Cuatro fábulas para niños con moraleja sobre la honestidad y las mentiras

Las fábulas son un valioso recurso literario para hablar con los niños sobre los valores

Las fábulas, como otras formas de narrativa infantil, pueden ayudarnos a explicar ciertos temas o enseñanzas a los niños de una manera sencilla y clara.

Como ya hemos visto anteriormente, éstas pueden enseñarles cosas y valores positivos, pero también pueden ayudarles a identificar comportamientos que deben evitar.

En esta ocasión, compartimos cuatro fábulas para niños con moraleja sobre la honestidad y las mentiras.

Índice de Contenidos (8)

El pastor mentiroso

Imagen | Bebés y Más con DALL·E 3

Un joven pastor, que cuidaba un rebaño de ovejas cerca de una villa, alarmó a los habitantes tres o cuatro veces gritando: 

—¡El lobo, el lobo!

Pero cuando los vecinos llegaban a ayudarle, se reía viendo sus preocupaciones. Pero el lobo, un día, llegó de verdad.

El joven pastor, ahora alarmado él mismo, gritaba lleno de terror:

—¡Por favor, vengan y ayúdenme! ¡El lobo está matando las ovejas!

Pero ya nadie puso atención a sus gritos, y mucho menos pensó en acudir a auxiliarlo. Y el lobo, viendo que no había razón para temer mal alguno, hirió y destrozó a su antojo todo el rebaño.

Moraleja

Esta fábula de Esopo tiene un mensaje muy claro: si decimos muchas mentiras, el día que digamos una verdad nadie nos creerá.

Hermes y el leñador

Imagen | Bebés y Más con DALL·E 3

Un leñador, que a la orilla de un río cortaba leña, perdió su hacha. Sin saber qué hacer, se sentó llorando en la orilla.

Compadecido Hermes de su tristeza, se arrojó al río y volvió con un hacha de oro, preguntando si era esa la que había perdido. Le contestó el leñador que no; volvió Hermes a sumergirse y regresó con una de plata. El leñador otra vez dijo que no era suya, por lo que Hermes se sumergió de nuevo y volvió con el hacha perdida.

Entonces el hombre le dijo que sí era esa la de él. Hermes, seducido por su honradez, le dio las tres hachas.

Al volver con sus compañeros, el leñador contó su aventura. Uno de ellos se propuso conseguir otro tanto. Se dirigió a la orilla del río, lanzó su hacha en la corriente y se sentó luego a llorar.

Entonces Hermes se le apareció también y, conociendo el motivo de su llanto, se arrojó al río y le presentó igualmente un hacha de oro, preguntándole si era la que había perdido. El pícaro, muy contento, exclamó:

—¡Sí, esa es! 

Pero el dios horrorizado por su desvergüenza, no solo se quedó con el hacha de oro, sino que además no le devolvió la suya.

Moraleja

Mentir para obtener un beneficio propio siempre tendrá alguna consecuencia, especialmente si la otra persona ya conoce o se entera de la verdad.

El lobo con piel de oveja

Imagen | Bebés y Más con DALL·E 3

Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor. Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un corral, quedando la puerta asegurada.

Pero en la noche, al buscar el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.

Moraleja

Esta fábula nos deja un mensaje muy directo: mentir o engañar para aprovecharnos de otros puede traer muy malas consecuencias para nosotros.

La zorra y el leñador

Imagen | Bebés y Más con DALL·E 3

Una zorra estaba siento perseguida por unos cazadores cuando llegó al sitio de un leñador y le suplicó que la escondiera. El hombre le aconsejó que ingresara a su cabaña. Casi de inmediaro llegaron los cazadores, y le preguntaron al leñador si había visto a la zorra.

El leñador, con la voz, les dijo que no, pero con su mano disimuladamente señalaba la cabaña donde se escondía. Los cazadores no entendieron las señas de mano y se confiaron sólo en lo dicho con la palabra. La zorra, al verlos irse, salió silenciosa, sin decir nada al leñador.

Le reprochó el leñador por qué, a pesar de salvarla, no le daba las gracias, a lo que la zorra le contestó:

—Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo.

Moraleja

Si queremos que la gente crea y confíe en nosotros, debemos ser congruentes entre lo que decimos y lo que hacemos.

Foto de portada | Mart Production en Pexels

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