Dalí consiguió en su infancia una prodigiosa técnica del dibujo sobre la que construyó su universal genialidad

Hace algunos meses escribíamos en Peques y Más sobre la Exposición de Dalí en el Museo de Reina Sofía de Madrid. Como imaginábamos, la exposición fue un completo y total éxito entre el público nacional e internacional con todas las edades representadas entre los 700.000 asistentes. Y es que todos acudieron seducidos por su extraordinaria técnica, su genio inmortal y su capacidad de provocar en toda su obra. Y los niños disfrutaron porque muchos de ellos seguro que han sentido la atracción y la fascinación por Dalí y a algunos les marcará durante toda su vida.

Salvador Dalí y Domenech nació en Figueras en Gerona el 11 de mayo de 1904. Los momentos vividos en su infancia y en su adolescencia le sirvieron de inspiración y de base para las obras que realizó a lo largo de su vida. Y es que desde que era pequeño pasaba los veranos en Cadaqués, un pueblo pesquero que sin duda le llenó de paisajes ricos y hermosos como la llanura del Ampurdán, la costa catalana llena de olivares, los escarpados acantilados y el viento de la tramontana sobre el que recientemente publicaron un vídeo fascinante ligándolo con el surrealismo.

A Dalí su infancia le dio ambición, carácter exhibicionista, deseos caprichosos, demanda de muchos mimos y también la necesidad de llamar permanentemente la atención. Al parecer esta actitud estuvo condicionada por la muerte de su hermano Salvador con dos años de edad y su nacimiento posterior a ese trágico momento. Dalí dijo sobre esto que "a él le quisieron lo justo y a mi me quisieron demasiado". Dalí cuenta que a los seis años quería ser cocinero y que a los siete quería ser Napoleón.

Dalí fue muy precoz en la pintura y el dibujo y nunca chocó con la oposición de su padre, un eminente notario de Figueras con una fuerte personalidad. A los doce años, e inspirado por el pintor impresionista Ramón Pitchot y amigo de la familia, se matriculó en la clase de dibujo de Núñez, un artista académico que influyó en la pintura de Dalí y en la que aprendió a experimentar y a dominar la técnica.

A los trece o catorce años ya practicaba con pinceles y con capas de pintura obteniendo interesantes relieves aunque para conseguir todavía una mayor sensación de profundidad pegó piedras a sus cuadros y luego las pintaba por encima. El padre de Dalí contemplaba atónito los cuadros que representaban atardeceres y en los que las nubes eran guijarros de diferentes tamaños. Al parecer las piedras se despegaban y caían sobre la mesa haciendo decir al padre que "del cielo de nuestro hijo no caen más que piedras". En esta edad, los catorce y quince años, llegó también su descubrimiento y aprendizaje de los clásicos: Velázquez, Goya, El Greco, Durero, Miguel Ángel y Leonardo que presentaba en la sección Los grandes maestros de la pintura dentro de la revista Studium que fundó con unos amigos y que se publicaba en papel de embalar.

Así que creo que toda la base de la extraordinaria obra de Dalí se apoya en su capacidad para saber dibujar, para entender y dominar la técnica, para ser libre de experimentar (en casa y en la escuela). Y también para animarse a crear y a imaginar, a conocer, estudiar y entender a los clásicos para pasárselo estupendamente el resto de su vida viviendo su exhibicionismo y convirtiéndose en un artista universal proclamando:

Cada mañana, cuando me levanto, experimento una exquisita alegría, la alegría de ser Salvador Dalí, y me pregunto entusiasmado: “¿Qué cosas maravillosas logrará hoy este Salvador Dalí?"

Para finalizar este artículo dejo unas palabras dedicadas a Dalí por Fernando Arrabal, otro genio que también merece nuestra atención:

"Dalí, a la edad de seis años, cuando creía ser una niña levantó la piel del agua para ver a un perro durmiendo a la sombra del mar"

En Peques y Más | La exposición de Dalí en el Museo Reina Sofía de Madrid Más información | Suma Cultural Imagen | Lolita

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