La relación con nuestra madre y mejores amigos pueden predecir cómo serán nuestras relaciones en la adultez
Es sabido que la crianza y el tipo de apego que tuvimos durante nuestra infancia pueden influir en diversos aspectos de nuestra vida, nuestras relaciones e incluso en nuestra personalidad hasta la adultez.
Las relaciones que tuvimos en nuestra infancia, por ejemplo, ayudan a moldear el tipo de relaciones que tendremos con otras personas en nuestra vida adulta. Y, de acuerdo con un estudio, existe una relación clave que puede predecir el estilo de apego que tendremos en la vida adulta: la que tenemos con nuestra madre.
Así lo ha señalado el estudio de la Universidad de Missouri, publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology, donde el principal descubrimiento es el poderoso y duradero impacto de esa primera persona que nos cuidó y estuvo ahí para nosotros.
"Las personas que se sintieron más cercanas a sus madres y tuvieron menos conflictos con ellas en la infancia tendieron a sentirse más seguras en todas sus relaciones en la edad adulta", dice Keely Dugan, profesora adjunta de psicología de la personalidad social en dicha universidad y autora principal del estudio.
Cómo se realizó la investigación
El estudio tuvo dos partes. En la primera, se le dio seguimiento a 1.346 niños y sus familias en Estados Unidos, desde que eran bebés hasta que cumplieron 15 años, analizando sus relaciones con sus padres, madres y mejores amigos mediante encuestas y observando sus interacciones con ellos.
Posteriormente, 705 de los participantes del estudio original, que entonces tenían entre 26 y 31 años, colaboraron en un estudio de seguimiento en el que se recopilaba información sobre sus relaciones actuales, sus mejores amigos y sus parejas románticas. En esta segunda parte, los investigadores analizaron las asociaciones entre la calidad de las relaciones tempranas y los estilos de apego posteriores en la edad adulta, encontrando varios patrones notables.
La madre y los amigos, bases para las relaciones en la adultez
El resultado más notable del estudio fue el que ya hemos comentado: la relación de una persona con su madre tendía a sentar las bases de su estilo de apego posterior en general, así como de sus enfoques específicos en las relaciones individuales con amigos, parejas románticas y padres.
Por ejemplo, si una persona no tenía una buena relación con su madre -ya sea porque tenían conflictos, no eran cercanos o porque su madre no era amorosa o cálida-, tendía a sentirse más insegura en sus relaciones adultas.
Pero la relación con la madre no es la única que influye en este sentido: también se encontró que los mejores amigos pueden ejercer un impacto considerable. "En general, si tuviste amistades de calidad y te sentiste conectado con tus amigos en la infancia, entonces te sentiste más seguro en tus relaciones románticas y amistades a los 30 años", afirma Dugan.
Los investigadores señalan que, al tratarse de un estudio que abarca décadas, estos resultados son excepcionalmente valiosos para comprender y mostrar cómo las experiencias sociales tempranas afectan la personalidad adulta y las relaciones a futuro.
Sin embargo, aunque es cierto que ambos influyen, esto no significa que estemos condenados al fracaso si no tuvimos una relación cercana con ellos: "Puedes tener una relación no muy buena con tus padres y, aun así, desarrollar un vínculo seguro y saludable con un amigo cercano o una pareja en la edad adulta", explicó Dugan.
Foto de portada | Freepik
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