En España se consolida la tendencia del hijo único: tres de cada diez españoles crecerán sin hermanos

‘Si no se abordan con éxito los problemas del paro, la precariedad laboral, la conciliación laboral y familiar, y las desigualdades de género, el pronóstico es simple: la tasa de fecundidad muy baja se mantendrá indefinidamente’. Únicamente si se redefinen las responsabilidades privadas y colectivas, o, dicho de otro modo, se redistribuyen los costes de los hijos entre familia, sociedad y Estado, y también equitativamente entre ambos progenitores, es probable que la diferencia entre el número de hijos deseados y reales vaya reduciéndose.

Lo que acabáis de leer forma parte de las conclusiones del Informe en el que La Caixa analiza las peculiaridades de la tardía y baja natalidad en España. Y es que se ha consolidado la tendencia del hijo único, porque tres de cada diez españoles crecen sin hermanos

Me gusta que se hable de ‘diferencia entre número de hijos deseados y reales’, aunque para muchos padres y madres sea doloroso reconocer que querrían más hijos de los que tienen. Y en cuanto a nuestra situación como país, cabe resaltar que España está a la cola de Europa en natalidad (1,3 hijos por mujer, de media); eso sí, a diferencia de países con tasas similares de natalidad (Italia o Alemania), muy pocas españolas optan por no tener hijos. Si miramos atrás nos damos cuenta de que hace pocas décadas las familias eran más numerosas, pero no es sólo una impresión nuestra porque En España, la progresión al segundo y al tercer hijo ha pasado a ser cada vez menos frecuente. Entre las mujeres que tenían un hijo, solo el 68 % pasaron a tener el segundo, y entre las que tenían dos, apenas el 21 % pasaron a tener el tercero.

En algunos países, como Suecia, el número de hijos ha sido sorprendentemente estable para todas las generaciones nacidas en el siglo XX. En España, en cambio, mientras que las mujeres nacidas en 1900 tuvieron una media de 3,4 hijos, las nacidas en 1965 — la última generación que había completado su ciclo reproductivo en 2011 — tuvieron una media de 1,6 hijos a lo largo de su vida. Además, una previsión reciente apunta que el número final de hijos de la generación de españolas nacidas en 1975 seguirá siendo muy bajo (1,4 hijos).

¿Por qué se mantiene y consolida la tendencia de tener sólo un hijo?

Maternidad tardía

La edad en la que se concentran más nacimientos se sitúa en 32-34 años, y los nacimientos entre las mujeres mayores de 35 años ahora representan el 18 % del total. Aunque la tasa de fecundidad de las mujeres de más de 40 años sigue siendo baja, la proporción de primeros nacimientos de madres de más de 40 años se ha multiplicado por más de 4: del 0,9 % en 1996 ha pasado al 3,9 % en 2011.

El aplazamiento de la maternidad fue un fenómeno inicialmente encabezado por las mujeres de alto nivel educativo. Pero en España el retraso se ha extendido a todos los estratos sociales y es cada vez más generalizado: en 2010, la edad media del nacimiento del primer hijo era de 32,9 años para las mujeres con estudios universitarios, de 30,8 para las que habían completado el segundo ciclo de estudios secundarios y de 28,2 para las que tenían el primer ciclo.

¿Cómo afecta la vida laboral de los padres?

La incorporación de la mujer ha ido acompañada de un descenso continuo de la fecundidad por la difícil conciliación de roles laborales y familiares; pero en la última década, esta tendencia se había visto frenada, por que el hecho de contar con dos sueldos en casa también facilitó ampliar la familia. De hecho, en países con la natalidad más elevada también lo es la tasa de participación laboral femenina. En 2012, el 51 % de las mujeres españolas entre 16 y 64 años trabajaba, en comparación con el 60 % en Francia, el 65 % en el Reino Unido, el 68 % en Alemania y el 72 % en Suecia (Eurostat, 2013).

Sin embargo, la difícil situación económica y unos niveles de paro que se han disparado en los últimos años, pasando del 17 % en los años ochenta al 26 % en 2013, y que han afectado especialmente a los adultos jóvenes, han provocado un nuevo factor de riesgo en la maternidad. El hecho de que uno o ambos miembros de una pareja esté en el paro contribuye actualmente a frenar la natalidad

Pero las mujeres que trabajan tampoco lo tienen fácil porque se mantienen las dificultades de conciliación de la vida familiar y laboral en las familias donde los dos miembros de la pareja trabajan. En este sector se encuentran las mujeres con estudios universitarios, un tercio de la población femenina total, que, contrariamente a la creencia habitual, es un colectivo crucial para el índice de natalidad de nuestro país, según descubre el informe. Por ello los expertos proponen la puesta en marcha de políticas y recursos para facilitar la maternidad de las mujeres trabajadoras.

El informe también nos aclara que el comportamiento de las parejas de hecho en materia de fecundidad es similar a las de derecho, puesto que la cohabitación ya es opción de emparejamiento muy común. Así, la natalidad entre familias cohabitantes supone el 23 por cien de todos los nacimientos.

Entre las conclusiones los expertos indican que los hijos deberían ser reconocidos como un bien social y, por lo tanto, los costes de tenerlos deberían ser compartidos por todos. Independientemente de si se tienen hijos o no, los autores del estudio consideran que todo el mundo sale ganando si los niños y niñas de una determinada sociedad crecen sanos, bien alimentados y con una buena educación, porque no hay que olvidar que los niños de hoy pagarán las pensiones de mañana.

Se han identificado una serie de políticas públicas con una influencia positiva en la fecundidad, en torno a las cuales existe un amplio consenso entre los demógrafos: políticas de conciliación de la vida familiar y laboral (duración y organización de la jornada laboral, flexibilidad horaria y condiciones laborales), políticas de bienestar (priorizando la inversión en escuelas infantiles de 0 a 3 años) y políticas que impulsen la igualdad de género. Es importante reconocer que el compromiso de las mujeres con su formación y con su trayectoria profesional es irreversible, por lo que la sociedad debe adaptarse a dicha realidad.

Analizando otros países, se detectan dos posibles vías para que las tasas de fecundidad sean moderadamente elevadas: el modelo nórdico, basado en el apoyo público a la familia de doble sueldo y políticas favorables a la familia que faciliten la conciliación de trabajo y vida familiar para madres y padres, y el modelo anglosajón, basado en la persistencia de nichos de alta fecundidad, que en España, como demuestra el estudio, prácticamente no existen

Para finalizar, sé que las decisiones en cuánto a a qué edad ser padres (algo que en mi opinión racionalizamos quizás en exceso), y qué número de hijos tener, corresponden a cada pareja; pero sin duda, los datos que se presentan en este informe están destinados a la reflexión.

Imagen | StacyZ aka Adore_One Vía | Bebés y Más Más Información | La Caixa En Peques y Más | Cuando el hijo único se convierte en hermano mayor, Disminuye la natalidad en 2011 con 468.430 nacimientos de madres residentes en España

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