Bebés modificados genéticamente: qué ha pasado en China y por qué preocupa tanto a todo el mundo

La polémica ha estallado en mil pedazos hiriendo a toda la comunidad científica: los primeros seres humanos modificados genéticamente habrían nacido durante este mes de noviembre. Los expertos no han tardado en elevar sus gritos y condenar el hecho.

Por otro lado, las voces más críticas dudan de que esto sea posible, mientras que los responsables de tal "hazaña", han sido despedidos y condenados por la comunidad. ¿Pero a qué viene tanto revuelo? ¿Cómo se puede modificar la genética de un bebé? ¿Y qué tiene de malo? ¿Y de bueno? Las preguntas no paran de crecer.

¿Qué es un bebé modificado genéticamente?

En las películas de ciencia ficción los seres humanos nacemos "a la carta", con nuestro ADN modificado para ser más fuertes, más listos y mejores. En la comunidad científica, sin embargo, esta realidad es duramente criticada. Sí, hemos dicho realidad, porque según anunciaban hace apenas unos días, un equipo de investigadores chinos ha conseguido llevar a término a los primeros bebés modificados genéticamente.

Según anunciaban, el equipo de He Jiankui ha conseguido el nacimiento exitoso de Lulu y Nana, dos hermanas mellizas cuyo ADN ha sido modificado para ser resistentes al virus del VIH, responsable del sida. Todas nuestras células tienen en su interior un libro de instrucciones llamado ADN, que es igual para todas. Cuando hablamos de bebés modificados genéticamente, queremos decir que ese ADN ha sido alterado para siempre de manera voluntaria.

Lo que han hecho los investigadores chinos es provocar una mutación, un cambio en el ADN, beneficiosa para la célula. Dicha mutación ha modificado un gen llamado CCR5. Los genes son partes del ADN que contienen información concreta e importante. Este gen en particular, cuando presenta una mutación conocida como "delta32", vuelve a la célula inmune al ataque del VIH.

Aunque las dos mellizas recibieron el tratamiento, solo una es, supuestamente, inmune al virus del sida. Para provocar la inmunidad, todas las copias de ese gen, el CCR5, deben tener la mutación delta32. La otra hermana tiene un "mosaico genético", es decir, presenta tanto la mutación delta32 como el gen original, antes de tratar de modificarlo, por lo que no es inmune.

Es importante no confundir esta técnica de modificación genética con la técnica de selección usada en reproducción artificial. Por ejemplo, en España, después de provocar la fecundación de un óvulo, es legal seleccionar un embrión sano después de comprobar que no tienen ninguna enfermedad genética hereditaria (estipulada por la ley). Por el contrario, un bebé modificado ha sufrido un cambio provocado por un tratamiento, de manera que no es una selección, sino un modificación genética voluntaria y dirigida. Dicho tratamiento, en este caso, es CRISPR.

CRISPR, ¿en qué consiste la técnica para modificar genéticamente?

Para modificar a un organismo (como un bebé), se usan varias técnicas. La más puntera, precisa, segura y efectiva se llama CRISPR. Esta, grosso modo, consiste en seleccionar un pedazo de este libro de instrucciones que es el ADN y cortarlo con precisión. Después, se puede "pegar" otro fragmento de ADN en su lugar.

En el caso de las mellizas, los investigadores cortaron el gen CCR5 y lo cambiaron por una copia con la mutación delta32. Esta técnica usa un virus que está diseñado, y no es peligroso, para cambiar todas las células del cuerpo. El virus se inyecta en el embrión, que tiene unas pocas células, en vez de en el bebé adulto. La técnica, CRISPR, es relativamente nueva, aunque muy conocida.

Su uso es cotidiano en los laboratorios de todo el mundo para trabajar con todo tipo de organismos, en investigación. Todavía se está legislando hasta qué punto se puede utilizar en alimentación y productos para los consumidores. Por lo que sabemos, la técnica es del todo segura, pero todavía nos falta más tiempo utilizándola para saber a ciencia cierta que no implica ningún peligro para la salud cuando se emplea para modificar células humanas.

Por otro lado, la decisión de cambiar este gen, el CCR5, se debe a que se sabe que la mutación delta32 es del todo segura. Esto quiere decir que hacer este cambio genético no entraña ningún tipo de riesgo, pero sí un beneficio: que las niñas no contraigan el sida. Este es uno de los genes que, según algunos expertos, podríamos modificar sin miedo a una consecuencia negativa.

Si sabemos que no entraña riesgos, ¿por qué existe un debate ético?

En primer lugar, aunque estamos bastante seguros de que no implica ningún tipo de problema para la salud, las manifestaciones genéticas tienen cierto grado de espontaneidad. Tenemos que estar mucho más seguros de lo que estamos ahora para poder "comercializar" un tratamiento basado en la modificación de nuestros genes con CRISPR.

Supongamos que conseguimos llegar al nivel de seguridad suficiente: sabemos que hay ciertas variantes de genes que pueden ayudar a mejorar al ser humano. ¿Deberíamos introducirlas? Actualmente, en casi todo el mundo, es ilegal modificar genéticamente seres humanos. Una extraña excepción es China, que entre sus vericuetos legales ha permitido hacer ciertas modificaciones, de manera solapada, para tratar el cáncer. Sin embargo, la modificación genética de embriones está totalmente fuera de la ley.

Eso no ha impedido que este equipo haya realizado los experimentos de los que estamos hablando, aunque hay quienes dudan de que sean reales. Por otro lado, la comunidad científica no ha tardado en quejarse por una sencilla razón: la ética. La razón principal de que este tipo de experimentos no sean legales se debe a que éticamente hablando no hay justificación para ellos.

La eugenesia, es decir, la selección voluntaria de características genéticas, es un tema muy delicado. A favor de estas mellizas podríamos hablar de que estamos haciendo un bien sin ningún perjuicio para ellas. ¿Quién elige quién debe recibir el privilegio? ¿Es una cuestión de dinero? ¿De política? ¿Social? Ligar el desarrollo de la humanidad a esta pregunta levanta muchas inquietudes.

En el otro extremo tenemos las quejas, fundadas, de que todavía no dominamos por completo la técnica. El ejemplo está en las mismas mellizas: en una de ellas el tratamiento no ha sido 100% efectivo. ¿Qué más fallos encontraremos a medida que crezcan? ¿Y a medida que hayan más casos? Por el momento, está claro que la edición genética, en humanos, ya está a aquí, y ha llegado para quedarse.

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