Mucho cuidado con las hojas de los pediatras y enfermeras: pueden acabar con la lactancia

Cuando una pareja con un bebé de pocos días acude por primera vez al pediatra y la enfermera suele ir cargada de dudas y allí suele recibir multitud de respuestas y consejos. Con el fin de ponerlo fácil, muchos profesionales entregan hojas a modo de resumen, con los consejos más importantes a tener en cuenta, para evitar aquello de llegar a casa y decir: "¿tú te acuerdas de cómo nos ha dicho que hay que hacerlo?"

Esas hojas tienen mucho poder. Yo mismo doy algunas en la consulta, sobre todo a la hora de dar las pautas de alimentación o de seguridad en casa. El problema es que es las recomendaciones suelen ir cambiando en el tiempo, y en muchos casos ni los pediatras ni las enfermeras se reciclan, ni las hojas cambian. Entonces sucede lo que no debería, que vas en el año 2014 al centro de salud para promover la salud de tu bebé y resolver dudas y sales con una hoja que parece de 1970, con consejos que fácilmente pueden acabar en pocas horas o días con la lactancia materna. Seguid leyendo y veréis dos ejemplos recientes.

Caso nº1: hazlo así, y si te va mal, biberón

Hace unos días vi en Facebook, en el muro del Centro Mímame, de Salamanca, la foto de una de las mencionadas hojas cedida por una de sus clientas, que le fue entregada al irse de alta del hospital, teniendo su bebé 24 horas de vida.

Como podéis leer, se dan apenas dos consejos a la madre, los dos más importantes. El primero, "pondrá el pecho un máximo de diez minutos entre ambos" y el segundo "si precisa complementar con Nidina Premium-1 cada tres horas", seguido de las instrucciones básicas para preparar un biberón.

Sabemos todos, que aquí lo hemos hablado muchas veces, que la lactancia se da a demanda del bebé y que el tiempo que ha de estar al pecho lo determina el bebé, no la madre, ni el padre, ni mucho menos el pediatra o la enfermera con su hoja anticuada. Diez minutos entre ambos pechos es muy probablemente poco tiempo, muy poco, para que un bebé acabe de hacer una toma. Por suerte, menos mal, no dice cuál es la frecuencia de las tomas, aunque lo de las tres horas del biberón puede hacer que las madres hagan caso a esa frecuencia.

¿Qué pasa entonces? Pues que si una madre da el pecho cada 3 horas, 10 minutos como máximo, el bebé se va a quedar con hambre seguro. Si la madre tiene un poco de instinto y dice eso de "este niño tiene hambre, yo le doy más a menudo", arreglado. Si en cambio confía ciegamente en lo que dice en esa hoja y cree que el consejo es correcto, pensará que "no tengo leche suficiente, o no alimenta, y se está quedando con hambre". Entonces pasará a la línea siguiente y, entre las lágrimas de su bebé y su sensación de impotencia, le dirá a su marido que vaya a la farmacia y se traiga una lata de Nidina Premium-1.

Que esa es otra. ¿Por qué Nidina? ¿Por qué no otra? Porque a mí me vienen a ver los comerciales de las diferentes marcas y todos me dicen que la suya es la mejor, así que cuando una madre me pregunta le digo eso mismo: "todos me dicen que la suya es la mejor, así que compra la que te parezca". No somos nadie para casarnos con ninguna marca, así que no debemos hacerlo. No, a menos que haya intereses detrás, que podría haberlos, porque las marcas suelen ofrecer a los pediatras congresos, cursos y cosas similares. Como en todo, queda en manos del pediatra aceptar o no aceptar esas invitaciones, o en sus manos dejarse influir por esas invitaciones (porque conozco a algunos que aprovechan para ir a los congresos y cursos pero luego aconsejan lo que les parece, o nada en concreto).

Caso nº2: regreso al pasado, que tocan Los Beatles

El segundo caso es una hoja que publicaba la pediatra Amalia Arce en Twitter ayer mismo (ella también ha hablado de ello), que se entrega también a las madres de bebés recién nacidos y que es un compendio de sinsentidos, mitos y consejos erróneos. Vamos, que yo no la utilizaría ni para prenderle fuego un día de invierno perdido en una isla, por si en vez de calor me diera frío.

Si os fijáis, dice que "la leche materna es el mejor alimento para el recién nacido. Durante los primeros días del bebé, el horario de las tetadas debe ser flexible, aproximadamente cada 3 horas, y cuando la lactancia está bien establecida puede realizarse cada 4 horas, o sea 6 veces al día". Empieza bien, con lo del horario flexible, pero luego lo vuelve rígido, dando como tiempo ideal unas 3 horas, consejo que luego estropea aún más al decir que cuando todo va bien, se pasa a cada cuatro horas. No, la lactancia es a demanda y, como hemos dicho a menudo, la frecuencia la debe marcar el bebé porque la leche materna se digiere en 90 minutos, una hora y media. ¿Qué demonios hace un bebé la hora y media restante, o las dos horas y media restantes? ¿Pensarán los padres que llora porque tiene cólicos cuando lo único que tiene es hambre?

