Sus compañeros de trabajo le cedieron sus vacaciones para que pudiera tener 350 días para cuidar de su hija con cáncer

No sé vosotros, pero yo tengo en Facebook mucha gente haciendo un gran trabajo intentando despertar conciencias, enlazando a noticias bastante increíbles y espeluznantes, y eso hace que poco a poco vaya perdiendo la fe en la humanidad. Por suerte, de vez en cuando, aparece tímida, entre todas, una historia que te llena de golpe, que te emociona y que te hace pensar que aún queda esperanza para nosotros, porque aún existe la gente buena.

Hablo de la historia de Jonathan Dupré y la de sus compañeros de trabajo, que se volcaron para ayudarle al enterarse de que su hija tiene cáncer y le cedieron sus vacaciones para que pudiera estar 350 días cuidándola.

El terrible diagnóstico de Naëlle

Naëlle es la hija de Jonathan y Marine. Tiene cinco años de edad y en diciembre del año pasado, en el 2014, recibió el terrible diagnóstico. Vieron que tenía cáncer de riñón y fue operada enseguida para extirparle un tumor de 13 centímetros de tamaño.

Tras la operación, la niña tuvo que empezar a hacer tratamiento para tratar de vencer al cáncer y tanto Jonathan como Marine se volcaron para apoyarla, ayudarla e intentar hacérselo todo un poco más fácil. A pesar de que pidió vacaciones, pronto se le acabaron y tuvo que volver al trabajo.

350 días para estar con sus hija

Los compañeros de Jonathan decidieron que su hija le necesitaba más que ellos en el trabajo y se reunieron con el director de la fábrica de cristales donde trabajan para pedir que les permitieran donar sus vacaciones. El director accedió (existe una ley en Francia que permite a los trabajadores ceder sus días de vacaciones a un compañero de trabajo siempre que la directiva de la empresa esté de acuerdo) y entre todos consiguieron reunir un total de 350 días.

El gesto, además, pilló a este padre por sorpresa, que no se lo esperaba. En palabras al diario Le Revéil: "Me enteré por correo y me emocioné mucho. Ahora podré acompañar a mi hija a las pruebas y tratamientos". La niña también tuvo palabras para agradecer lo que los compañeros de su padre habían hecho por él, y por ella: "Estoy muy contenta de que papá pueda quedarse en casa conmigo".

Bravo por Jonathan, por ser un padre tan implicado en el cuidado de su hija enferma y bravo por sus compañeros de trabajo. Seguro que todos y cada uno de ellos tienen también familia, e hijos, y están todos deseando que papá se coja unas vacaciones para pasar tiempo juntos y a pesar de ello, decidieron que quien más lo necesitaba era él, su amigo y compañero, porque así podría estar con la "cosita" más importante de su vida, su hija.

Vía | La Voz de Galicia
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