Diarrea en bebés y niños: por qué se produce, qué dieta seguir y signos de alarma

La diarrea es un aumento del número de deposiciones y/o una disminución de su consistencia. La causa más frecuente de diarrea son las infecciones que producen una inflamación de las mucosas del intestino y del estómago: lo llamamos gastroenteritis. Es frecuente que se acompañe de náuseas y/o vómitos, dolor abdominal y/o fiebre.

Las gastroenteritis suponen un motivo muy frecuente de consulta al pediatra en nuestro medio y, en los países en vías de desarrollo, una de las causas más frecuentes de mortalidad infantil. Hablamos de diarrea aguda cuando los síntomas duran menos de dos semanas y diarrea crónica o persistente cuando dura más de dos semanas.

¿Cuáles son las causas de diarrea?

Como hemos dicho, la causa más frecuente de la diarrea es una infección. Dentro de las infecciones, los virus son los que más frecuentemente causan gastroenteritis. El Rotavirus es el agente más común; prácticamente todos los niños en sus primeros dos años de vida sufren algún episodio de diarrea por este virus.

Las bacterias y los parásitos también pueden ser causa, aunque con menos frecuencia, de gastroenteritis infecciosas en niños. Dentro de las causas no infecciosas tenemos las alergias alimentarias (como la alergia a la proteína de la leche de vaca), trastornos de la digestión o la toma de algunos fármacos.

Las deposiciones en los bebés

La primera deposición del recién nacido recibe el nombre de meconio. Es una sustancia pegajosa, de color negro, que se encuentra en el intestino del bebé durante el embarazo; los bebés suelen expulsarla en las primeras 24-48 horas de vida.

Posteriormente hay unas deposiciones que se llaman de transición, para pasar, hacia el cuarto-séptimo día de vida a las típicas deposiciones de lactante. Es frecuente que, durante las primeras semanas de vida, los bebés, especialmente los alimentados con leche materna, realicen varias deposiciones al día y que éstas sean de poca consistencia. Se debe, en parte, al reflejo gastrocólico: cuando llega comida al estómago se activa el intestino.

Además, los recién nacidos y bebés muy pequeños tienen aún poca fuerza en el ano. Así, es frecuente que durante las primeras semanas de vida los bebés realicen deposición casi tras cada toma e, incluso, durante la misma. Estas deposiciones suelen ser bastante líquidas y con grumos. Los bebés alimentados con biberón, en cambio, suelen realizar menos número de deposiciones al día y de mayor consistencia.

El color de las deposiciones puede ser variable: amarillo mostaza, verde, marrón… Las únicas deposiciones que no son normales son las negras y las blancas, así como las que tienen sangre.

¿Cómo se trata una diarrea? ¿Deben hacer dieta?

La mayoría de las diarreas infecciosas son autolimitadas, es decir, ceden solas. El tratamiento debe ir encaminado a reponer las pérdidas para evitar la deshidratación. Para ello, el mejor líquido es el suero de rehidratación oral, que puede comprarse en farmacias. Tiene una composición muy similar a lo que se pierde en la diarrea. Otros líquidos como Aquarius o preparaciones caseras no son recomendables.

Además de beber suero, los bebés y niños pueden tener una alimentación normal, evitando solamente los alimentos con muchas grasas y/o azúcares. Los lactantes pueden, por supuesto, seguir tomando lactancia materna o biberón a demanda.

En el caso de tomar fórmula artificial, la manera de preparar el biberón no debe cambiar. La comida debe ofrecerse sin forzar y respetando sus señales de saciedad, pues es probable que no quieran comer tanto como habitualmente.

Habitualmente los niños ni necesitan ningún fármaco para cortar o disminuir la diarrea. Sólo en casos muy puntuales de diarrea por bacterias necesitarán tomar antibiótico.

¿Cuáles son los signos de alarma?

Ante una diarrea, debemos estar alerta a posibles signos de deshidratación.

Si nuestro hijo/bebé hace muy poco pis, tiene mucha sed, tiene las mucosas muy secas (boca muy seca, llora sin lágrimas) y/o está muy adormilado, debemos consultar. También si el número de deposiciones es tan elevado que no nos da tiempo a reponer las pérdidas (no puede beber al mismo ritmo que hace deposición).

Si además de la diarrea hay dolor abdominal y éste cada vez es más intenso, continuo y se localiza en el lado derecho, debemos consultar. También si el niño tiene mal estado general, las deposiciones son negras completamente o tienen sangre o si vomita todo lo que le damos por boca.

¿Es necesario realizar alguna prueba complementaria?

La mayoría de casos de diarrea aguda infecciosa son, como hemos dicho, autolimitados y en general no precisan ninguna prueba complementaria. En los casos en los que sospechemos deshidratación sí puede ser necesaria una analítica para comprobar cómo está el azúcar en sangre, los iones...

También realizaremos un cultivo de heces (coprocultivo) si sospechamos causa bacteriana (por ejemplo, en las diarreas con sangre).

En el caso de la diarrea crónica (duración superior a 15 días) así como en algunas diarreas de causa no infecciosa (alergia alimentaria, patología quirúrgica, intolerancia....), sí es habitual que solicitemos pruebas complementarias, que variarán en función de los síntomas y de la sospecha.

¿Puede prevenirse la diarrea?

La diarrea infecciosa puede prevenirse con las medidas de higiene: correcto lavado de manos, limpieza de juguetes y superficies, adecuada manipulación de alimentos... Además, disponemos de dos vacunas frente al Rotavirus, una de las principales causas de diarrea grave infantil. Ambas vacunas se administran de forma oral a partir de las seis semanas de vida y no más tarde de las 12 semanas de vida.

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