Pelvimetría: qué es y por qué está en desuso para decidir el modo de parto

La pelvimetría es una medición que se realiza de los diámetros de la pelvis de la madre, tanto del estrecho superior como del inferior, en relación al diámetro de la cabeza del feto para conocer si existe una posible desproporción que dificulte el parto vaginal, y deba hacerse una cesárea.

La medición se puede realizar mediante examen clínico, rayos X, examen de TC (tomografía computarizada) o IRM (imagen de resonancia magnética).

Sin embargo, es una práctica que ha caído en desuso. Según el manejo actual, "debido al potencial peligro de la exposición a las radiaciones ionizantes, la radiopelvimetría ha sido alejada de la escena para darle paso a la pelvimetría dinámica como es llamado actualmente el manejo activo del trabajo de parto, asumiendo ahora el feto la función del “pelvímetro dinámico”.

¿Qué es la desproporción cefalo-pélvica?

El término desproporción cefalo-pélvica (DCP) o fetopélvica (DFP) se utiliza para describir una disparidad entre las dimensiones de la cabeza fetal y la pelvis materna, lo que se traduce en un ralentecimiento o detención de la dilatación cervical y el descenso de la cabeza fetal a pesar de la presencia de contracciones uterinas adecuadas, lo que impide el parto por vía vaginal.

Es decir, que el parto no prospere porque la cabeza del bebé es demasiado grande y no pueda pasar por el canal de parto debido a la estrechez de la cadera de la madre.

Sin embargo, muchos expertos apuntan a que las auténticas desproporciones cefalo-pélvicas prácticamente no existen, y que el parto no prospere se debe la gran mayoría de las veces a una mala posición del feto u otros factores que interfieran en el parto vaginal.

¿Por qué la pelvimetría se desaconseja?

Una revisión de estudios Cochrane (Pattinson) publicada en marzo 2017 realizada en base a cinco ensayos con 1159 embarazadas encontró que las mujeres que recibieron pelvimetría de rayos X tuvieron más probabilidades de que se les practicara una cesárea. Por tanto, concluye:

No hay evidencia suficiente que apoye el uso de la pelvimetría de rayos X para decidir el modo del parto en mujeres con fetos en presentación cefálica.

En base a la evidencia científica, la OMS en sus Recomendaciones Para los cuidados durante el parto, para una experiencia de parto positiva también señala:

No se recomienda la pelvimetría clínica de rutina en el ingreso para el parto en embarazadas sanas.

La Guía de práctica clínica de atención en el embarazo y puerperio del Ministerio de Sanidad tampoco la recomienda:

Se sugiere no realizar una pelvimetría con la finalidad de valorar la necesidad de cesárea en mujeres con un bebé con presentación cefálica a término.

Pelvimetría dinámica

Dado a que no está recomendada la pelvimetría para decidir si es posible o no el parto vaginal, la postura actual es la de observar cómo progresa el trabajo de parto.

Según explica el Dr Jorge Carvajal en su Manual de Obstetricia y Ginecología:

El concepto de proporcionalidad céfalo-pelviana o feto-pélvica conduce al aforismo obstétrico de que la mejor pelvimetría es la prueba de trabajo de parto. Vale decir, que la compatibilidad de un canal de parto para permitir el paso de un determinado feto no se demuestra necesariamente por medio de pelvimetrías, sino que puede ser necesario valorar, en el caso dado, si el feto puede pasar por ese canal de parto.
Es necesario ser muy cauteloso en la prueba de trabajo de parto, pues un esfuerzo demasiado entusiasta para valorar la compatibilidad feto-pelviana puede conducir a un desastre obstétrico. La prueba de trabajo de parto consiste en observar la dilatación del cuello uterino y el descenso de la presentación, determinado por las contracciones uterinas en un período no mayor de 2 - 4 horas, con dinámica uterina de frecuencia e intensidad suficientes, estrictamente monitorizada y con estricto control de la condición fetal.

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