación y hay que esperar a los próximos días para saber si es un caso aislado o si estamos ante un posible brote de la enfermedad. Obviamente, desde el hospital, han buscado a toda persona que hubiera estado en contacto con el bebé en los últimos días para administrarles la vacuna y/o darles antibiótico preventivo.

Por qué está volviendo la tos ferina

Como he dicho, en 2001 se añadió una quinta dosis de tos ferina en niños de 4 a 6 años. Con esta quinta dosis se estimaba que la protección sería correcta. El problema es que la cobertura de la quinta dosis no pasa del 83%. Pero no nos podemos quedar solo con este dato, ya que la mayoría de contagios por tos ferina suelen ser causados por personas adultas. La vacuna de la tos ferina tiene una protección limitada en el tiempo y los adolescentes y adultos parecen estar expuestos a la enfermedad más de lo que se pensaba. Por eso la AEP lleva unos años recomendando que la vacuna del tétanos y difteria de los 11-12 años lleve también una porción de tos ferina. De este modo los adolescentes estarán de nuevo protegidos. Y por eso habría que valorar la posibilidad de administrar a los adultos alguna dosis de recuerdo, junto a las del tétanos.

¿Y los lactantes que no han sido vacunados?

Los bebés que no han recibido ninguna vacuna, e incluso los que llevan una sola dosis, están en riesgo. Al ser los adultos quienes pueden contagiar la enfermedad, se podría hacer la estrategia del nido (vacunar a todos los adultos que estarán en contacto con el bebé) y/o vacunar a la madre, durante el embarazo, para que el niño nazca ya con protección, que es lo que se está haciendo en Reino Unido, donde en 2012 hubo 12 muertes de bebés por tos ferina, por ser la solución más económica y la que mejores resultados produce. En Cataluña, desde hace unos meses, también se está haciendo.

Resumiendo

Así que, resumiendo, la tos ferina nos ha pillado a todos desprevenidos. La que se consideraba que era la mejor estrategia ha demostrado no serlo y las cinco dosis en la infancia parecen no ser suficientes. Ahora las comunidades autónomas y el estado tendrán que empezar a valorar qué estrategias tomar para proteger a la población, tanto a los adultos como a los bebés pequeñitos, que son los que lo tienen peor. Y la cuestión pasa por empezar a vacunar de la tos ferina a más colectivos: a las mujeres embarazadas, seguro, ya que es una solución que está funcionando, pero también a los adolescentes y, si puede ser, si llega el dinero, a los adultos. Nadie quiere ver a ningún bebé morir por una enfermedad que se puede prevenir.

Vía | Diario información
Foto | Thinkstock
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