Las enfermedades más frecuentes en la infancia

Una de las cosas que más sorprende a las parejas, cuando tienen hijos, es la cantidad de veces que acaban entrando en la farmacia, y el espacio que tienen que crear en casa para guardar todo lo que allí llegan a comprar.

Y es que en los primeros años es muy habitual que los niños vayan cayendo enfermos con mayor o menor frecuencia (depende del niño, de la alimentación que reciba y de si está en contacto o no con otros niños). Ahora bien, ¿de qué enferman? A continuación os explicamos cuáles son las enfermedades más frecuentes en la infancia.

Las infecciones respiratorias

Son las más habituales porque son las que más fácilmente contagiamos al toser, al hablar, al traspasar los gérmenes de un lado a otro a través de nuestras manos, etc. Por eso precisamente se recomienda que los adultos se laven las manos antes de visitar a un bebé o niño, enseñar a los niños a lavarse las manos, limpiar los juguetes cuando están enfermos si son compartidos (y de vez en cuando, obviamente), no llevarlos a sitios donde haya mucha gente, etc.

Empezamos por el resfriado común o catarro, que es la infección típica de las vías altas (nariz y faringe), que cursa con mocos y tos. Como ya hemos explicado en otras ocasiones, la tos es un mecanismo que no deberíamos eliminar completamente porque ayuda a extraer el moco, y porque los jarabes para la tos están contraindicados al menos hasta los 2 años de edad.

Es muy habitual también la laringitis, una infección de la laringe que inflama la zona donde están las cuerdas vocales provocando afonía, la llamada "tos de perro" (parece que el niño está ladrando) y que en ocasiones hasta dificulta la respiración, porque apenas puede pasar el aire a través de las mismas (de las cuerdas). Si esto sucede, lo recomendable es buscar aire frío que el niño pueda respirar: abrigarlo bien y sacarlo al exterior, o abrir la puerta del frigorífico o del congelador un momento para que respire ahí. Ese aire frío ayuda a desinflamar las cuerdas, a que respire mejor, y a tener margen para ir a ver al pediatra para que valore la situación.

Otra que suele darse cuando son bebés es la bronquiolitis, que puede ser por culpa del virus respiratorio sincitial (para el que se está estudiando una vacuna, y cuya prevención pasa por evitar contagios y asegurar un aporte adecuado de vitamina D).

También hablamos de la bronquitis, que es la inflamación de los bronquios y que, como la bronquiolitis, dificulta la respiración del bebé y debe ser tratada con inhaladores, y a veces incluso con corticoides (según valoración pediátrica). El pronóstico es bueno, aunque si un niño es propenso a hacer bronquitis, si las padece a menudo, puede ser que el facultativo le recete algún medicamento preventivo, mientras se estudia la posibilidad de que sean bronquitis de origen alérgico (si hay algo en casa que le da alergia y le acaba por provocar la enfermedad).

Si la situación se complica, entonces hablaremos de neumonía, que es la infección de uno o dos pulmones, y que requiere de tratamiento antibiótico (si es de origen bacteriano), y en algunos casos de ingreso hospitalario, para controlar mejor la evolución y para evitar nuevos contagios.

Otitis

Es la inflamación de una parte del oído (normalmente el oído medio), muy habitual también, que en la mayoría de ocasiones es de origen vírico, secundaria a una gripe o resfriado. En los niños, por lo cerca que está el oído de la nariz, y por lo mal que sacan los mocos, son mucho más habituales que en los adultos.

El tratamiento debe ser pautado por el pediatra, y la tendencia es a disminuir cada vez más el uso de antibióticos, precisamente por lo comentado: la mayoría de otitis no son bacterianas y se curan solas en dos o tres días. Puede ser que se indique el uso de analgésicos y de gotas con antiinflamatorio, para ayudar a paliar los síntomas. Y si se sospecha de sobreinfección, entonces sí un antibiótico oral.

Conjuntivitis

Es también bastante habitual, y sobre todo cuando los niños ya tocan cosas, se ensucian las manos, y luego se rascan los ojos porque tienen sueño. Si a esto sumamos que a muchos bebés no les acaba de funcionar bien el sistema de lubricación del ojo (las glándulas que crean lágrimas y los conductos que las recogen), el ojo puede no estar lo suficientemente húmedo y limpio, aumentando la probabilidad de tener secreciones y de infección.

Si hay secreciones pero el ojo no está rojo, es probable que solo se indique la limpieza de las legañas (porque pueden ser secundarias a lo comentado: inmadurez de los conductos y estructuras del ojo). Si en cambio el ojo está enrojecido, si se sospecha infección, lo habitual es que se recomiende la administración de colirio o pomada con antibiótico, porque además es muy contagioso.

Gastroenteritis

Muy habitual en los niños que ya se juntan con otros, porque es una enfermedad muy contagiosa. Es habitual que se produzcan los contagios en masa, de manera que los mismos padres avisen de que "hay epidemia de diarrea y vómitos en la clase", y que en unos días sean muy pocos los que puedan ir a la escuela infantil o el colegio.

Son muchos los virus que provocan este tipo de infecciones, aunque uno de los más habituales (que además hace que la diarrea dure unos cuantos días) es el rotavirus. Los síntomas son los típicos: vómitos, diarrea, fiebre, dolor abdominal, y en algunos casos incluso presencia de moco y sangre en las heces.

No existe tratamiento más allá de promover una adecuada hidratación y nutrición del pequeño, y para ello hace unos años que se desaconsejan las dietas astringentes.

"Debe ser un virus"

Finalmente, hay una serie de enfermedades que provocan reacciones en la piel, que a menudo no llevan nombre (lo llevan, pero es difícil saberlo). Aunque por ahí se cuela la escarlatina, que es de origen bacteriano y produce enrojecimiento de diversas zonas de la piel, lo más habitual es que haya virus que produzcan estas reacciones, y que a menudo no se les ponga nombre porque todo se puede resumir en "es un virus". Son cuadros que suelen cursar con una infección respiratoria, algo de fiebre, y un exantema en la piel (exantema súbito) o similar. No tienen tratamiento más allá del sintomático.

Además, hay virus que sí son conocidos como el de la varicela, muy característico (pero que cada vez veremos menos porque ya hay vacuna) o el coxsackie, responsable de la enfermedad "boca-mano-pie", que se conoce así porque provoca ampollas en la zona de la boca, en las manos y en pies y piernas (aunque a veces cursa un poco diferente). Aunque da fiebre y es molesto, porque a veces hace incluso úlceras en la boca, suele curar con buen pronóstico con el paso de los días.

¿Y no hay nada que se pueda hacer para evitarlos?

Sí. Por eso en unos días os explicaremos cuáles son las estrategias que como padres debemos llevar a cabo para ayudar a nuestros hijos a tener una mejor salud y un sistema inmunitario más fuerte.

Fotos | iStock
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