Entonces la cosa sigue, y empeora:

La técnica es ofrecer ambos pechos (10 minutos) iniciando con el último de la tetada previa. Es importante realizarlo en una postura cómo y relajada. Debe tomarse la precaución de lavar los pechos previamente con agua hervida y una gasa estéril. El bebé debe estar tranquilo entre tomas y progresar desde el 4º día de vida a razón de 25-30 gramos, o sea 200 gramos por semana.

Dice que hay que ofrecer ambos pechos, pero esto es un "depende", hay madres que tienen suficiente dando un pecho y hay madres que sí ofrecen dos. Y depende, no de la madre o el consejo, sino del bebé. Lo de los 10 minutos, pues lo mismo del caso anterior, un absurdo. Y lo de lavar los pechos lo mismo, totalmente desfasado. Yo soy madre, tengo que hacer eso, y casi me dan hasta ganas de dar biberón. No, no hay que hervir agua ni limpiar nada con una gasa estéril. Entonces te dicen que tiene que estar tranquilo entre tomas y ganar 25 a 30 gramos por día, algo que difícilmente logrará un bebé si mama cada 3-4 horas durante 10 minutos. Es decir, ofrecen unos consejos para lograr una ganancia de peso y una tranquilidad en el bebé que difícilmente se darán. Resultado: el fin de la lactancia materna.

Para acabar, como si el consejo fuera de la época de Los Beatles, dice:

Después de cada tetada procurar que realice el eructo; si no se consigue debe colocarse en la cuna boca abajo, con la cabeza ladeada y la cuna ligeramente levantada.

Sorprendente porque no aclara si es unos minutos o si es para que se duerma en esa posición. Hace unos días comentábamos que la tercera parte de los padres pone a dormir a sus bebés en riesgo de muerte súbita, al no ponerlos en la posición correcta, que es boca arriba con la cabeza ladeada. Con consejos así, tiene cierta lógica que los padres acaben por hacerlo mal.

Después del apartado de lactancia materna, en el papel, viene el de lactancia artificial, al que muchas madres que sigan los consejos de lactancia materna llegarán inevitablemente, puesto que "puede iniciarse si después de los primeros días persiste pérdida de peso, llanto excesivo e hipogalactia manifiesta". De nuevo, fijaos qué rápido y con qué poco esfuerzo puede un pediatra y/o una enfermera acabar con una lactancia materna.

Si entregan estos papeles, qué no dirán 'in situ'

Claro, te entregan un papel de estos, como lavándose las manos en plan "no vengas, que el papel lo dice todo" y una madre pues no va. Y si por lo que sea acude, imaginad qué consejos puede llegar a recibir. Los mismos que dice el papel o peores. Así que con estos profesionales, una madre lactante con problemas lo tiene muy difícil para sacar adelante su lactancia. Por suerte hoy en día hay información en muchos otros sitios, ya sea internet, ya sea en los grupos de apoyo, ya sea preguntando a alguna madre que da el pecho que pueda decirle a esa madre que "te están dando consejos que huelen a naftalina". Pero ya se sabe, hay padres que confían ciegamente en el pediatra y que lo que les diga va a misa.

A mí me dieron una hoja parecida hace 2 años, cuando nació Guim. No la recuerdo con claridad, pero también decía cómo preparar el biberón si el niño pasaba hambre y con la teta no tenía suficiente, y añadía que, si tenía gases, le diéramos Blevit Digest, esa infusión que es todo azúcar con un poquitín de manzanilla e hinojo que yo nunca recomendaría porque, ni hace falta, ni me parece el mejor remedio. En el momento no me molestó demasiado porque no íbamos a seguir las indicaciones, pero sí recuerdo sentirme molesto por el "lavado de manos". Algo así como "tú da el pecho, que es lo mejor, y si va mal dale biberón, que es la solución que te daré igualmente si me vienes a ver por un problema tan insignificante".

Me molestó como molestan estas dos hojas comentadas hoy porque muchas mujeres tienen problemas con la lactancia, a veces importantes y a veces de fácil solución, que se resuelven con conocimientos, con paciencia o con información. A veces es tan simple como explicarlo, a veces se observa la toma y te das cuenta de que hay un mal agarre, a veces hay una hipogalactia porque las hormonas de la madre se han "despirulao" y con una analítica lo verificas, a veces... pero claro, para eso has de saber, te tienes que haber reciclado. Si no lo has hecho, pues no te queda otra que entregar una hoja que diga "si no te sale, dale biberón". Una pena. Lo bueno es que los años pasan, cada vez somos más los que hablamos de estas hojas y estos errores y cada vez hay más enfermeras y pediatras dispuestos a ayudar a las madres. ¿Lo malo? Que mientras sigan existiendo estos consejos, muchos niños y muchas madres van a llorar por no lograr una lactancia materna exitosa.

Foto | Thinkstock
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